¡Cuando se tiene un paciente, se tienen todos los pacientes del mundo!, por Yosmar Poleo

¡Cuando se tiene un paciente, se tienen todos los pacientes del mundo!, por Yosmar Poleo

thumbnailyosmarpoleoHoy cuando la desesperación, la nostalgia  y la tristeza han invadido mi andar, por tu ausencia física padre mío, sólo tu recuerdo me fortalece el espíritu, y el poder comunicarme contigo a través de estas líneas que estoy segura llegarán al firmamento, a ese paraíso celestial donde te encuentras. En medio de las lágrimas que brotan del desconsuelo y la ansiedad, me puse a meditar un poco acerca de cómo sería en estos momentos tu realidad física y anímica, cuando el Cáncer en Venezuela, no sólo es una lastimosa enfermedad, sino que es cuesta arriba conseguir los medicamentos para sobrellevar el dolor de padecerlo, y la crisis hospitalaria que ha mermado en la calidad de los centros privados y públicos, donde aplican Quimioterapia, Radioterapia, y los exámenes constantes para ver el progreso de este mal.

Fue así que en medio de mi desconsuelo, de alguna manera sentí un poco de alivio a esta pena que ha sido difícil superar. Porque me pongo en el lugar de miles de venezolanos que hoy pierden la batalla del Cáncer y de cuantas otras enfermedades, porque hoy es negado el derecho a la vida consagrado en la Constitución Nacional. Ver pacientes en las calles, en camillas y en estado terminal suplicar a las puertas de los hospitales para que les den sus tratamientos, es realmente triste y a la vez indignante, porque tanta indiferencia por parte de un gobierno que ve morir a diario a cientos de pacientes por falta de medicamentos, es realmente un crimen.  No sólo ultrajaron las riquezas y los recursos para cubrir estas necesidades, sino que el cinismo con que afirman que en Venezuela no hay crisis humanitaria, y que por tanto no requerimos apoyo de ningún país, enardece esa sangre tuya que llevo en mis venas, porque yo padecí en carne propia, la tristeza y el dolor que embarga a los familiares de los pacientes con enfermedades terminales. Y hace 18 meses cuando emprendiste tu viaje al cielo, todavía y a pesar de los pesares, conseguimos todos los tratamientos, y aunque ya muchos medicamentos estaban escasos todavía se conseguían, y aun así cuando uno siente que cumplió con el derecho a estar contigo hasta el final, de apoyarte en todas tus quimio y  tus radio, y cuando uno se siente orgullosa por la labor de hija, imagínate como me sentiría en estos momentos, si tu vida se apagara por desidia o por mengua, ante la imposibilidad de poder atenderte médicamente por falta de los insumos.

En este letargo de alguna manera voluntario y viendo pasar causalmente frente a mi a un anciano, en las últimas de su vida, pidiendo limosnas en su gorra anciana como él, para completar para un pan, también pensé como sería para mi, no poder darte los alimentos y proteínas requeridas para paliar los embates de esa cruel enfermedad. Ensure, Sustagen, compotas, suplementos alimenticios y esa alimentación especial para darte un poquito de calidad de vida en medio de la agonía de la muerte.





Aunado a esto también reflexioné cómo sería tu apreciación acerca de esta grave crisis que estamos atravesando, y sí soportarías el tema de la escasez, de la inflación, del desabastecimiento, de la economía de guerra. Cómo sería tu posición crítica frente a los desmanes y abusos de un gobierno que ha condenado a su pueblo al hambre y a la miseria. Sí antes de marcharte, ya te preocupabas y sentías que la economía iba de mal en peor, porque hacías comparaciones con lo que fueron tus décadas de oro, cuando con un sueldo como linotipista, compraste un apartamento, compraste un carro, criaste a tus cuatro hijos, sostuviste a tu esposa, nos diste viajes, buena alimentación, vestidos, y todos esos antojos en los que nos complacías.

Padre mío, creo que no hubieses resistido a tanta impunidad y a tanta depravación económica, y lo peor a tanta desfachatez de un gobierno que llamándose revolucionario, ha acelerado la muerte a pacientes que como tu, requerían el amor, el apoyo incondicional y la manutención de su patria.

“Cuando se tiene un hijo, se tienen todos los hijos del mundo”, dijo el gran Andrés Eloy Blanco, yo sólo le agregaría, que cuando se ha tenido un familiar tan amado y entrañable con una enfermedad como el Cáncer, cada paciente con esta enfermedad y cada agonía de él y sus familiares, las haces tuyas, porque es imposible no condolerse por hermanos que como tú afrontan este golpe bajo de la vida.

Muy a pesar y con mucha tristeza, debo concluir que los tiempos de Dios son perfectos y que quizá ese arrebato cruel y sin permiso que la vida nos hizo, al llevarte de este mundo sin preguntarnos, de alguna manera, fue lo mejor que pudo pasar dentro de todo lo malo que significó tu muerte. No obstante, el alivio de saber de que no moriste de mengua y que recibiste toda la atención requerida para tu bien morir, me fortalece el alma, y despeja el vidrio empañado de tristeza y desolación.

No obstante, esto me da fuerzas para exigir a Nicolás Maduro que se sensibilice ante la cruel realidad que viven nuestros pacientes, y que ordene de una vez por todas,  la ayuda humanitaria tan requerida por nuestros hermanos y hermanas. Si bien es difícil llevar una enfermedad terminal a cuestas, más triste es morir por desidia y falta de atención. Humanidad y menos agresividad, acción y menos retórica, estas enfermedades no esperan por diálogo, ni por revocatorio, ni por elecciones. Ya, es el término que debe emplearse para salvar los cientos de vida que están en riesgo en nuestro país.

 

Yosmar Poleo

Periodista

Community Manager

#Doliente de mi país