Rafael Rodríguez Mudarra: Maduro provoca su revocación

Rafael Rodríguez Mudarra: Maduro provoca su revocación

 

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El día  próximo   al 1° de  mayo y en  sus días subsiguientes, se  han suscitados hechos  que han sido objeto de preocupación de los ciudadanos que en forma mayoritaria le presentan resistencia sostenida al autoritarismo  demostrado  por  presidente Maduro, entre los cuales tiene connotación por las consecuencias sobrevenidas  el Decreto ejecutivo correspondiente  al nuevo aumento de salario  de cumplimiento inmediato, con posdata suscrita  para conversar  con los “representantes  de la red de supermercados y abastos “, sobre su obediente y  recta aplicación,

Nicolás Maduro sin punto ni como que pueda alterar su  convincente decisión, hablando en forma categórica;  escuchado por los ciudadanos que desean un cambio en su habitual estado de postración, hizo del conocimiento público  a través  los medios de comunicación, que: “ Yo le he dado un orden  al vicepresidente ejecutivo de la República ( Tareck  El Aissami) para que cite a toda la red  de  supermercado y abastos y  un ultimátum”. Se entiende  que tal ultimátum  sin consideración al lenguaje diplomático, ha de ser estimado  por el ciudadano  necesitado  como una resolución terminante  y definitiva comunicada por escrito, para su cumplimiento insobornable.

No es la primera vez que Nicolás maduro  trata en forma demagógica  permear el sentimiento colectivo de los que padecen de  mengua, hoy mayoría poblacional;  anunciando presidio para los que no cumplieran con el contenido de los decretos promulgados. En el  antepenúltimo aumento amenazó con 24 años de prisión al comerciante que osara no obedecer, para lo cual  no hubo cumplimiento de resultados  acatados por parte de los amenazados, dado evidencia de aumentos en los precios  con remarcación a la vista.

En el aumento  salarial  tercero en lo que va de año, Maduro  de manera   enérgica  ordena  a su segundo de abordo conversar, sin pausa de interrupción  con los supermercados y abastos, para que se evitaran incumplir la  “Ley  sobre Precios Justos” en la aplicación de tan “degradante y  mísero salario”. Salario que a consideración  de muchos al igual que las dadivas que ha venido suscitando, no es más que un recurso de proselitismo electoral, que  ha tenido como resultado  la permanente consumación   degradante de la situación de miseria en una población, que no encuentra cobijo para  las inmensas calamidades que a diario padece; sin  la menor  estima de los que  poseen el disfrute sensual del manejo sin control del erario público.

El decreto Maduro exhibido como conquista de un régimen en picada, al igual que los otros ha empeorado la situación del país, en esta oportunidad con manifiesta postura de omisión  de los que actúan como supervisores del Gobierno.

La bravata  proferida con arrogancia para la imposición  de un salario de no  satisfacción  a la clase trabajadora y a los pensionados de la República, que sin consulta adecuada  hubo de decretarse, ha conformado  una respuesta  de unificación entre los comerciantes en diferentes ramas  del comercio, incluyendo expendedores de la rama farmacéutica; y lo que es más de los mercados municipales, llamados de la soberanía alimentaria, unificándose en carteles  llegándose a acuerdos informarles entre estas  empresas, con el firme propósito  de eliminar la competencia en el mercadeo de medicinas, productos agrícolas, pecuarios, alimentario y de otros  ramos, obteniendo ganancias  ilimitadas  con toda clase de beneficios, encaminados a desarrollar  un control  sobre la producción y distribución de las mercancías,  mediante  pactos ilícitos ( colusión) conformando un mercado  monopolístico  con un inmenso  poder  de especulación y usura, frente a la cual el gobierno ha dejado de hacer; ha consentido en dejar pasar, lo que nos hace pensar que existe aval  para tan  ostensible  y perverso comportamiento, por parte del sector oficial a cuyo cargo se encuentra la protección del consumidor.

Los que dirigen la conocida y burocrática institución SUNDEE, incluyendo al Presidente de la República  se encuentran imputados, como consecuencia de lo que está sucediendo, todo en razón de su incapacidad, para garantizar en función del Gobierno el derecho a la salud, como garantía  a la vida  que constitucionalmente  el estado debe promover, de conformidad con “los tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados por la República”

Como colofón de lo expuesto, sin duda alguna la situación  del desacertado  y autoritario comportamiento de Maduro, fortalece la convicción,  como lo he dicho en diversas oportunidades: que reunió la condición para postularse como presidente de la República; empero  ha demostrado no tenerla para ejercerla, por lo que permitir  su reelección, sería concebir a Venezuela como una República  dividida en dos grupos  totalmente irreconciliables. El uno de conformación fascista  y  militar; de nepotismo  absoluto  gozoso  de riquezas súbitas; que controla los órganos de los poderes públicos; que  tiene mucho más de lo superfluo ; que no permite disidencia;  que se encuentra  al servicio de un cúpula de la más alta burocracia. Y el otro  en pleno estado de miseria,  que  no encuentra  maneras   como sobrevivir; a la vez  que  se les niega la ayuda humanitaria ofrecida  con gestos de máximas  bondades  por instituciones y sociedades  internacionales.  Una población  que migra en busca  de solución a sus problemas, que por desidia de un gobierno autoritario se incrementa y  muere de mengua con similitud  de paria, desposeída de toda clase de protección,  representación de nuestro atraso feudal, que habíamos logrado superar.

La revocatoria presidencial  de Maduro  está  a la vista  por no gozar de consenso en la opinión pública, a lo que se suma  una sentencia  que declara  su  suspensión como presidente de Venezuela,  como su inhabilitación para ejercer cualquier cargo público en el Marco  de la continuación de antejuicio de mérito , con exhortación  a la AN sobre el particular.

Esperar a  que Maduro dimita, es más que  una ocurrencia  propia de “los muchachos.” Pero seguro estamos, que si se conforma una dirigencia unida de verdad, el cambio de régimen se daría de inmediato.  Votar o no votar requiere de unidad formal y dialéctica, sobre la conveniencia de hacerlo o de hacerlo. Nos queda tiempo para  “echarle pichón” a una solución afortunada. Lograrlo  es fundamentalmente patriótico. El pueblo lo implora. Lo necesita. Asumamos  tal obligación en forma  desinteresada. La revocación del mandato de Maduro, es una exigencia para subsistir  ¿Por qué no complacer al legítimo poseedor de la soberanía?

RAFAEL RODRÍGUEZ MUDARRA, abogado, político, presidente de URD