Juan José Moreno A.: Pueblo y Constitución las únicas armas de la oposición

Juan José Moreno A.: Pueblo y Constitución las únicas armas de la oposición

En otra de sus truculentas manipulaciones de opinión pública a las que nos tienen sometidos, voceros del régimen se empeñan en hacerle creer al país que la oposición carece de liderazgo para provocar la caída del gobierno por la presunta debilidad e incapacidad de los principales partidos que la representan.

Por Juan José Moreno A. / @JJMorenoA

Como lo hemos venido afirmando, se trata esta de una de las tantas mentiras piadosas que el oficialismo ha venido propalando, con la vana intención de mostrar como un conglomerado golpista a la mayor fuerza política de la nación, que hoy día congrega la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Pero sus argumentos se vuelven en su contra, pues los hechos revelan que para que se produzca el cambio que Venezuela requiere, no es ni siquiera preciso que los partidos de la unidad democrática alienten o promuevan por otra vía que no sean la Constitución de la República y las leyes, una situación de conflictividad tan poderosa como para expulsar del poder a sus actuales usufructuarios. Ellos mismos, cual “chacumbele” de la canción, lo están logrando con sus propias acciones.

La gente del régimen tienen 18 años intentando hacer creer, posiblemente a los más desprevenidos, que los partidos de lo que ellos llaman la Cuarta República, y la cual preferimos llamar República Civilista, dividió a la sociedad venezolana entre ricos y pobres; y que ha correspondido, precisamente a ellos los chavistas y ahora a los cuatro “pelagatos” maduristas, empoderar a los pobres e incluso llegan a decir que se les debe atribuir la visibilización de los pobres.

En primer lugar, debemos advertir que la pobreza es un fenómeno social que se manifiesta en la gran mayoría de los países del mundo, y es un hecho que está directamente relacionado con las oportunidades que se brindan a la población para participar en los procesos de formación para el trabajo y en la propia capacidad de cada individuo para alcanzar sus metas culturales y profesionales. No se necesita tener amplios conocimientos de la Sociología para entender esta sencilla realidad, como tampoco para ubicarnos en lo que ha sido la historia de los frustrados intentos de implantación de sociedades igualitarias regidas por ideologías comunistas. Dos clases sociales están presentes en los regímenes totalitarios las que aún perduran: una integrada por los usufructuarios del poder, gente de las cúpulas de los partidos gobernantes y militares cómplices y prestados a los manejos dolosos de los tesoros de los Estados, violadores de derechos humanos; la otra por gente del pueblo, muchos seguidores del partido único, y el resto de la población. En esta segunda categoría, si existe una determinante condición social igualitaria: la pobreza generalizada.

Un ejemplo de esta afirmación, sin ir muy lejos, podemos observarla en Cuba. ¿Alguien podría desmentir en estos momentos que en la bella isla del Caribe no está presente una situación como la descrita? Y, más cerca todavía, ¿alguien desconoce que en Venezuela esté ocurriendo exactamente algo igual? Preguntaríamos a los estimados lectores, ¿ha oído usted, por casualidad, hablar de la “boliburguesía”? O, ¿Quiénes son hoy los nuevos ricos venezolanos que tienen millonarias cuentas en dólares en el exterior, especialmente en Estados Unidos, donde a muchos de los cuales les han sido congelados los bienes por su evidentemente turbia procedencia? Y, ojo, últimos comentarios provenientes de EE UU sobre futuras acciones contra funcionarios venezolanos considerados no benditos, apuntan en tal sentido nada menos que contra la más alta jefa del CNE.

Lo que si aceptamos como cierto es que este gobierno ha logrado visibilizar, no a los pobres con la intención que tal propósito pudiera tener, sino a la propia pobreza, de tal manera que la ruina de los venezolanos y su hambre son hoy conocidos en todo el mundo. Las imágenes de venezolanos hurgando en la basura para encontrar algo que comer recorren por todo el continente y mucho más allá. Y precisamente de esta situación visible de crisis, es de donde emerge en estos momentos el detonante de la explosión social que se está incubando en la mente de muchos venezolanos. Por tanto, podemos hoy afirmar, que es el propio pueblo con su carga de frustraciones, de arbitrarias imposiciones, de represión, persecución, de violación de sus derechos humanos y de otros males que, en términos generales, se traducen en la dramática merma de su calidad de vida, se convierten en sí misma en una de las principales armas para lograr el rescate de la democrática.

Pero queda en manos de los partidos democráticos, integrantes o no de la unidad opositora, asumir la responsabilidad de que ese descontento, que se convierte en un acompañamiento a los partidos que lo interpretan, sea canalizado pacífica, cívica y legalmente junto con esa otra arma que nos legó la propia institucionalidad democrática antes de caer en el despeñadero al que hoy es empujada por el régimen, y esa arma es la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Por eso, con estricto apego a ella, concurriremos a ese proceso de referendo que, pese a los obstáculos interpuestos por órdenes expresas del poder objeto del revocatorio, haremos cumplir que el 20 por ciento y más que lograremos correspondan a la circunscripción nacional, porque así lo establece nuestra carta magna, así como el precedente sentado por la Sala Constitucional del TSJ que, en sentencia del 5 de junio de 2002, con motivo del referendo contra Chávez, estableció que el CNE no está facultado para imponer nuevas condiciones no establecidas en la Constitución. Así de sencillo.

Twitter: @JJMorenoA

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