Luis Eduardo Martínez: Vía Crusis

Luis Eduardo Martínez: Vía Crusis

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El pasado viernes 7, soy uno más de los muchos que en Maturín hacemos el Vía Crucis, partiendo desde la Iglesia de la Santa Cruz hasta nuestra hermosa Catedral.

El ambiente es de meditación; los sacerdotes a cargo leen pasajes del Evangelio y comentan brevemente, los fieles oramos y cantamos. Mezclados hombres y mujeres de toda edad y condición.





En el recorrido paramos en cada una de las 14 estaciones que se corresponden con los episodios más notables  de la pasión de nuestro Señor Jesucristo en su camino “del Petrorio al Calvario”.

Jesús sentenciado a muerte; cargando con la cruz; cayendo por primera vez bajo el paso de la cruz; encontrándose con su Madre la Virgen María; ayudado por el Cirineo a llevar la cruz; enjugado su rostro por la Verónica; cayendo por segunda vez; consolando a las hijas de Jerusalén; cayendo por tercera vez; despojado de sus vestiduras. Luego Jesús  clavado en la cruz; muriendo en ella; en brazos de su Madre. Finalmente el cadáver de Jesús puesto en el sepulcro.

Un grupo de jóvenes, enfundados con franelas de una de las parroquias participantes y tocados con gorra tricolor, que caminan junto a mí, a baja voz afirman más que me preguntan: “los venezolanos padecemos ahora nuestro propio Vía Crucis, ¿no le parece?”.

Tardo en responder. La inseguridad, el desabastecimiento de alimentos, la falta de medicinas, el empobrecimiento generalizado, las carencias de los servicios públicos, el deterioro de la educación, la quiebra del sistema de salud, la falta de oportunidades para los jóvenes, las violaciones a los derechos humanos, la censura de prensa y las restricciones a la libertad de expresión, el desconocimiento a la voluntad popular con la suspensión de las elecciones, los presos por disentir, los estudiantes muertos y/o encarcelados por participar en marchas pacíficas, la corrupción generalizada, bien pudieran  ser nuestras 14 estaciones y con tal mi respuesta a mis jóvenes compañeros.

Saltó entonces un recuerdo en mi memoria y me veo adolescente, sirviendo de monaguillo a Monseñor Córdova quien para ese entonces era el capellán de la Escuela de Aviación Militar donde mi mamá trabajaba como secretaria. El padre Córdoba –como prefería lo llamaran- me explicóque, a pesar de la usanza,  no eran 14 las estaciones sino 15 y esta última a su entender era la más importante; la  decimoquinta estación “Jesús resucita entre los muertos”.

“Es cierto –les señalo- que el pueblo todo de Venezuela transita su propio Vía Crucis pero es bueno que sepan que tras pasar la décima cuarta estación, que ustedes creen la última, arribaremos  a  la décima quinta que es la de la resurrección, porque no duden que pronto democracia plena, libertad, justicia, prosperidad, cobrarán nueva vida”.

El Papa santo, Juan Pablo II, escribió alguna vez: “Mediante el sufrimiento maduran para el reino de Dios los hombres, envueltos en el misterio de la redención de Cristo” (Salvifici doloris, 21).Ha sufrido mucho nuestra gente pero está próximo el tiempo de la redención.