¿Quién nos ha robado el dinero?, por Willians Ruiz

¿Quién nos ha robado el dinero?, por Willians Ruiz

thumbnailwilliansruizVenezuela atraviesa una severa Hiperinflación, -diagnosticada a tiempo por escasos economistas, dentro de los que me incluyo- a pesar de que “técnicamente” no pareciéramos estarlo. Existe algo más fuerte que un postulado o teoría económica y que no admite replicas milimétricas o porcentuales; esto es el empobrecimiento progresivo de la sociedad y de los tenedores de bolívares, resulta muy difícil decirle al bolsillo que no estás en medio de una hiperinflación, aun más para los que la niegan.

Debe ser una pregunta recurrente entre los venezolanos, ¿Por qué no me alcanza el dinero? ¿Por qué con mi mismo salario no puedo comprar lo mismo o más de lo que compraba el año pasado? ¿Por qué los precios siempre suben y nunca los veo bajar? ¿Por qué el bolívar es una moneda paupérrima en el comercio exterior?

La respuesta a estas preguntas no se encuentran dentro de las explicaciones comúnmente dadas: Es consecuencia de una pérdida de poder adquisitivo de la moneda, producto de un shock externo negativo, inflación de costos. Es producto de una devaluación técnica para otorgarle competitividad al sector exportador. Y la últimamente utilizada: porque somos víctimas de la guerra económica.





El fenómeno inflacionario no es algo nuevo en el país. Es prácticamente una tradición, tal como los procesos de devaluaciones que buscan “corregir” los deterioros de la política monetaria.

Hay dos cosas seguras en Venezuela: Que los precios hoy no serán más bajos que el año pasado y que en el primer trimestre de cada año se acudirá a la devaluación típica de la moneda. Es como si la expoliación a la riqueza de los ciudadanos –tenedores de bolívares- fuera toda una institución y nadie se ocupara de advertirlo.

Esta especie de “institución” solo ha sido criticada por escasos personajes; atrevidos y nadando en contra de la corriente académica han lanzado la advertencia del mal que representa la existencia de una organización que han sido creada con un fin principal: expoliar la riqueza, ahorro, inversión y futuro de los ciudadanos. El Banco Central de Venezuela.

Hay un libro muy interesante e enriquecedor para entender y conocer el tránsito de la moneda venezolana y cómo hemos llegado hasta el día de hoy. Reconozco que la primera vez que lo leí encontré  la respuesta a muchas preguntas que habían rondado mi mente, no solo por la capacidad de aglutinar datos históricos interesantes, sino por la capacidad narrativa de cómo han sucedido los hechos. Con un título sugerente y que puede prestarse para confundirlo con un típico libro de historia de Bolívar, el libro La Segunda Muerte de Bolívar es una magnífica obra para conocer el sin sentido de la política monetaria de Venezuela y la destrucción del poder adquisitivo de los ciudadanos.

Este libro de José Luis Cordeiro en su primera edición (1998) ya representaba entonces una interesante y obligatoria lectura para conocer y entender el funcionamiento de la política monetaria, pero tras los últimos 17 años de gobierno y la destrucción económica producto del Socialismo del Siglo XXI se hizo más que necesaria su actualización y revisión para incorporar los hechos económicos y presentar una interesante propuesta de reforma monetaria.

He tenido el placer y la confianza del autor para participar en la revisión y actualización que ha dado como resultado la nueva edición (2016) de La Segunda Muerte de Bolívar. Debo aprovechar este momento para agradecer públicamente la confianza depositada en mi persona por José Luis Cordeiro a quien considero más que un amigo, un ejemplar científico y académico, siempre adelantado al tiempo presente, ¡un futurista!

En este libro podrán ustedes encontrar el encadenamiento histórico y estadístico de los hechos que han destruido el poder de compra del bolívar –y de los ciudadanos- y fortalecido el poder estatal. Uno de los capítulos más interesantes a mi consideración, es el que trata de cómo la creación propiamente del Banco Central de Venezuela supuso la expoliación inmediata del 50% de oro de todos los tenedores de bolívares. Es decir de inmediato este organismo fue creado para expoliar la riqueza de los ciudadanos y entregarla al Estado, y por si fuera poco este proceso de expoliación continúo hasta llegar finalmente por eliminar todo tipo de convertibilidad del bolívar al oro (1974).

Cuando se eliminó cualquier tipo de convertibilidad al oro, se estableció un Tipo de Cambio Fijo respecto al dólar, el famoso 4,30 Bs/$, -una especie de proxi del patrón oro-. En cierta forma existió una disciplina monetaria media, ya que en ambos casos se requería de previa acumulación (oro, dólar) para poder crear nuevos bolívares. Pero el TCF dejaba mayor espacio para “innovar” en política monetaria y como frecuentemente la economía estaba impactada por shocks externos positivos o negativos que condicionaban el desempeño del PIB. La flexibilidad del TCF dio espacio para que en los momentos de caídas de ingresos los responsables de la política monetaria emitieran más bolívares para financiar el déficit fiscal y mantener las políticas populistas emprendidas en los momentos de altos ingresos.

Pero tal aventurada jugada de imprimir bolívares a corto –deteriorando la paridad del tipo de cambio- esperando que a mediano o largo plazo los precios del petróleo se recuperen y permitieran ingresar más dólares para liquidar el exceso de bolívares, en pocas ocasiones llego a concretarse tan arriesgada jugada, lo que si sucedió es que el gobierno encontró un medio de financiamiento inagotable soportado en la expoliación de la riqueza de los particulares y que con el tiempo el TCF de 4,30 Bs/$ se volvió ridículo, ya que tal paridad estaba completamente deteriorada, tanto que para mantener el costo político de la devaluación sostuvieron el financiamiento del TCF quemando recursos de las Reservas Internacionales hasta que fue inminente su colapso en aquel viernes negro de 1983.

