“En Venezuela no hay quien viva”

“En Venezuela no hay quien viva”

Un hombre se amarra simulando una crucifixión a modo de protesta contra el Gobierno venezolano, en el semáforo de una plaza hoy, miércoles 4 de marzo de 2015, en Caracas (Foto EFE)
Un hombre se amarra simulando una crucifixión a modo de protesta contra el Gobierno venezolano, en el semáforo de una plaza hoy, miércoles 4 de marzo de 2015, en Caracas (Foto EFE)

 

En su programa de televisión semanal, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha confesado que su serie de televisión preferida es la española «Aquí no hay quien viva». Lo que parece un sarcasmo, porque lo que le dicen muchos de sus compatriotas es justamente eso: «En Venezuela no hay quien viva», publica ABC de España.

Por Ludmila Vinogradoff / Corresponsal en Caracas

Esta frase resume el sentir de los venezolanos cuando hoy se cumplen dos años de la muerte de Hugo Chávez. Hoy, Venezuela hace frente a una de las más graves crisis económicas, políticas y sociales de su historia. La inflación se dispara, las tiendas están cada vez más vacías, la inseguridad crece y el descontento social toma las calles. Asomado al abismo, la respuesta de Maduro es aumentar la represión, encarcelar a los líderes opositores, amenazar a quienes aún no ha detenido, autorizar el uso de armas de fuego para disolver las continuas manifestaciones de descontento.





Maduro ha comentado también que «si se lanza» ganaría las elecciones en España y saldría elegido presidente del Gobierno. Lo que es otro sarcasmo porque Maduro también sufre en su país una creciente crisis de liderazgo. Con sus discursos, entre intimidatorios y extravagantes, el mandatario venezolano está demostrando que es mucho mejor «showman» que estadista.

Para buscar una justificación a la crisis e intentar reanimar su liderazgo el sucesor de Chávez acude a su recurso habitual: la denuncia de un supuesto golpe de Estado (a veces en la variante de «magnicidio» contra su vida) cada quince días. En su último programa de televisión, el mandatario venezolano ha acusado esta vez a «ciudadanos de Estados Unidos» de tramar el supuesto golpe contra su Gobierno desglosado en cuatro fases: una «guerra económica», el intento de «saqueo», las protestas de la oposición y, finalmente, el golpe de Estado para derrocar al Ejecutivo.

Datos preocupantes

Los datos económicos de los dos años de Maduro en el poder son peores que los de su antecesor. Según cifras oficiales, la inflación cerró 2014 con un 68% y para este año los pronósticos más moderados hablan de un 120%. El Banco Central aún no ha publicado las últimas cifras, pero el líder opositor Henrique Capriles asegura que la inflación de enero fue de un 10% y febrero podría repetir la misma cifra.

El país importa el 70% de lo que consume mientras que antes de la llegada de Chávez a la presidencia importaba el 30%. La crisis se agudiza porque los ingresos procedentes de la venta de petróleo han caído un 50% y el pago de la deuda externa se llevará alrededor de 11.000 millones de dólares este año. La economía nacional venezolana caerá un 7% del PIB.

La falta de divisas para importar productos básicos ha llevado a Maduro a instaurar el trueque, como en la antigüedad. Está negociando con Trinidad y Tobago importar papel higiénico que pagará con petróleo venezolano. También quiere cambiar petróleo por café y alimentos lácteos con Uruguay, Nicaragua y otros países latinoamericanos.

La vida con Chávez tampoco era fácil. La democracia venezolana se hundió con él. Pero hoy muchos miran aquellos tiempos con nostalgia a la vista de que con Maduro aumentó la escasez de pollo, carne, leche, azúcar, harina de trigo y maíz. Ya no se consiguen cuchillas ni crema para el afeitado, por lo que muchos venezolanos siguen la moda de los barbudos cubanos. Tampoco hay píldoras anticonceptivas ni preservativo. Y para colmo, eliminó la ayuda económica para madres solteras.