Víctor Vielma Molina: Disculpen las molestias

Víctor Vielma Molina: Disculpen las molestias

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I
Desde que me conozco, padres de familia, maestros, monjas y sacerdotes siempre nos amenazaron con el infierno. Ante cualquier travesura nos decían: “Allá te espera el único y universal amo de la maldad, el diablo.” El ahora extinto comandante eterno Hugo Chávez, tal vez, conocía mucho sobre el infierno. Desde la antigüedad, muchas civilizaciones han hablado de ese lugar impreciso, donde todas las almas de los hombres que rompen con la ley divina y humana, van a ser torturadas, eternamente. Gehena lo nombran en el judaísmo; Tártaro, en la mitología griega; inframundo, en otras tantas religiones. En la teología católica es vago referirlo como un lugar; lo reseñan como un Estado de Sufrimiento.

Por lo que sucede en Venezuela, Hugo Chávez, al parecer desconocía lo que era el paraíso; pero, los memoriosos hombres del pueblo suelen especular que: “Tal vez, `El Arañero de Sabaneta´, hipnotizado por Fidel Castro, dijo al pueblo venezolano que la revolución haría de Venezuela un paraíso.” Sí, para ello, solo bastaba un discurso engatusador, una nueva Constitución paradisíaca y vestirse de rojo. Claro, desde Cristóbal Colón, siempre a Venezuela la han visto como un “paraíso terrenal”, pero la revolución, al igual que La Conquista, tenía que apropiarse de la palabra para arruinarlo todo. Pero eso sí, a los usuarios que se quejen del nuevo paraíso, creado por el comandante supremo, hay que decirles que “estamos en transición”. No piensen que los profetas del paraíso venezolano están equivocados. Ni tampoco vayan a creer que la ceguera ideológica los guió a las conocidas rutas del fracaso de Lenin, Stalin, Mao, Kim Il-sum, Ceausescu, Pol Pot y Castro. Mucho menos, que el pensamiento de avanzada pudiera detenerse en los conspicuos concejos de políticos como los del dirigente comunista chino Deng Xiaoping ni siquiera atreverse a oír, lo que el actual Raúl Castro, habla con Barack Obama.





No vamos a cometer el error de la transición de las 15 repúblicas de la URSS que duró 69 años, sin que se consolidara el esperado éxito de los Soviet; menos caer en los brazos de EEUU, como Cuba. No. Aquí siempre estaremos en transición. Pues, para esperar tiempos mejores, los venezolanos siempre hemos sido buenos. Así esperamos a que Juan Vicente Gómez (Revolución Restauradora iniciada por el general Cipriano Castro) y Hugo Chávez (Revolución del Socialismo del siglo XXI, proseguida, por el príncipe y `dinástico´ sucesor, Nicolás Maduro), gobernaran hasta morir, sin importar que violaran los DDHH.

Al parecer, la oposición tiene un mal concepto de lo que es el paraíso y la felicidad. Los rojos dicen: “para sentir el paraíso hay que ser revolucionario.” Parece ser cierto, pues la única manera de ser inmune a la inflación, la escasez, la exclusión, la segregación, la corrupción, la represión, a la cesura contra los medios de comunicación social y la anulación del estado de derecho, es sentirse parte del proceso. Según ellos, el paraíso es sentimiento y decisión revolucionaria. Es por ello que los revolucionarios nos convocan a internalizar que la verdad es monopolio de la revolución. Sí, aunque sientas que te quemas en el infierno, que estas en Estado de Sufrimiento, has de obligarte a sentir que estás en el paraíso. Pero, desde nuestra incapacidad para entender las contradicciones revolucionarias, tenemos que recordarles que la tentación es una cosa y el descontento es otra. No por nada, Adán y Eva fueron echados del paraíso. Pero, de alguna manera, elucubramos, algo les faltaba.

