Con tremenda preocupación los Corianos de Coro, vemos como la demagogia y el populismo están matando la esperanza con la hipocresía y la mentira como arma política. Resulta fácil para los publicistas de campañas electorales jugar con las palabras que jamás llegarán a identificarse con los hechos.
En paredes visibles de las avenidas y calles de Coro luce una propaganda de gran colorido: Renace la Esperanza con fulano y sutano. Manoseo descarado al sentimiento de la gente ingenua, manipulación artera, más de lo mismo, captación de votos para seguir conectados al enchufe del poder que les ha beneficiado al máximo, socialismo siglo XXI adaptado al resentimiento que los llevó a salir del nivel de origen de la penuria, que no aceptaban y que hoy les coloca como potentados con riquezas no ganadas con esfuerzo, prebendas de una revolución que sirvió para redimir a un grupo y que más que cambiar las cosas, son ellos y sus familias los que cambiaron de status. Vocean una revolución traicionada por los aprovechadores de siempre, para ostentar y exhibir con desvergüenza. (Valen excepciones notables)
Hablar de Esperanza en ese contexto electoral es una falsía, por cuanto, es la proyección de una dirigencia a la que: “el fin justifica los medios”, promesas de felicidades imposibles con tan nefastos ejemplos de corrupción moral y ética que socava de forma implacable los valores que se remiten a: “si perencejo roba, , por qué no voy a robar yo?, esa es la lección que imparten con sus procederes a la vista de todos y que pisotean los valores inquebrantables del respeto, la honradez, la generosidad, la amistad y la justicia entre otros.
La Esperanza es una virtud, es palabra limpia que no puede empañarla una actitud incorrecta, es una tarea a realizar día a día, una apasionante aventura alentada por la confianza de que algo cambiará a mejor para bien de todos y de que quienes la proclaman reflejan en sus actitudes una decisión mental positiva, dando la cara, no escondidos en la maraña de sus negociados inconfesables, es instalarse en una esperanza viva que enfrenta con coraje los contratiempos y hace que Coro no luzca abandonada convertida en un basurero pestilente, en el que hurgan en las bolsas negras perros y seres humanos buscando comida, innegable imagen, que no admite excusas; Coro sitiada por especuladores mayores y menores que juegan con la necesidad de la gente quienes olímpicamente obligan al Coriano a cumplir sus onerosos requerimientos ante la indiferencia de las autoridades de cualquier signo; el Coriano venido a menos limosnero, pedigüeño, degradado por mafias que no se detienen ante nada, y qué decir de los que aumenta sus arcas con el negocio del efectivo.
La Esperanza que nos alienta, la que inunda nuestro corazón desde siempre capaz de hablar, de revelarse contra la injusticia, agresiva y generosa, dispuesta a recuperar los valores fundamentales de la vida, es Esperanza Viva!
¡Coriano, Despierta y Reacciona!