“El motor es nuestra lucha”, por Judith Sukerman

“El motor es nuestra lucha”, por Judith Sukerman

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Quienes amamos a nuestros hijos, sabemos sin exageración alguna que somos capaces de dar la vida por ellos. Es ese quizás el amor más puro, el infinito, el que nada puede hacer que se quiebre. Hoy, la vida de nuestros hijos está permanentemente amenazada, y parece que nos llegó la hora de enfrentar seriamente esas amenazas y luchar por su futuro, sus oportunidades y su vida.

Por Judith Sukerman / @judithsukerman





El hambre, la miseria, la delincuencia, la escasez. la inflación, la represión, el desaliento, en que la revolución ha sumido al país, nos obliga a actuar, como lo hicieron en el pasado nuestros libertadores, a quienes llamamos, precisamente, “padres de la patria”, mediante sacrificios, con un gran derroche de valentía, arriesgando y hasta entregando sus vidas para dejarnos una patria libre y soberana.

El jueves de esta semana, se dará una batalla más de esta lucha democrática y pacífica que llevamos los venezolanos de bien, contra quienes, con el monopolio de las armas, secuestraron y hundieron en la miseria y el despotismo a nuestra amada Venezuela y que pone en peligro la alimentación, la seguridad, la salud y el porvenir de nuestros hijos. Está claro que bajo este régimen, no habrá un futuro promisor para ellos.

Los niños que están muriendo en nuestros hospitales por falta de medicinas, los que mueren de desnutrición, o aquellos que fallecen víctimas de la delincuencia, no son los de una determinada ideología partidista, son solo criaturas inocentes, a las que se les extinguen las ilusiones. Cuando en las comunidades una mamá nos dice con lágrimas en sus ojos que sus hijos comen solo una vez al día, cuando comen o cuando ruega por una oportunidad para su hijo, al que el país le cierra todas las puertas, cuando nos topamos con niños hurgando entre bolsas de basura, buscando algo para comer, es inevitable no pensar en el poema “Los hijos infinitos” de Andrés Eloy Blanco: “Cuando se tiene un hijo, se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera…”

Usemos ese amor infinito y este sentimiento de amparo por lo que nos es realmente importante, para defender a Venezuela y con ella el destino de nuestros hijos.

¡Nos vemos en caracas este 1 de Septiembre!

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