II
El buen corazón revolucionario se dio cuenta que la información hacía sufrir al pueblo y afectaba al paraíso. Por eso se preguntó: ¿para qué necesitamos al ente rector del Sistema Estadístico Nacional conocido como Instituto Nacional de Estadística (INE)? ¿Para qué buscamos información del BCV, de PDVSA y del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas)? ¿Para qué te informamos que la revolución, durante los 16 años que lleva en el poder, despilfarró a la ingente bonanza de más de 800 mil millones de dólares, cifra nunca antes habida por ingresos de renta petrolera, y que además, dilapidó hasta tus tributos? ¿Para qué has de enterarte de la corrupción gubernamental, de la falta de profesionalismo en la administración de bienes y servicios públicos ni del descomunal despilfarro ni de las malas negociaciones con otros países? ¡No, esto hace daño al pueblo! Entonces, ¿para qué los medios de comunicación social privados y la libertad de expresión? Su cierre y censura, de ninguna manera nadie puede pensar que viola derechos. De tal manera, para no causarte preocupaciones y ayudarte, el gobierno revolucionario, secuestró a los Poderes Públicos, a las instituciones y organismos. ¿Para qué te preocupas por la verdad y la información? Siempre será un gran logro revolucionario aniquilar la libertad de prensa para que no te vayas a enfermar de los nervios. Además, ayuda a defender a la revolución de los errores en que puedan incurrir nuestros camaradas funcionarios, nos permite reprimir a la disidencia, a la oposición y a otros enemigos. Tranquilo, la transición es la licencia de la revolución que valida la evolución de la tortura, el estado de sufrimiento y permite evadir responsabilidades. Por eso la revolución se tornó diestra en la ocultación y tiene sus propios medios de comunicación oficiales para lavar tu pensamiento. Pues, al paraíso, también le entró el infierno. Si no recuerden a la pintoresca culebrita que engatusó a Eva.

Nuestros presidentes revolucionarios son originales y únicos. Si los presidentes de otras naciones del mundo piden permiso al Poder Legislativo, para endeudar a su país, ¿para qué nuestros presidentes revolucionarios de la Republica Bolivariana de Venezuela acatan a esta preeminencia constitucional? ¿A quién le importa que la deuda de nuestro país sobrepase los 230 mil millones de dólares? Para eso, nuestros honrados y previsivos ex funcionarios y algunos de los que están en funciones, para salvar a la patria, blanquearon dinero en cuentas personales, la suma de 360 mil millones de dólares, en el Banco Suizo HSBC y el Banco de Andorra. ¿Acaso no es una cantidad superior a la de la deuda total del país? Con eso podemos pagar la Deuda Total y nos queda para pasar la borrascosa crisis actual. Menos ha de importarnos que vendan el petróleo a futuro a China. ¿Para qué nos enteramos de la débil defensa que la revolución hace sobre nuestra soberanía en aguas deltanas y la zona en reclamación de Guayana Esequiva? ¿Para qué te informas de estas cosas? Esto te enferma de disidencia y te pueden echar del paraíso.

¿Para qué te enteras que difaman, reprimen, apresan y torturan a los líderes políticos de la oposición? Ellos se oponen al Socialismo del siglo XXI. En absoluto, la revolución no los apresa. Al contrario, solo les da alojamiento, alimentación, seguridad y los cuida en las cárceles. ¡Las calles son inseguras!
No protestes, no informes ni digas que el pueblo pasa hambre y necesidades. Aunque esto sea verdad. ¡Cállate! Ciertamente, el derecho a huelga es constitucional, pero la revolución prefiere sabotear, reprimir o prohibir la protesta. ¡Esto no es por miedo! A la revolución “no le entra ni coquitos”, tiene el monopolio de las armas y puede acudir a la violencia institucionalizada, cuando mejor le parezca. Eso sí, hay que tener cuidado, los revolucionarios son grandes teóricos de la libertad; pero la praxis los confunde, los hace susceptibles, y pueden reprimir mortalmente, como ha ocurrido desde el 2000 y sucede más, a partir de los acontecimientos del 12 de febrero de 2014. Amigo, pero eso sí, no vayas a pensar que llegamos al oscurantismo ni al incómodo feudalismo de Estado. Estamos en la República Bolivariana de Venezuela, en el 2015 y en revolución. Disculpen las molestias, estamos en transición.

victormvielmam@gmail.com