Entrampados y en dictadura por @ovidiolozada

Entrampados y en dictadura por @ovidiolozada

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En Venezuela desde hace ya varios lustros se viene desgarrando a la democracia con acciones de hecho y de “derecho” de corte no convencionales que dejan a su pueblo desamparado ante el mundo mayoritariamente democrático y que con el paso de la modernidad se supone fue creando instrumentos desde los centros de poder mundial para fortalecer, defender y promover por todos los continentes al que se considera el mejor sistema de gobierno.

Desde el mismo momento en que Hugo Chávez y el resto de los comandantes del 4F decidieron aventurarse aquella madrugada para atentar contra la institución democrática y hasta la fecha, ese mismo grupo de actores y especialmente los que se hacen llamar sus hijos o herederos, no han parado en su afán de quitarse de encima toda esa incómoda parafernalia histórica e institucional que llaman democracia.





El objetivo, a veces oculto y otras muy visible, ha sido siempre imponer un régimen que concentre todo el poder político y económico posible en unos pocos llenos de privilegios y muchísimo dinero, con el cliché popular y de altísima pegada comunicacional tercermundista de “revolucionarios”, que como serpientes han podido hipnotizar, cada vez con menos capacidad, a un sector social popular desprovisto de herramientas intelectuales o ansiosos e ilusos esperanzados en obtener un poco de las migajas de aquellos sin el mayor esfuerzo propio.

Lo paradójico de todo este hipócrita y manipulador ejercicio autocrático, militarista, absolutista, centralista, estatista-capitalista y fundamentalmente corrupto, es decir totalmente opuesto a los principios genuinos de la teoría democrática, es que les ha permitido ir avanzando en su plan de mutilación de la democracia desde adentro de la misma democracia venezolana.

Aquella democracia heredada de la generación del 28 y de generaciones políticas posteriores, que con sus aciertos y desaciertos defendieron y entendieron a ese sistema como imperfecto pero como el mejor y siempre perfectible, la fueron deshojando estos supuestos líderes revolucionarios del “por ahora”, valiéndose de la propia infraestructura institucional y desde la misma legislación democrática y electoralista para meterles mano hasta prostituirlas, arrodillarlas o desmantelarlas hasta dejarlas como una especie de plastilina institucional que amoldan a conveniencia de los intereses de ellos mismos, “los poderosos”.

El gran dilema presente es que todos estamos al tanto de estas oscuras intenciones, somos testigos de excepción de sus avances, víctimas de este maligno y mal gobierno, de lo que implica sobrevivir en un país carente de todo y a sabiendas de esto, cuando ya carecemos hoy de la institución del voto y para algunos, dentro de poco, hasta de los partidos políticos o de la tarjeta de la MUD, nos damos cuenta que, a pesar de los inmensos esfuerzos sinceros por detenerlos y cambiarlo todo para bien, pareciera que aramos en el mar, que no avanzamos lo suficiente y cuidado si no, algunos ya tengan rato sintiendo que retrocedemos como país y como democracia. Pregúntele que piensa de esto último a cualquier amigo suyo de los casi 2 millones de compatriotas que han migrado a otros países a probar suerte y espantado de este desastre.

No hay equilibrio de poderes, el TSJ y el CNE descaradamente partidizados e ideologizados.

No hay independencia del BCV, su actual presidente es un obtuso militante del PSUV, ni hablar de la independencia y honorabilidad del anterior.

La FAN se autodenomina chavista y zamorista, reprime a quien disiente o protesta democráticamente y además se llena los bolsillos con el erario público, administrando desde la comida hasta el negocio petrolero.

PDVSA, la otrora gran empresa pública de reconocimiento mundial, ahora convertida en un gran abasto rojo, burocratizada, partidizada y corrompida.

El Parlamento (A.N.), el símbolo de la democracia representativa y de la pluralidad en todas partes del mundo, acá arrinconado, sin posibilidades reales y tangibles de hacer valer sus funciones constitucionales y el mandato popular encomendado. Sin las 2/3 partes electas, con un supuesto y falso desacato y ahora con una Junta Directiva que reconocen como ilegal.

La Universidad pública y autónoma, casi quebrada, en el abandono, ya con un cuerpo docente cansado y mermado y la consecuente baja en la calidad de la educación en todos los niveles.

Con la fuerza productiva, empresarial y comercial controlada, perseguida, algo expropiada y bastante paralizada.

Con una moneda que da lástima aquí y risa fuera de aquí y que para vergüenza de todos lleva por nombre, el apellido del más prominente americano.

