Es admirable que centenares de miles de personas participaran en este proceso, sin miedo a ser señalados y etiquetados por un gobierno que se ha caracterizado por la segregación y la discriminación de los que cometen el grave delito de oponérseles. El miedo ha desaparecido y las ganas de contribuir con el futuro afloran entre los venezolanos, la sociedad está decidida a cambiar, y es la hora de fijar un rumbo democrático, próspero e indetenible.
Como es natural en un proceso primario, se contó con la participación de las distintas visiones que buscan el poder para materializar sus sueños e ideales. Los que participamos en las primarias hicimos un esfuerzo por que impulsar los que nuestro entender eran los mejores candidatos; desde el oficialismo han intentado tergiversar la pluralidad y convertirla en división. Las diferencias de criterios y estilos siempre existirán en la complejidad de cualquier sistema político en el mundo, pero por sobre esas diferencias siempre estará lo que nos une, el objetivo primordial y conjunto, el rescate de la democracia venezolana, la prosperidad y la seguridad.
Una vez finalizado el proceso, los esfuerzos deben conjugarse para que Venezuela tome un rumbo diferente que nos guíe al éxito. La hora de las aspiraciones personales (muy válidas todas), ha pasado y una vez que el pueblo ha dirimido quienes serán candidatos en donde no hubo consensos, es la hora de ir todos unidos, porque los verdaderos enemigos de los venezolanos están muy bien identificados: la crisis económica, la inseguridad y la corrupción; y es para que Venezuela ya no sufra de estos flagelos que debemos trabajar unidos.
Es momento de salir no solo los partidos, sino los profesionales, la sociedad civil y estudiantes, y promover la sinergia de todos para lograr la articulación de todas las fuerzas políticas en función de la conquista de la patria que construyeron nuestros héroes y heroínas, y no este engaño.