Efraín Rincón Marroquín: ¿Qué más tendrá que pasar?

Efraín Rincón Marroquín: ¿Qué más tendrá que pasar?

thumbnailEfrainRinconMarroquinCon frecuencia expreso convencido que la comunidad internacional se ha sensibilizado significativamente respecto a la crisis de Venezuela, pero la realidad de los hechos pareciera contradecir mi opinión. También estoy convencido que los principales interesados en resolver esta crisis somos los propios venezolanos, aunque la comprensión y participación efectiva del mundo es una ayuda invalorable.

A lo largo de estos últimos meses observamos la preocupación de foros internacionales, de gobiernos democráticos, de personalidades influyentes sobre Venezuela pero, al poco tiempo, esa preocupación se transforma en buenos deseos que no terminan de concretarse en acciones contundentes contra un régimen que asesina a mansalva a millones de venezolanos.

¿Es que acaso la comunidad internacional está esperando el inicio de una guerra civil para actuar? Pues bien, me permito informarle al mundo entero que en Venezuela no estamos librando una guerra convencional como las que suceden en otros confines del mundo. Esta guerra es inédita, porque aunque no estemos en una guerra civil, es tan mortífera y devastadora como la peor de las guerras del planeta. Si la comunidad internacional está esperando que entre hermanos Efraín Rincón Marroquín: ¿Qué más tendrá que pasar?





nos matemos, todavía no es tiempo pero podría faltar poco. Esta es una guerra emprendida por un régimen autoritario, corrupto, incapaz e inmoral en contra de 30 millones de venezolanos que amenaza con destruir las raíces más profundas de nuestra patria.

Es un régimen que libra una guerra contra la libertad y la democracia, al violar flagrantemente la Constitución Nacional y emprender el camino de la dictadura, destruyendo la institucionalidad republicana. No reconoce el poder soberano de la Asamblea Nacional; secuestra las instituciones públicas, convirtiéndolas en serviles de los caprichos y arrebatos que salen de Miraflores y de sus acólitos. Es un régimen que se burla del mandato popular y de los derechos políticos de los venezolanos que clamamos por un cambio político en paz y dentro de la constitución. Ellos prefieren cerrar las puertas del cambio y confinarnos a una pesadilla que nos asesina poco a poco.

La guerra del régimen impide que los venezolanos tengamos comida, alimentos, asistencia médica, servicios públicos; nos niegan el derecho a vivir con dignidad y aprovechar las oportunidades que nos permitan ser una sociedad mejor y más justa. El régimen nos mata de hambre, pobreza y atraso; es asesino de niños y ancianos indefensos ante esta barbarie que los aniquila sin ningún tipo de pudor.

La inseguridad amparada por el régimen se encarga de asesinar a cientos de inocentes cada fin de semana, a cambio de un teléfono, un par de tenis, un carro o una bolsa de comida. Las ametralladoras del régimen son utilizadas por un hampa desbocada que nos mantiene en paranoia total, acabando con el sosiego y la tranquilidad necesarios para vivir con normalidad. Para este régimen la vida de los venezolanos vale tanto como un bolívar fuerte.

Vivimos una guerra económica impulsada por un régimen que profesa un modelo ideológico  troglodita, incapaz y corrupto que impide que la industria nacional se fortalezca para la generación de bienes, servicios y empleos productivos y bien remunerados. Su desvarío es tan demencial que no puede frenar la inflación más alta del mundo, convirtiéndose en el cáncer que nos quita la vida y nos convierte en mendigos profesionales, universitarios y seres con suficiente talento para reconstruir a Venezuela; pero este régimen no le interesa ni un buen presente ni un mejor futuro para los venezolanos.

Este es un régimen que asesina cada día el futuro de la nación. Con lágrimas y con el corazón roto debemos despedir a nuestros hijos, convertidos en inmigrantes porque la revolución les niega el derecho de ser exitosos y prósperos. Es una guerra que amenaza con dejarnos sin el talento necesario para reconstruir un país que va a requerir la fuerza, inteligencia y voluntad de todos, sin las exclusiones y discriminaciones que con tanta lealtad profesa este régimen.

Esta es una guerra que se metió en el alma del pueblo venezolano, cambiando los valores venezolanistas que nos llenaron de profundo orgullo, para transformarnos en una sociedad llena de odios, temores y fracasos. Todavía estamos a tiempo de ser venezolanos de primera calidad.

La de este régimen es una guerra inédita, con resultados más catastróficos que cualquier otra guerra del mundo. La guerrilla colombiana asesinó a 250.000 colombianos en más de 50 años de insurgencia armada; en Venezuela, sin guerrillas ni paramilitares, ya son más de 125.000 venezolanos asesinados en los últimos 18 años. De igual manera, la escasez de alimentos y medicinas no tiene comparación con la experimentada por naciones enfrentadas en guerras civiles.

Ahora pregunto, ¿qué más tiene que pasarnos a los venezolanos para que la comunidad internacional actué efectivamente? No quisiera pensar que su actuación va depender del inicio de una explosión social que nos coloque a las puertas de una guerra civil. Los gobiernos democráticos del mundo tienen la obligación moral y ética de actuar en defensa de los venezolanos y no de un gobierno forajido que desde hace tiempo se quitó el delgado velo democrático. Es hora que el mundo entero se ocupe de Venezuela, porque ya hemos sido testigos de muchas preocupaciones que a la larga nos llenas de vanas ilusiones.

Los venezolanos demócratas, amantes de la libertad y el progreso estamos decididos iniciar el camino del cambio, a pesar del saboteo y tropelías de un régimen agónico pero muy peligroso, pero nos hace falta que los pueblos libres del mundo se unan a nuestro clamor y legitimas exigencias para que juntos podamos rescatar la libertad, la democracia y el progreso de este hermoso país, llamado Venezuela Tierra de Gracia.

Profesor Titular de LUZ

@EfrainRincon17