Luis Alberto Buttó: ¿Por qué no buen gobierno?

Luis Alberto Buttó: ¿Por qué no buen gobierno?

Luis Alberto Buttó @luisbutto3

 

Si a ver vamos, la práctica de la obviedad no es un ejercicio intelectual que demande mayor esfuerzo. Por ende, hay aclaratorias que al realizarse redundan en lo manido, razón por la cual no sólo son innecesarias sino también, y por, sobre todo, impertinentes. Lo único bueno del asunto es que, a fin de cuentas, confesiones del tenor referido revelan alma y pensamiento de quien las pronuncia y conocer a la persona detrás de determinadas acciones es mecanismo excelente para avizorar el destino y las consecuencias de lo que ella emprenda. Futuro cantado, pues.

No pueden hacer buenos gobiernos quienes pretenden dirigir un mundo que no conocen pues jamás se prepararon para ello. Allí caben, verbigracia, los reacios a las bibliotecas, los que muy poco pueden contar al sumar el tiempo que sostuvieron un libro entre sus manos, más allá de la obligación de hacerlo para despachar con resquemor la tarea que en algún momento les fue impuesta. Hay ignaros que a pie juntillas juran que la intuición es superior al conocimiento. En cierto modo, con tal comportamiento, y con los aspavientos asociados, develan las irregulares costuras de la pelota con la cual pretenden escenificar el juego. En verdad, intentan esconder el hecho de que son como las zorras de la fábula, que por no alcanzar las uvas del parral se justifican ante al mundo gritando que en todo caso no las deseaban porque aquéllas estaban verdes. Quizás por eso su resentimiento y desconfianza para con todo lo que implique estudio concienzudo.





No pueden hacer buenos gobiernos quienes no tienen la formación requerida para diferenciar manuales propagandísticos de tratados científicos, aunque los primeros tampoco se los hayan leído con propiedad. Quienes nunca hicieron las lecturas apropiadas porque no tenían ni la más mínima idea de que los ensayos que podían propiciárselas habían sido escritos. Quienes bien andados en su propia temporalidad biológica descubren, a veces sin proponérselo, el contenido de textos cuya interpretación de la realidad perdió vigencia decenas o centenas de años atrás, si es que en algún momento llegaron a tenerla, y cada vez que encuentran cotarro disponible para escuchar peroratas, proclaman tales panfletos como revelaciones recién llegadas al mundo para traer la buena nueva. Dicho en otras palabras, no pueden hacer buenos gobiernos los cultores del anacronismo.

No pueden desarrollar buenos gobiernos quienes idean y ejecutan políticas públicas partiendo del desconocimiento que acumulan en torno a la esencia y configuración de los procesos económicos, sociales, políticos, culturales, científicos y tecnológicos, por definición y características, complejos en extremo. Hay que reconocerlo: el pensamiento elemental no da. No pueden desarrollar buenos gobiernos quienes despachan la complejidad señalada con elucubraciones que se camuflan con lo popular, aunque igualmente ignoran con maestría lo que en verdad traduce dicho adjetivo. No pueden hacer buenos gobiernos quienes reducen lo intricado de una sociedad al manejo de vacuas consignas que hacen referencia a la penetración de poderes foráneos, egoístas o decadentes, o cualesquiera otras zarandajas por el estilo. Jamás serán buenos gobernantes quienes cuando les estalla la conflictividad social en la cara (por ser malos gobernantes, no casualmente) como única respuesta viable optan por atrincherarse en la vulgar simplicidad de establecer diferenciaciones generadas por el espíritu autoritario, evidenciado en el infeliz grito «o estás conmigo o estás contra mí».

No hacía falta la aclaratoria; las razones del fracaso se conocían de antemano. Valga el temor: Dios nos libre de que ignorantes similares se sucedan en el gobierno.

@luisbutto3