En adelante se eliminó la convertibilidad del bolívar a cualquier tipo de moneda o mercancía, y se dio paso a la política monetaria contemporánea de prueba y error, con cargo siempre al bolsillo de los venezolanos.

No existe todavía el primer político o presidente del Banco Central de Venezuela preso por empobrecer a los ciudadanos y expoliarles la riqueza, el fruto de su trabajo, ahorro e inversión.

En Venezuela se ha experimentado con todo tipo de política monetaria, todas ellas en la IV y en la V República con el mismo resultado: imposibilidad de preservar la fortaleza de la moneda y la estabilidad de precios.

El financiamiento del déficit fiscal con impresión monetaria es una política económica más de cada plan de gobierno, incluso de aquellos que aún no toman el poder. A partir de 1983 se inició un proceso que he llamado la prostitución de la política monetaria, porque sin ninguna consecuencia favorable se han emprendido políticas que solo han traído el deterioro progresivo y acelerado del poder adquisitivo de los ciudadanos y la destrucción del poder de compra externo de la moneda.

Quizás en los últimos 17 años tal destrucción ha sido más evidente y acelerada, a pesar del impresionante flujo de ingresos que se recibió producto de la bonanza petrolera. reciente a pesar de ello en este periodo se ha experimentado la mayor destrucción monetaria del país.

En el 2008 acudimos a un proceso de reconversión monetaria para eliminarle tres ceros a la moneda y facilitar los procesos contables y de manejo de inventario, y “fortalecer” al bolívar. Tal estrategia solo fue un show contable y publicitario. La fortaleza de la moneda no proviene de cuantos ceros le quites o le agregues, está básicamente centrada en la credibilidad que se sustenta en el respaldo real de ese signo monetario en riqueza, a la riqueza que me permite acceder tal moneda en la determinada circunstancia que el tenedor decida cambiarla.

Luego del proceso de reconversión se eliminó tres ceros y se estableció el nuevo cono monetario: Bs. 1 (1.000), Bs. 2 (2.000), Bs. 5 (5.000), Bs. 10 (10.000), Bs. 20 (20.000), Bs. 50 (50.000), Bs. 100 (100.000). -Entre paréntesis previo a la reconversión, no se ha incluido acá las monedas fraccionarias a modo de resumen-.

En medio de tal proceso de ilusión monetaria se continuo con la política de deterioro del nuevo cono monetario y solo faltaron 7 años para que el país se sumergiera en un proceso Hiperinflacionario y el poder de compra del bolívar se encontrara pulverizado. Tal realidad ha llevado a las autoridades del BCV a considerar una nueva emisión monetaria para aliviar el manejo de inventario y el proceso de intercambio. Es importante resaltar que así como la reconversión, esta estrategia carece de poder para frenar el crecimiento inflacionario y el deterioro del poder adquisitivo.

En términos criollos solo evitara que para ir al mercado deje de llevar camiones de monedas para llevar carretas de monedas. No soluciona en nada el proceso inflacionario que es una consecuencia clara del abuso indiscriminado en la creación de liquidez monetaria, la desconfianza acelerada de los tenedores de bolívares en el poder de compra de esta moneda y de las distorsiones profundas en los precios relativos productos de los controles de precios y de cambio.

Recientemente se ha corrido el rumor que el BCV emitirá los nuevos billetes de Bs. 2.000; Bs. 5.000; Bs. 10.000; Bs. 20.000. Es necesario traer al presente el proceso de reconversión (2008) para observar el inmenso deterioro del poder adquisitivo del bolívar. Si devolvemos la reconversión hablamos de Bs. 2.000.000; 5.000.000; 10.000.000; 20.000.000. Unidades monetarias de millones tal como la Alemania Hiperinflacionaria o el propio Zimbabwe.

El gran perdedor en todos estos errores de política monetaria ha sido el ciudadano y los tenedores de bolívares, ya sea en ahorro, inversión, deuda. De manera legal se ha violentado la propiedad privada más directa del ciudadano, el fruto del trabajo, el esfuerzo diario, el sacrificio y el ahorro. El bolívar no tiene vida ni sentido, en el mundo monetario moderno, y no es producto de agentes externos sino de la propia destrucción institucionalizada.

En la Segunda Muerte de Bolívar se incorpora un valioso análisis del proceso de deterioro que ha sufrido la moneda nacional y también se evalúan soluciones a la constante expoliación a la que ha estado sometido el ciudadano por más de 60 años, desde la propia creación del BCV. Una de estas consideraciones y que además he apoyado en conjunto a José Luis Cordeiro es el proceso de Dolarización para la Venezuela. Un proceso que no significa más que el restablecimiento de la propiedad a quien es dueño legítimo de la riqueza y el freno a la expoliación de los ciudadanos. Incluso yo me atrevería ir un paso más allá y suponiendo los males que puede representar la Reserva Federal de U.S –aunque notablemente en menor medida que el BCV- Podríamos impulsar un proyecto de ley que elimine el curso legar y el uso forzoso del bolívar y así acudir a un proceso de libertad y competencia monetaria, donde finalmente la moneda más sólida y confiable es la que prevalecerá sobre el resto.

Les invito a leer La Segunda Muerte de Bolívar para que acudan a un proceso de descubrimiento del fraude y expoliación a la cual hemos sido sometidos los venezolanos y sobre todo para entender que existen salidas a la muerte perenne que supone mantener el bolívar como moneda.