Exdiputada de Nicaragua: Daniel Ortega está encerrado y desnudo ante su brutalidad

Exdiputada de Nicaragua: Daniel Ortega está encerrado y desnudo ante su brutalidad

Edipcia Dubón. Foto: @luisficarpediem / Twitter

 

La economista y exdiputada nicaragüense Edipcia Dubón aseguró hoy que el presidente Daniel Ortega “está encerrado y desnudo ante su brutalidad”, al denunciar nuevamente la “represión” del Gobierno en medio de las protestas que sacuden al país desde abril pasado.

Dubón, que fue diputada entre 2012 y 2016, año en que la Corte Suprema la destituyó junto con otros 27 legisladores opositores, habló hoy con Efe tras participar en Guatemala en el “College Freedom Forum”, un foro de análisis sobre los derechos humanos en el mundo.





En el marco de esa reflexión, la exparlamentaria advirtió que hay líderes mundiales que dejaron atrás las promesas o el compromiso y que se volvieron “grupos mafiosos que se han apropiado del poder político, lo que les permite acumular poder económico”.

Para Dubón, entre ellos está el presidente nicaragüense, que, “como los dictadores, se asientan en el poder y tergiversan las leyes para mantenerse” y robustecer su “poder mafioso”.

Nicaragua vive una crisis sociopolítica que comenzó en abril pasado y que ha dejado según organizaciones humanitarias locales e internacionales entre 325 y 528 muertos, mientras que el Ejecutivo cifra en 199 los fallecidos y denuncia un intento de golpe de Estado.

En ese contexto, la también coordinadora del centro de pensamiento Diálogo de Mujeres para la Democracia sostuvo que, pese a que Ortega “inhibió la protesta con una reforma a la legislación que tilda de terroristas a los opositores”, la gente sigue de pie.

Y, a su juicio, ante la presión ciudadana, el factor más importante para el Gobierno es el tiempo. Es el “bien más preciado”, que por ahora tiene a favor Ortega, pero, “¿por cuánto tiempo? No creo que por mucho más”, aseguró.

Sobre todo cuando se imagina al mandatario “encerrado entre las cuatro paredes de su casa, sin respaldo popular ni de sus colegas del Frente Sandinista, ni a nivel internacional, donde ha quedado desnudo frente al mundo, con las evidencias de su brutalidad”.

La exlegisladora apunta a una habilidad del mandatario para “jugar” a “disfrazar con cierta normalidad la realidad”. Algo que, afirma, le ayuda a “ganar tiempo para configurar un escenario de negociación para asegurar impunidad”, añade.

Pero Dubón prevé que la “represión” y el “autoritarismo” caigan, víctimas del “miedo de su propio miedo”, gracias a que los nicaragüenses “dejaron su estado de ser habitantes y se convirtieron en ciudadanos”, todos “líderes y héroes” anónimos que están “expuestos a cualquier cosa”.

La activista recordó que tras el estallido de la crisis fueron detenidos líderes como el dirigente campesino Medardo Mairena, quien estaba en la mesa de diálogo con el Gobierno y que al salir a un foro internacional fue apresado en el aeropuerto internacional, al igual que Haydee Castillo.

Organismos defensores de los derechos humanos cifran en 558 los “presos políticos” en el país, mientras el Gobierno estima que hay más de 200 reos pero asegura que son “terroristas” y “golpistas”.

De acuerdo con Dubón, “la represión no cesó”, pero varió sus fases: desde la del tipo tradicional, “asesinando”, a la burocrática, “que utiliza las instituciones para reprimir sin discriminar a nadie”.

“A Daniel Ortega no le importa lo que pasó en la revolución ni lo que pasa ahora, no representa a nadie, ni tiene autoridad moral ni política”, afirmó.

En Nicaragua, dijo, “nadie está seguro y no es mi caso personal la diferencia. Hay unos que han dado en ofrenda su vida, otros que están confinados a prisiones en celdas diminutas por ser gente con autoridad moral que sí representa a la sociedad”.

Acusados de querer dar un golpe de Estado, Dubón no ve una opción de diálogo viable, pero tampoco considera que las manifestaciones disminuyan su impacto y su búsqueda por la justicia y la libertad.

Y mientras se sueltan globos blancos y azules durante las protestas, Ortega “quiere encontrar un punto de inflexión donde la negociación por impunidad parezca inminente”, concluyó.

EFE