Víctor Vielma Molin: ANC o patíbulo inconstitucional

Víctor Vielma Molin: ANC o patíbulo inconstitucional

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Nicolás Maduro, como ningún otro gobernante de nuestra historia republicana, ofrece y propicia la mejor oportunidad a naciones, que desde siempre, han querido profanar nuestra soberanía para saquear nuestras riquezas. Si no revisemos los convenios con Cuba, China, Rusia y sus timoratas políticas con Guyana. La oposición se ha opuesto y ha denunciado, con lujo de detalles, cada una de estas situaciones y anormalidades. Así mismo, ha rechazado cualquier intervención extranjera y a toda clase de coloniaje que se arme en contra de los intereses de la nación. Pero hemos de aclarar que el régimen de Nicolás Maduro lleva la carga de una violencia impositiva, actúa con características propias de un gobierno de país invasor y colonizador: está supeditado a las órdenes de La Habana, es arbitrario y usurpador, tiene expías y una Fuerza Armada que parece de ocupación. Reprime, cruentamente, a quien ose oponérsele, le importa poco el hambre y el sufrimiento del pueblo. Además, evita que algunos de sus funcionarios públicos y burócratas sean tocados por la justicia, así sean delincuentes. Prefiere, para con ellos, la impunidad. Y todo, porque la impunidad, por degeneración moral, los sume en seres incondicionales. Si alguno, por alguna razón o remordimiento de conciencia que le impida banalizar el mal y deja de ser consecuente con el gobierno, este lo ataca con guerra difamatoria, le aplica una extraña justicia, tan selectiva como intimidante, tan feroz como degradante. Ejemplos huelgan.

Por ello, un asunto patriótico es oponerse a una intervención militar del gobierno estadounidense, y otro, impedir que el gobierno de Nicolás Maduro use a su espuria Asamblea Nacional Constituyente (ANC) como patíbulo inconstitucional que tiene el objetivo de aniquilar la República, hacer desaparecer la democracia y establecer el totalitarismo. ¿Acaso la Comisión de la Verdad no fue creada por Maduro? ¿Acaso no está compuesta, únicamente, por “constituyentes” afectos al régimen, poseídos de enfoques parciales, empujados por el fanatismo y por conductas vengativas, que reciben órdenes expresas de Maduro, con el propósito de difamar, apresar e inhabilitar políticamente a líderes estudiantiles, sindicalistas, de partidos políticos y de manifestantes que protestan exigiendo pan y libertades democráticas? ¿Por qué esta Comisión de la “Verdad” usa el odio y acusa a la oposición de los crímenes cometidos por los cuerpos represivos del gobierno? ¿Esto es justicia? Por esto y mucho más, el pueblo venezolano jamás abandonará la lucha contra las políticas parciales, infectadas de represión, exclusión, revanchismo y hambre, creadas por Maduro. Porque, por ninguna causa ni en nombre de un gobierno dictatorial ni de otro tipo, jamás deben prosperar esquemas de arrasamiento, exclusión y muerte. Por todos estos antecedentes, Maduro tiene una conducta proclive a la ilegalidad. Crea, sin escrúpulos, todo su ardid inconstitucional, tiende trampas, celadas y realiza purgas para limpiar el camino de oponentes. Esto hace que el Estado pierda sus objetivos esenciales. El filósofo Leopoldo Zea, en: Ensayos sobre filosofía de la historia, dice: “El Estado debe cuidar de que no se rompa el equilibrio que existe entre el individuo y la sociedad; debe cuidar que no se caiga en la anarquía ni en el totalitarismo. Ahora bien, para poder obtenerse este equilibrio es menester una justificación moral.” Pero Maduro destroza el equilibrio y no tiene justificación moral para seguir frente al gobierno. Su parcialidad política, lo hace desconocer, que la verdadera misión de un gobernante es conciliar, crear bienestar y seguridad social con criterio de inclusión cierta en los hechos.