Desesperanza y supervivencia. Dos sentimientos que encaramos día a día cada uno de los venezolanos, en medio de un huracán de malas decisiones que nos han convertido en el segundo país más violento del mundo, con el peor ranking de crecimiento en América Latina para el año 2015, con un índice de desabastecimiento de alimentos y productos básicos de al menos 75%, pero con unas ganas inmensas de construir progreso. ¡Y en eso estamos trabajando!
Los venezolanos merecemos más. Queremos vivir tranquilos. Caminar por las calles, sin temor a ser asaltados; ir al mercado con la certeza de que vamos a conseguir el arroz, las lentejas, la leche o las sardinas para la cena; tener la libertad para decir lo que pensamos sin correr el riesgo de ir a prisión; ganar un salario que nos permita costear los artículos de primera necesidad, y mucho más.
El sueño es común. Meremos vivir en un país normal; donde nuestras madres consigan pañales, leche y pasta para sus hijos. Donde los pacientes con algún tipo de cáncer no tengan que recurrir a las redes sociales para obtener el tratamiento que necesitan para mejorar su calidad de vida. Una nación donde las familias puedan conversar en paz, con diferencias, pero sin divisiones.
Para muchos es misión imposible, pero la realidad es que el cambio está en cada uno de nosotros. En cada padre de familia, hijo mayor, primo, tío, profesor, chofer, abogado. En cada ama de casa, estudiante y político. ¿La clave? Votar, ganar y recuperar la Asamblea Nacional.
Convirtamos el voto en una gran jornada de protesta contra la ineficiencia y desamor de este gobierno. Alcancemos la mayoría en el Parlamento y abramos la puerta a ese futuro próspero que tanto soñamos.
Retomando el control del Legislativo derrumbaremos la “guarimba institucional” contra quienes pensamos distinto; devolveremos la libertad a los presos políticos; daremos un duro golpe a la impunidad y la corrupción; acabaremos con la escasez de productos básicos, alimentos y medicinas; y estaremos más cerca de ese cambio de Gobierno que tanto implora nuestra golpeada Venezuela.
Sí hay posibilidades de salir de la crisis. Motivación, unión, participación y defensa del voto son las claves.
A votar, a ganar y a defender la Asamblea Nacional a partir del 6 de diciembre. ¡Por Venezuela vale la pena seguir luchando!