El País: Maduro declara la guerra “al enemigo interno” con un decreto

El País: Maduro declara la guerra “al enemigo interno” con un decreto

(Foto AVN)

Como el oficial del Ejército que era, tal vez resultó inevitable que Hugo Chávez nombrara sus gestas políticas durante 14 años en el poder con la jerga del cuartel: sus grupos de base electorales eran “batallones” y sus programas de asistencia social, “misiones”. Pero que su sucesor en la presidencia de Venezuela, Nicolás Maduro, un civil exdirigente sindical, busque no sólo preservar ese lenguaje sino hacerlo literal a la hora de conducir la sociedad,parece un despropósito, publica El País de España.

/Caracas/El País

Maduro sigue dando pasos en esa dirección. Este jueves se conocieron los términos del decreto con el que el mandatario venezolano creó el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA), una nueva instancia que anunció el mismo día en que ordenó la expulsión de tres diplomáticos norteamericanos. El CESPPA ha quedado a cargo del excomandante de las Milicias Bolivarianas y oficial de inteligencia Gustavo González López y reporta directamente a la presidencia de la República.





Según el decreto, el nuevo organismo podrá requerir información a cualquier ente estatal o privado y estos estarán obligados a entregarla. Asimismo, tendrá la facultad de determinar qué información pública quedará reservada sin reparar en otros criterios como el derecho de acceso a la información, consagrado en la Constitución vigente pero que el chavismo siempre se ha negado a normar en términos prácticos por ley.

Todas estas prerrogativas le servirán al CESPPA para cumplir su misión principal de monitorear y neutralizar la “actividad enemiga interna y externa”. La providencia por la que se da origen a este ente militarizado se publicó en la Gaceta Oficial del lunes pero paso inadvertida hasta ahora, opacada por otro anuncio en las mismas páginas: la destitución del ministro de Finanzas, Nelson Merentes, como Vicepresidente del Área Económica.

Pareció oportuno, sin embargo, que se conociera justo el mismo día en el que el presidente Maduro confesó que había llamado a la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz –una ficha del oficialismo- para que investigara al diario capitalino 2001 y pidiera para ese tabloide “la mayor pena posible, sea la que esta sea”. El anuncio lo hizo en una alocución transmitida durante su visita a la sede de la Comandancia General del Ejército. Maduro calificó como “cochino y grosero” el titular de primera plana del matutino, que hacía referencia a las filas de automóviles que se hacen en las ciudades de Venezuela para abastecerse de combustible: “La gasolina la echan con gotero”, era el titular, redactado con el estilo propio de un periódico popular. La Fiscal Ortega dejó saber que abriría la investigación bajo la presunción de que la publicación intentaba “crear zozobra y pánico” entre la población.

El martes fue detenido Víctor Hugo Donaire, director de la radioemisora Morros 87.9 FM de San Juan de los Morros, capital del Estado de Guárico, en los llanos centrales de Venezuela. Según reportó el Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela (Ipys Venezuela), la detención se produjo mientras Donaire transmitía en vivo su programa de opinión De Frente. Funcionarios de la policía judicial lo arrestaron, argumentando que el radiodifusor faltaba al respeto a ese cuerpo de seguridad.

El 30 de septiembre, el ente regulador de la televisión, el Conatel, había abierto una investigación contra el canal de información 24 horas Globovisión, en uno de cuyos programas se había informado sobre la escasez de productos de primera necesidad.

Si bien desde el inicio de su gobierno, el pasado mes de abril, Maduro adoptó un léxico de combate, ahora parece especialmente decidido a escalar el conflicto en Venezuela. Desde el sábado pasado asoma medidas inminentes, pero todavía innominadas, para terminar con las guerras “económica” y “mediática” que, según la versión oficial, se libran contra su Gobierno. Este martes, el presidente venezolano pidió además que a la Asamblea Nacional se le concedan poderes extraordinarios para legislar, con el objetivo de transformar la economía, impulsar una nueva ética y, de paso, acabar con la “burguesía parasitaria” en lo que llamó una “revolución dentro de la revolución”.