“Es imposible ganar un Oscar sin gastar dinero”

La competencia por captar la atención de quienes deciden los destinos del premio mayor de la industria no ha hecho sino acrecentarse: las campañas por el Oscar, que encaran los estudios y productoras para empujar sus películas, son un negocio en sí mismas, según una nota que publica BBC Mundo.

Infobae





“Es como una campaña política: uno quiere la oportunidad de que la gente vea y escuche y, si se logra la atención, la película luego hará lo suyo y sumará votos”, declaró a esa publicación Marian Koltail-Levine, vicepresidenta de filme y marketing de PMK-BNC, una de las empresas más requeridas en Hollywood para la labor de promoción.

Las tácticas que se utilizan tanto en el cine como en la política son las mismas: “hay lobbystas, búsqueda de alianzas, cambios de estrategia según los resultados que arrojen los galardones previos al Oscar, que hacen las veces de las “elecciones primarias. Y, como en política, los analistas coinciden en que es imposible ganar un Oscar sin gastar dinero”, publica BBC Mundo.

“El desafío es lograr que los votantes de la Academia vean el filme. Pero eso lleva tiempo y dinero: lo hacemos con proyecciones y enviando material directamente a los votantes”, contó Koltail-Levine, que este año está involucrada en las campañas de Beasts of the Southern Wild” (“Bestias del sur salvaje”) y “Silver Linings Playbook” (“El lado bueno de las cosas”).

“Hacemos reuniones y fiesta de cocteles para que los votantes se reúnan con los que hacen las películas. Si uno logra humanizar la película, es probable que consiga más votos”, reveló a BBC Mundo el publicista Joshua Jason, que lleva diez años en el negocio y en esta edición representa a dos de los cortos en competencia y a “Frankenweenie”, del director Tim Burton.

“El marketing es tan importante como la calidad propia de la película. Se trata de orquestar toda la campaña, pero con un filme detrás que la soporte”, explicó Santiago Pozo, que fundó la agencia Arenas hace 25 años y actualmente trabaja en la llegada a salas de la película hispana “Bless Me, Última”.

“Lo que ha cambiado mucho en los últimos diez años es la cantidad de actividades que se organizan para los miembros, desde cenas y pases (proyecciones) de la película hasta materiales que sólo los miembros de la academia recibimos”, destacó Pozo.