Emilio Nouel V: ¿Va en retroceso la interdependencia económica internacional?

Emilio Nouel V: ¿Va en retroceso la interdependencia económica internacional?

Hace un tiempo expuse algunas ideas sobre el principio de irreversibilidad en los procesos de integración económica.
Allí decíamos que era muy dificultoso e inconcebible que un país que haya experimentado los beneficios que trae consigo el intercambio mercantil internacional, se devolviera a una situación de retraimiento económico, desdeñando las ganancias de la interdependencia.

Así, una vez que un país se inserta en un régimen de unión aduanera y/o mercado común, los lazos económicos y de otra naturaleza se hacen tan fuertes entre los países que conforman un bloque comercial, que desprenderse de ellos es un contrasentido y una tarea muy complicada. De allí deriva la casi imposible reversión, a menos que se esté dispuesto a soportar los daños a sus empresas, no solo las volcadas al exterior, y a los trabajadores que de esos negocios dependen.

Y eso es lo que estamos presenciando hoy con el enorme embrollo político que se ha desatado en Europa y el Reino Unido, que amenaza con la caída de la Primera Ministra Theresa May.

Es sabido que luego de producirse el insólito referéndum sobre el Brexit, se iniciaron complicadas negociaciones para concretar el “divorcio” con el resto de Europa, en un entorno británico de creciente opinión pública a favor de la realización de un nuevo referéndum que abra la posibilidad de enmendar el entuerto generado.

La señora May ha suscrito en días pasados un pre-acuerdo con la Unión que debe ser aprobado por el Parlamento de su país. Ese extenso documento y sus anexos establecen, entre otros asuntos, un periodo de transición que se iniciaría en Marzo del 2019 y duraría 21 meses, con posibilidad de ser prorrogado.

Los temas más importantes son los relativos a: restricciones de los europeos residentes en el Reino unido y los británicos que viven en Europa; un régimen arancelario de los productos importados y denominaciones de origen; saldar compromisos presupuestarios y financieros; resolver los problemas que plantea la frontera de las dos Irlanda y el funcionamiento futuro del mercado financiero-bancario.

Este preacuerdo ha desatado una tormenta política en el Reino Unido. Se oponen a él tanto los que están de acuerdo con el Brexit como los que no. Conservadores, laboristas y liberales están envueltos en un duro debate, que puede llevar a un nuevo gobierno o un llamado a elecciones.

Esta situación en desarrollo, de nuevo plantea la discusión referida en mi primer artículo sobre el tema, y evidencia la importancia que cobran estos asuntos en el ámbito económico global.

La interdependencia in crescendo que vivimos en el mundo actual es una amplia y profunda tendencia de siglos que va a contrapelo de las manifestaciones de nacionalismo exacerbado, aislacionismo y proteccionismo comercial que han resurgido en algunos países.
Esta ola de onanismo económico conlleva también arremetidas contra los mecanismos y soluciones negociadas que propicia y puede seguir promoviendo el multilateralismo.

Es un mal que comienza a parecer endémico, sobre todo, en países desarrollados.

Es ya preocupante esta deriva insólita. A tal punto, que un ministro francés en estos días, refiriéndose a la igualmente complicada circunstancia que vive la Organización Mundial del Comercio, la llama suicidio económico.

Tanto en EEUU como en Europa, han venido tomando cuerpo estas erradas visión y políticas que ponen en riesgo las economías del mundo. La guerra comercial desatada por Trump contra China es una muestra patente de este despropósito, que lleva a algunos a hablar del inicio de una nueva Guerra fría.

En Suramérica, por ejemplo, sobre la política que en este campo implemente el nuevo gobierno de Brasil, hay también ciertos temores, habida cuenta del peso regional que ese país tiene. El pensamiento expresado por el que estará al frente de Itamaraty, pareciera inscribirse en esa ola ultranacionalista y en contra del multilateralismo.

Así como aspiramos, quizás muy optimistas, a que el Reino Unido eche para atrás su salida de la Unión Europea, de igual modo apostamos a que el camino irracional que algunos gobiernos están recorriendo o parecen anunciar hacia el aislamiento económico, sea reconsiderado con realismo y prudencia, de modo que la larga y compleja marcha hacia la prosperidad global y a la solución y/o alivio de los grandes problemas del planeta, no se vea aún más comprometida por políticas de comercio exterior inspiradas en ideas que han probado ser perniciosas.

EMILIO NOUEL V.

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