Manuel Corao: En Venezuela, el que se cansa pierde

Manuel Corao: En Venezuela, el que se cansa pierde

thumbnailmanuelcoraoJun2015Esta arenga de Leopoldo López toma mayor vigencia a medida que pasa el tiempo. El titular de la columna para esta semana es fiel reflejo de la actual circunstancia. Bien por vías del Referéndum Revocatorio, renuncia por no haber nacido en Venezuela ni tener otra nacionalidad Nicolás Maduro, una enmienda a la Constitución para reducir el mandato; el país apunta hacia la convivencia ciudadana con fe democrática y en paz.

Quien hoy se encuentra indebidamente entre rejas nunca prometió soluciones mágicas como tampoco logros en corto tiempo por el simple hecho de estar la oposición aglutinada junto al pueblo para realizar cambios en la conducción. Solo seres atrabiliarios sin vocación de historia, están dispuestos a brindar cantos de sirenas, ofertando al vecino súbita riqueza.

Son muchas las personas que escucho quejarse por no haber logrado la oposición venezolana desplazar de Palacio de Miraflores a su inquilino temporal. “Le dimos la mayoría en la Asamblea Nacional a la oposición y Maduro sigue haciendo lo que le da la gana”, escucho.





Por igual, “Diosdado Cabello ya dijo que no hay Referéndum Revocatorio este año que la oposición se tendrá que calar a Maduro”. Por otro lado el parroquiano una vez más lamenta vez la manera tan dubitativa de conducirse las autoridades electorales. “Tibisay Lucena dice que no garantiza se realice la consulta respaldada por miles de firmas. Hasta cuando estas rectoras, caramba? Piden los más vulnerables la intervención de la Fuerza Armada Nacional institucional para poner orden en los desmanes cometidos por funcionarios rojo rojitos: “¿Qué hace el ejército mientras el pueblo pasa hambre sin luz, agua y medicinas? Llenarse los bolsillos”, reclaman con despecho.

Al sufrido hombre de a pie ni la tragedia en Ecuador lo sensibiliza al reclamar les haya donado Maduro a los atribulados andinos, enseres, medicamentos y vituallas de manera inmediata, mientras connacionales residenciados a pocas cuadras de Palacio de Miraflores en Caracas, a diario luego de permanecer bajo el sol hasta catorce horas, al final salen de los abastos sin los alimentos básicos para sí y su entorno familiar.

La prontitud en atender la emergencia de los hermanos ecuatorianos como el abandono de un gobierno rico a sus oriundos es tema de honda preocupación para los organismos internacionales, los cuales analizan la actitud asumida por el funcionario al mando en tierra suramericana. En cuanto al desastre natural provocado por el movimiento telúrico, la solidaridad demostrada es de total encomio, pero en relación al hambre que padecen los venezolanos queda claro que los insumos tan necesitados para ellos están debidamente depositados en algún lugar de la geografía para ser entregados selectivamente a cualquier persona debidamente escogida, menos al nativo.

Desde el punto de vista profesional y ante la indiferencia en la administración de bienes comestibles; insumos hospitalarios; medicinas preventivas y curativas; suministro de servicios públicos, todos ausentes, las autoridades locales persiguen debilitar física y mentalmente a la población para restarle ímpetus de independencia como de superación por esfuerzo propio.

El gobierno se las ingenia para que los ciudadanos con una inflación que tocará según el Fondo Monetario Internacional el 700%, con mínimos salarios en su haber, solo tengan acceso a las provisiones subsidiadas por la intendencia de turno. Esta inferioridad con el tiempo llevará a los estratos sociales de menores ingresos, los cuales numéricamente son mayoría, a ser sumisos ante el mandador. Productos calóricos, insumos farmacéuticos hay en la casa de Simón Bolívar para muchos, menos para los venezolanos.

Este diabólico plan está en marcha. Si bien esta iniciativa está en desarrollo; las más de trecientas manifestaciones de calle al mes, como por igual la aportación electoral de los votantes y el resultado de las consultas en las urnas, demuestran que tal maligna intención comunista está en vías del fracaso.

Si las madres en las colas, dispensarios, abastos, medicaturas no dejan de dar de mamar a sus hijos mientras protestan con voz en cuello, ¿usted se va a cansar ahora, estimado lector?, pregunto.

No deben pedirle al pueblo que salga a la calle para renunciar a Maduro; pídale a su vecino no abandonar la calzada del barrio o urbanización para esconderse en casa.

Director de Venenoticias.

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