Hugo Chávez manipula desde la muerte

Hugo Chávez manipula desde la muerte

Hugo Chávez, expresidente de Venezuela / Credit Carlos García Rawlins/Reuters

 

La exsecretaria de Estado de Bill Clinton, Madeleine Albright, ha escrito un perfil de Hugo Chávez. Un texto en el que no faltan imprecisiones, omisiones y contradicciones. Juan Luis Cebrián, exdirector de El País, asume que la señora Albright ha querido ser equilibrada con Chávez. Pero cuidado. El libro Fascismo una advertencia puede confundir a incautos. La señora Albright señala que Chávez no fue un fascista y, sin embargo, los elementos que aporta de definición de lo que es un líder fascista, dibujan a Chávez.

Juan Carlos Zapata / ALNavío





De pronto el lector se encuentra con afirmaciones como esta: “La presidencia de Hugo Chávez fue la expresión de una democracia auténtica y al mismo tiempo una amenaza para esta”. ¿Quién lo escribe? Madeleine Albright en su libro Fascismo una advertencia. De pronto la cita confunde. Porque ya se sabe. De democracia auténtica bien poco la de Chávez y en cambio amenaza y destrucción de la misma es la línea de acción del chavismo. Con Chávez, el Poder Judicial, el Poder Electoral, la Asamblea Nacional, el Ministerio Público, la Contraloría General, el Banco Central, todos pasaron a ser dependientes del Ejecutivo. O de Chávez mismo que era todo el poder. ¿No lo sabían en la Casa Blanca de Bill Clinton? ¿En el Departamento de Estado de la señora Albright?

Chávez fue brutal y cruel

Pero el de pronto no es tal, en virtud de que en el capítulo dedicado a Chávez, ‘El presidente vitalicio’, abundan las imprecisiones, omisiones y contradicciones al punto de expresar que Chávez ni fue “un cínico ni un sibilino” y que “nunca identificó la brutalidad con la virilidad”. Por el contrario, Chávez fue cínico y sibilino en el poder, y también brutal y hasta cruel. Que no haya masacrado a los opositores, como recoge la exsecretaria de Estado de Bill Clinton, no significa que no lo haya querido hacer. De hecho, el 11 de abril de 2002, el día de la rebelión cívico-militar que lo echó del poder, impartió la orden tajante de activar el Plan Ávila, a la cual se negaron los jefes militares por cuanto obedecerle se hubiera traducido en una masacre de proporciones gigantescas. Ese día, un grupo de matones emboscó la manifestación con un saldo de varios muertos y los asesinos fueron reivindicados como héroes. Chávez también fue brutal e inclusive cruel en el discurso y en los actos. Con la jueza María Lourdes Afiuni. Con su compadre, el general Raul Isaías Baduel. Con el excandidato presidencial Manuel Rosales. En estos tres ejemplos, Chávez acusó, sentenció y envió a paredón. Chávez fue brutal permitiendo la organización y operatividad de los círculos bolivarianos y los colectivos armados, y cínico al defenderlos y mostrarlos como estructuras hechas para la actividad social y no para sembrar el miedo y el terror y pese a las evidencias de que dispuso, nunca los desarmó, y nunca actuó contra ellos. Chávez fue brutal militarizando el discurso político y dividiendo a la sociedad. Chávez fue brutal pronunciándose por la aniquilación de la oposición a la que veía como enemiga y jamás en calidad de adversario. Chávez fue brutal y cruel pactando con las FARC y el ELN y dándole carta blanca a la Fuerza Bolivariana de Liberación, FBL, con lo que los tres grupos guerrilleros –los dos primeros de Colombia y el tercero de inspiración chavista- actuaron con impunidad en el país, matando, cobrando la vacuna, secuestrando, traficando, sembrando el miedo y el terror entre la población, y matándose y aniquilándose entre sí, protagonizando una guerra por el control de territorios. Chávez fue cruel y brutal, cínico y sibilino, dejando que la guerrilla colombiana avanzara en operaciones de narcotráfico, y con ella los carteles de México, y con ellos todos, la resultante de un Estado cómplice, de un Estado delincuente, arrojando una maraña de relaciones que parió el primer capo de rango internacional, Walid Makled, al que luego Chávez extraditó a Caracas con el fin de silenciarlo porque lo que declaraba en Bogotá a la DEA y al DAS, salpicaba a buena parte del poder chavista, incluyendo al mismo Chávez. Chávez fue brutal porque su gobierno permitió el avance de la violencia con índices y crueldad jamás registrados en el país. Y nada hizo por combatir la inseguridad. Es más, llegó a justificar el acto de robar. Chávez fue brutal en el insulto de sus enemigos, internos y externos. Y en la manera de manejar los dineros públicos: a su antojo. Chávez fue brutal y cruel sembrando odios, dividiendo todo un país.

 

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