JesúsPeñalver: Horas de Adviento y Navidad

JesúsPeñalver: Horas de Adviento y Navidad

Por estas fechas de adviento y navidad, a pesar del momento proceloso que vivimos en Venezuela, valga el esfuerzo por vencer la desesperanza y asumir que es tiempo de navidad, de armonía, paz, celebración y concordia entre los hombres y mujeres de buena voluntad.

Cuando pergeño esta nota, me resulta ineludible y de allí el perenne recuerdo imborrable de Monseñor Constantino Maradei Donato, nuestro recordado Obispo en nuestra Barcelona natal, cuyo excelente sacerdocio nos enseñó tanto acerca de valores como la familia, la justicia, la libertad, la democracia, entre otros no menos importantes.

Nos acercó a la música con su grupo Los Diamantes de Monseñor, fomentando así ese otro gran valor que es la amistad que aún se mantiene entre quienes tuvimos el privilegio de conocer y recibir las enseñanzas del admirable sacerdote.





Hoy, por la huella perenne de los preceptos del inolvidable obispo, al tiempo de releer su obra Justicia Para Mi Pueblo, creemos tan necesario convocar a una iniciativa que permita reunir a todos los sectores, en búsqueda de soluciones no violentas a la grave situación que vive el país, que permita la reconciliación de todos los venezolanos, la distribución equitativa de los recursos para beneficio de la colectividad, sobre todo de los más pobres, el respeto por aquél que piensa distinto y en la posibilidad de estrechar su mano.

Por lo que llevo dicho, no faltará quien nos llame iluso, soñador, habida cuenta del gobierno que hoy manda en nuestro país, ese mismo que nos acogota y nos hace pensar a diario (casi convencernos) y a convencernos de que nos lleva a un despeñadero, cuesta abajo como dice el tango llorón. Pero es mejor esto –pensamos- a no hacer ni sugerir nada en este triste momento que vive la patria, donde la política –al parecer- cada día gana más detractores. De allí la necesidad de reivindicarla.

Es posible el establecimiento de reglas claras para la inversión nacional y foránea, la guerra sin cuartel a la corrupción y otros vicios en la administración de los fondos públicos. La investigación imparcial, transparente e independiente de los delitos por parte de los operadores de justicia, la verdadera separación y autonomía de los Poderes Públicos, la defensa, protección y garantía de los derechos humanos.

No tengo dudas, todo esto necesariamente debe consolidarse con un cambio de gobierno. No tengo la fórmula ni quiero lucir como comeflor ni paradigma del optimista empedernido. La solución está –todo apunta- en la salida del desgobierno que nos oprime, empeñado en hacernos más tristes e insoportables nuestras condiciones de existencia.

Dentro de estos anhelos y legítimas aspiraciones ciudadanas, nos preocupa que haya –continúe- un sistema judicial deformado, con sus consabidos vicios y los atropello en la administración de justicia, lo cual dice mucho de lo poco se ha adelantado o mejorado en ese sentido, bien por lo injusto o tardío de las sentencias, por el matiz político que empaña las investigaciones y decisiones, el castigo a los “delitos” de opinión o por la designación a dedo de los jueces. El ejemplo más palmario es la existencia de presos político, hoy condenados a pasar otras navidades en las mazmorras del régimen.

Tiempo de Navidad, tiempo para la reflexión sobre los hechos expresados, para lograr que la concordia, la paz, la reconciliación y la tolerancia se impongan al discurso divisionista de algunos que pretenden seguir colocándonos en aceras diferentes, en situación de conflicto o de guerra permanente.

Tiempo de asumir nuestro compromiso con Venezuela, con nuestra familia, con la sociedad y con nosotros mismos; tiempo de hacer nuestra la afirmación de la Conferencia Episcopal Venezolana: “que la Navidad nos permita entrar en una reflexión profunda sobre la responsabilidad de cada venezolano y de las instituciones en el resguardo de la dignidad humana y de las familias”.

A todos corresponde poner nuestro decidido empeño y con firme voluntad, propiciar el encuentro y la reconciliación de los venezolanos, por encima de nuestras diferencias.

Tiempo de Navidad, propicio para enviar a los lectores un mensaje de optimismo para superar el intrincado momento que hoy vivimos. Ante esta realidad, se impone el deber y derecho de sobrevivir al despotismo de los que aposentados en Miraflores, solo exhiben su afán por permanecer en el poder, destruyendo al país.

Serán nuestros esfuerzos lo que determinará cambiar este estado de cosas donde campea el hambre, la desgracia, la diáspora y el horror generalizado. Trocar esta geografía en campos más amables. Porque seguro estoy de que ustedes como yo, querrán mudarse a un mejor país, pero en el mismo sitio.

Sin más vueltas, sabemos quienes nos desgobiernan y esa realidad la podemos cambiar, juntos lo lograremos porque, la verdad sea dicha, Venezuela siempre ha sido de todos.

Jesús Peñalver