El doctor Vargas y Carneiro, por Luis Velázquez Alvaray

El doctor Vargas y Carneiro, por Luis Velázquez Alvaray

 

La Tiranía Chavista no deja de sorprender. Su intención de tierra arrasada no se para en nada. El Comandante de esta guerra particular se llama Carneiro, un sibilino, y su víctima el Doctor José María Vargas, un civilista.





Vale la pena referirse a los hechos históricos.

El Doctor José María Vargas, es un destacado ejemplo libertario, que causa envidia a los usurpadores de turno, ignorantes y carentes de escrúpulos.

El sabio Vargas, un prestigioso médico, fue el primer Rector de la Universidad Central de Venezuela, y el primer Presidente Civil de la República de Venezuela.

En el terremoto de 1812, asumió su tarea como cirujano, demostrando ante la tragedia pericia profesional y grandeza espiritual. Recibió certificaciones internacionales en Anatomía, Cirugía y diversas especialidades médicas, que combinaba con profundos conocimientos en Química y Botánica. Fue el modernizador de los estudios médicos en el país, investigador reconocido en todos los confines.

El Doctor Vargas, como Rector, incorporó los conocimientos de la época. Abrió al pueblo las puertas de la Universidad, a tal punto que hasta hoy la tiranía no ha podido cerrarlas.

Los ucevistas siempre hemos reconocido en el Doctor Vargas su esfuerzo titánico para que muchos venezolanos, estemos orgullosos de nuestra Alma Mater. Fundó la Sociedad médica, gran pensador que ayudó a organizar la idea de un país libre y fue albacea del testamento del Libertador Simón Bolívar. Sí del Libertador, de cuya memoria abusaron traidores como el mentado Carneiro.

Fue electo Presidente de la República, en elecciones limpias y transparentes, con el 60% de los votos en el año 1835. Caudillos militares lo persiguieron y apresaron. Es tradición de estos tiranos esconderse en un uniforme militar para cometer sus fechorías. La bota infame sigue pisoteando al Doctor Vargas y toda la grandeza que su memoria significa.

Quien propone cambiar el nombre de Vargas a su estado, es un personaje de bajos fondos, usurpador de la gobernación y cuya única proeza militar fue zozobrar en un yate en las cercanías de la Guaira, episodio que todavía se recuerda, ya que fue rescatado para someterlo a una cura antialcohólica, que todavía espera sus efectos. Bajo su usurpador mandato, acabó con la infraestructura turística, con los servicios hospitalarios, es un estado escombro, sin agua, sin electricidad, un Gobierno conducido por un personaje oscuro, confuso, con deslave cerebral, donde las decisiones obedecen a las programaciones etílicas de este esotérico e impreciso, que además, ha convertido el puerto en principal arteria del narcotráfico y el contrabando.

La transgresión moral de este impostor no tiene límites. Es una vergüenza para los ejércitos modernos. Un desafío a la ética y un bombardeo al pensamiento. Insulto a la moralidad militar, salvajismo que Chávez engendró y dejó como nefasta herencia.

La Democracia está herida. La Asamblea Nacional, único poder legítimo en la sociedad venezolana, seguramente levantará la voz del Doctor José María Vargas. La Universidad Central de Venezuela es un eco de grandeza patriótica, y reivindicará su legado y su dignidad.

El Doctor Vargas llegará en el Barco de la Libertad y desplegará a los cuatro vientos:

“El mundo es del Hombre Justo y Honrado”.