La guerra contra la caída de los precios del crudo, sin embargo, fue diferente, ya que, aparte de ser su primer conflicto internacional, fue uno en el cual los resultados no podían medirse con palabras, sino con números, números y números.
Y eso es lo que no trae Maduro en sus alforjas, pues los chinos se negaron a darle el “préstamo jumbo” que andaba buscando para darse otro año de buena vida, y en cuanto al petróleo, los precios no solo no subieron, sino que continuaron deprimiéndose más y más.
Todo lo cual no evitó que el presidente “que habla con los pájaros” siguiera “su guerra”, con 80 compinches que lo acompañaron en el viaje, y desde luego que alojándose en hoteles cinco estrellas, recorriendo los íconos del turismo global y participando en brindis, cenas y convites donde no faltaban presidentes, jeques, reyes, príncipes y emperadores.
En otras palabras: que sin duda que la guerra donde ha salido peor parado, pero en la que se divirtió más, pues durante 15 días no oyó hablar de colas, desabastecimiento, inflación y enfermos muriéndose en los hospitales porque no había material médico-quirúrgico.
Lástima que tuviera que regresar, pero olvídense, guerras internacionales es lo que sobra y quién sabe si la próxima no la hace para liberar a Puerto Rico del Imperio. Algo inventará.
@MMalaverM