Venta de harina generó disturbios en Puerto La Cruz

Venta de harina generó disturbios en Puerto La Cruz

(foto Rafael Delgado)
(foto Rafael Delgado)

 

Carolina Reinales tiene unos cinco meses de embarazo y trabaja alquilando teléfonos en la avenida Principal del sector La Caraqueña de Pozuelos, en Puerto La Cruz. Así lo reseña eltiempo.com.ve / Emely Arenas C.

La mañana de ayer tuvo que usar la mesa para resguardarse de las piedras y los perdigones que formaron parte de la “guerra campal” que protagonizaron policías y compradores.





Según contó, la situación o tuvo lugar generó luego que un funcionario de la Policía del estado Anzoátegui (Polianzoátegui) agrediera con un rolo a una mujer que hacía cola para comprar harina en un comercio chino.

“El policía le pegó con una palo en la cabeza a un mujer. Otra intentó defenderla, pero también la golpeó y se la llevaron detenida”.

Al parecer, la actuación del funcionario motivó la reacción de los compradores, quienes ya se encontraban alterados porque la mercancía se había terminado.

Otra versión indica que los usuarios arremetieron contra un oficial de la Policía Municipal de Sotillo (Polisotillo) cuando salió del local cargando cuatro paquetes de harina, pese a que a los compradores se les había negado el producto.
Supuestamente, la comunidad enardecida golpeó al efectivo e intentó lincharlo, pero fue rescatado por sus compañeros.

Reinales relató que mientras intentaba protegerse, logró ver cómo otra mujer quedó atrapada en medio del gas lacrimógeno. “La muchacha terminó convulsionando y se la llevaron casi muerta”, relató.

Intento de saqueo

Juan Martínez también fue testigo de la escena. Contó que en medio del desespero, varios hombres intentaron saquear un camión que pasaba por la avenida Principal de La Caraqueña.

Sin embargo, no lograron su objetivo porque el chofer del vehículo y sus ayudantes defendieron la carga. “Sólo llevaban papelón. Apenas le quitaron como unos 10”, calculó.

El hombre aseguró que los disturbios dejaron, al menos, tres personas heridas, sin contar a dos señoras de la tercera edad que terminaron desmayadas por el gas lacrimógeno.