Evidentemente que la razón de más peso es porque son las primeras elecciones a las cuales asiste con una clara opción de triunfo.
He revisado con otros periodistas las distintas encuestas que se publican desde el último semestre de año pasado sobre el tema y todas coinciden que, entre 70 u 80 por ciento, podría ubicarse la ventaja opositora.
Pero, sorprendente, no es lo que piensa la mayoría de los líderes de la MUD y La Salida que, tienden a ser más conservadores y creen que los dígitos reales pueden estar entre el 65 y 70 por ciento.
Pero es mucha ventaja, en una de 15 y en otra de 20 por ciento, suficiente para aplastar a cualquier gobierno, aun descontando la cifra que pueda restar el fraude y las marramucias.
No hay que olvidar, de todas maneras, que faltan cinco meses para las elecciones, 153 días que corren contra Maduro y sus candidatos, puesto que, no se aliviará sino que se agravará la crisis y la razones para aplicarles a sus responsables un voto castigo estarán a flor de piel.
Pero no acaban en diciembre las esperanzas con que la oposición espera por los comicios, pues después del 2015 sigue el 2016, y las elecciones parlamentarias podrían abriles paso a un “referendo revocatorio”.
Evento que, si se celebrara después de un contundente triunfo de la oposición en las parlamentarias, significaría la opción real de interrumpir el malhadado período de Maduro para darle oportunidad a un gobierno que, desde luego. sería de la oposición.
Pero ¿hay posibilidades de que tal calendario electoral se cumpla sin tropiezos y que sus resultados sean para contribuir a cambios fundamentales en la conducción del país?.
Difícil precisarse a tal distancia de diciembre, pero lo que si no deja dudas, es que la política venezolana seguirá deslizándose por arenas movedizas y que, en tal tránsito, puede suceder cualquier cosa.