Año nuevo, arbolito viejo: Adornos navideños cuestan más de 6 meses de trabajo

Año nuevo, arbolito viejo: Adornos navideños cuestan más de 6 meses de trabajo

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Año nuevo, arbolito viejo. Cecilia Hernández recuerda los tiempos de bonanza. En la cuarta República cambiaba arbolitos de Navidad todos los años. Eso cambió. Si la mujer quisiera hacer lo mismo en 2015 debería gastar 25 mil bolívares por un pino natural. Por eso este martes no llevaba más en sus manos que un par de manteles y guantes pintados de rojo y estampados con renos para agarrar ollas calientes, publica El Carabobeño.

 ¿Y este año cómo va a hacer?





— Pues no montaré arbolito. Utilizaré dos matas de Navidad, las adorno y listo.

— ¿Por qué?

— Todo está carísimo. Mira, aquí llevo estos mantelitos: 600 bolívares cada uno.

Fue todo lo que pudo comprar Cecilia, quien tendrá 70 años. En una tienda por departamento de la avenida Bolívar Norte las mujeres suben hasta el tercer piso. La mayoría pasa minutos recorriendo los pasillos. Toman los adornos, los miran. Pero luego buscan el código de barras. Le acercan hasta el lector de precios, se asombran y los ponen de nuevo donde estaba. Se repite una y otra vez.

Ni siquiera el aviso de 30% de descuento anima a las mujeres, algunas con niños en brazos. Para muchos valencianos las navidades no tendrán olor a nuevo. Todo será reciclado. Comprar adornos, luces y montar un árbol puede ser un lujo para el que se necesitan 6,8 salarios mínimos. Un juego de luces LED puede costar seis mil 290 bolívares.

La Navidad más austera, sin pesebre, podría costar nueva 62 mil 585 bolívares. Por eso ni Cecilia, ni sus hijas, piensan gastar mucho para comprar adornos nuevos. Todo será lo que usaron el año anterior.

En el centro comercial Concepto La Granja de Naguanagua una juguetería se transformó. Ahora venden pinos naturales que se exhiben afuera. El más grande cuesta 35 mil bolívares, o lo que es lo mismo: más de tres meses de trabajo continuo, sin comprar ni un chicle porque descompleta el presupuesto. Ese pino no es eterno: el encargado cuenta que en dos meses se seca.