Ya no se garantizan ni se respetan los más elementales derechos humanos ni los derechos ciudadanos.

El derecho a la vida, el más vulnerable de todos frente a un Estado incapaz de garantizarlo en el mejor de los casos, porque en el peor hace las veces de victimario o de promotor de la cultura de la violencia.

El derecho a la alimentación y a la salud, solo basta con mirar “por estas calles” para saber por dónde andan, pasando frente a un supermercado, una farmacia o en un centro de salud pública se dará cuenta.

Los Servicios Públicos intermitentes y de muy mala calidad con problemas graves de electricidad, agua potable, internet y ni hablar de la vialidad de este país productor de asfalto, totalmente destrozada.

Lo que si tenemos, y nos jactamos en ello internacionalmente, es que contamos con la cúpula de gobierno más corrupta del planeta, que al conjugarse con la cultura de la violencia imperante arroja un caldo de cultivo inmundo lleno de triquiñuelas, retenciones de pasaportes, pérdida de valores, violencia ciudadana, impunidad, abuso de poder, gente hurgando de la basura para comer… en fin, un país destartalado.

Y así nos fueron quitando uno a uno y poco a poco todos esos pilares de la democracia que nunca los considerábamos, ni los extrañábamos, tal vez porque los disfrutábamos sin asimilarlos uno a uno en su justo valor. Faltan muchos por listar, de los que ya nos arrebataron pero nos faltaría espacio para enumerarlos aquí.

Ya hoy estamos hablando de un país que no tiene el voto garantizado, ese elemento infaltable en cualquier edificio de la democracia, independientemente donde se haya construido, cuándo y en qué contexto cultural. Aquí nos eliminan de un plumazo arbitrario los 2 procesos electorales más importantes del país, en el mismo año y no pasa nada.

Nos robaron de la manera más ruin el Revocatorio Presidencial que nos llevaba inevitablemente al cambio de Jefe de Estado, no había otra posibilidad, y por eso el zarpazo, pero no conforme con esa salida electoral amparada constitucionalmente que la construimos a pulso y saltando obstáculos, nos arrebatan también las elecciones de gobernadores que estaban quieticas, previstas y presupuestadas constitucionalmente para diciembre de 2016, como dictaba la “tradición democrática”, sin más justificación que la derrota segura del oficialismo en todos o casi todos los estados y su consecuente deterioro del poder de influencia a nivel nacional. Y no pasa nada, o pasa muy poco, y cuidado si no a su favor, porque por lo menos tiempo han ganado.

Ayer escuchaba en un prestigioso programa de la poca radio aun independiente, porque este es otro pilar de la democracia debilitado, el de la libertad de expresión, información y de prensa, a una rectora del CNE recientemente reenganchada de manera irregular pero además notoriamente representante de los intereses del gobierno, dar a entender que no solo el voto no está garantizado sino que los partidos políticos, sostén de la democracia, perfectamente pudieran quedar inhabilitados para participar en cualquier elección si no pasan las leoninas y miserables pruebas de la renovación recientemente impuestas por ella y su cohorte, que no se puede hablar de elecciones regionales hasta que esto ocurra con la altísima probabilidad de cancelar unos cuantos partidos de oposición.

No conforme con lo anterior, la rectoría oficialista del CNE asoma abiertamente la posibilidad de sacar del juego a la tarjeta de la MUD, bastión de la Unidad de todos los frentes partidistas opositores y responsable de la mayor paliza electoral dada a la “revolución roja” con la excusa de estar involucrada en la farsa del fraude en la recolección de firmas para convocar el RR por orden de Jorge Rodríguez (que hace las veces de jefe electoral del PSUV y del CNE).

Toda esta discusión se está dando en este momento en el país a la par de ni siquiera contar con 1 solo bolívar para elecciones en el 2017 en el presupuesto del CNE, cuando deberían estar por lo menos 2: las elecciones regionales en deuda y las elecciones municipales que constitucionalmente deberían realizarse en diciembre de este año.

¿Quién garantiza que habrá elecciones?, ¿por qué debemos pensar que el CNE va a respetar el mandato constitucional de convocar las elecciones municipales este 2017 sin presupuesto para ello cuando el mismo no lo respetó para las regionales en diciembre de 2016 con presupuesto para esas?

A la expresión común entre los parlamentarios de la AN en los pasillos del Palacio Legislativo de: “estamos entrampados”, le agregaría… entrampados y en dictadura del siglo XXI! .

Ovidio Lozada
Politólogo y Consultor