Julio César Arreaza: Caen los populismos

Julio César Arreaza: Caen los populismos

Vemos emerger, ya era tiempo, una conciencia latinoamericana que perfila un cambio de época y el destierro de los populismos siempre perniciosos con tintes decimonónicos; éstos comienzan a disiparse uno a uno, por efecto dominó, sobresaturados de su propio veneno que es una mezcla de elementos tóxicos brotados de su naturaleza aberrante, mentirosa y autoritaria.

Los populismos atrasados marchan a contrapelo de los nuevos tiempos civilizatorios, porque son inmensamente corruptos, juegan cuadro cerrado con su pequeño entorno del poder, desconociendo a la soberanía popular.

Persiguen a la prensa libre y con una justicia subalterna la castigan por cumplir con su deber de informar y reproducir noticias publicadas en primera plana de la prensa mundial reconocida. Los  populismos con el auxilio de la corrupción inventaron un siniestro sistema paralelo de medios paraoficiales; multimedios sin lectores, ni oyentes ni audiencia.

Dotan a sus conmilitones y familiares de prebendas y pasaportes diplomáticos que se traduce en abuso del poder. Más tarde terminan los implicados cantando sus delitos y los de sus jefes ante la justicia independiente de  países serios.

Los populismos suspenden las garantías constitucionales por ventajismo electoral y los estados de excepción siempre dificultan el libre transcurrir de la vida en las jurisdicciones donde grotescamente se aplican.

Incumplen los mandatos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la que se ordena restablecer señales de televisoras injustamente cerradas y devolver a sus legítimos dueños los bienes que les fueron confiscados.

El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas emitió un informe en el que destaca la alarmante ausencia de independencia e imparcialidad del Poder Judicial venezolano, cuestionando su talante democrático.

La inflación se desboca, las reservas se agotan, mientras el endeudamiento crece y el desabastecimiento es casi total en los regímenes populistas.

Castigan a la iniciativa privada con excesos de controles que acaban arruinando los aparatos productivos nacionales.

En los populismos se puede constatar como el excesivo centralismo extrae fraudulentamente recursos financieros a las regiones.

Suelen establecer una siniestra ecuación de lucha entre amigos y enemigos que causa grietas en las naciones y estragos al final del día entre quienes se quedaron enganchados con la película del odio.

Pero felizmente las democracias siempre serán capaces con su alternancia en el poder de llevar cordura, eficiencia y desarrollo en países gobernados por la locura, la desidia, el resentimiento y el subdesarrollo populistas degradantes.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

@JulioCArreaza

 

 

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