El proceso de autocratizacion vivido en Venezuela desde 1999 y, consecuencialmente, la tendencia irrefrenable a la centralización convirtió a los municipios en Venezuela, en la gran mayoría de los casos, en espacios ingobernables, con crónica parálisis decisional, múltiples limitaciones presupuestarias y ejemplo de opacidad administrativa. Es imperativo entonces, en el marco de la reinstitucionalizacion de país por la cual estamos luchando, atender esta realidad.
Los municipios están llamados a convertirse en el escenario político – institucional desde el cual construir una democracia incluyente, participativa, estimulante y con gestiones sintonizadas con el sentir ciudadano. Sin embargo, hay municipios cuyas masivas dimensiones poblacionales impiden la necesaria interacción de los ciudadanos con sus instituciones, lo mismo ocurre con aquellos municipios que, sin tener una gran población, poseen distribución demográfica que comporta una desigual participación ciudadana en los asuntos públicos. En todo caso, el problema subyacente es la incapacidad institucional para interactuar con la ciudadanía y que esta haga efectiva sus garantías constitucionales.
Surge entonces la propuesta de parroquializar las gestiones municipales para hacerlas más efectivas y que las mismas den repuesta a los anhelos de los ciudadanos en el contexto social, economico y politico que se nos presentará en la gran reconstrucción nacional que se avecina. El municipio sigue siendo la unidad política primaria de nuestro organización social, pero las parroquias y la correspondiente desconcentración administrativa, permitirá mayor cercanía del poder a los ciudadanos, mucho más si se restituye la elección de sus miembros por mecanismos democráticos.
Ya la figura de las Juntas Parroquiales esta prevista en nuestra constitucion, no obstante, fueron eliminadas de manera irrita con la llegada del chavismo al poder. El motivo: iniciar la eliminación del voto como herramienta para designar autoridades y representantes a las instituciones públicas.
El relanzamiento de las Juntas Parroquiales y de las parroquias como entidad local exige una reforma a la Ley Organica del Poder Público Municipal, para hacer de estos entes espacios de soluciones y de verdadera desconcentración y descentralización lo cual coadyuva a la conformación de una democracia de ciudadanos bajo una política de auténtica inclusión.
Las Juntas Parroquiales nuevamente electas de manera directa, universal y secreta dependientes funcionalmente de las alcaldías pero con atribuciones especificas para atender asuntos de política pública que le son más cercanos, cotidianos y sometidas al escrtutinio ciudadanos, permitirá mayor capacidad de los ciudadanos para influir en la toma de decisiones.
El nuevo orden político, social y económico que se nos avecina no puede tomarnos sin el andamiaje legal moderno que lo sustente, por tal motivo creemos firmemente que las Juntas Parrquiales en el marco municipal, deben contar con las herramientas de gobernablidad y gorbernanza que le permita cumplir sus funciones. Deben contar con competencias en materia de control político de la gestión municipal, materializable en atribuciones en lo relativo a comparecencia de funcionarios públicos municipales, facultades normativas parroquiales, desconcentración de servicios de registro (nacimiento, defunciones, matrimonio, entre otros), pago de impuestos y oficinas de atención al ciudadano, registro de organizaciones comunitarias (consejos comunales, asociaciones de vecinos, condominios), en efecto, las capacidades para hacer posible una real distribución del poder al servicio del ciudadano.
Las Juntas Parroquiales permitirían, en la medida en que se incremente y canalice la participación de la ciudadanía, incrementar el sentido de pertenencia, fortalecer la cohesión social, solidificar el respaldo público al régimen democrático, promover la transparencia administrativa y, junto con ello, hacer más eficiente la gestión pública
Engelbert Rivero Montenegro
Secretario de Asuntos Municipales
AD Carabobo
@engelbertrivero