Voces de Libertad | El Periodismo necesario, por Omar González Moreno

 

El periodismo de investigación ha sido llamado apropiadamente como el guardián de la democracia. Es la forma más elevada de respetar el derecho de saber que tiene todo ser humano. Analizando el entorno, y a riesgo de caer en particularidades que pudieran generar disensos y polémicas, trataré en esta columna el tema de la necesidad del “periodismo de investigación”.





Este tipo de comunicación social es vital dentro de los sistemas democráticos, es el ejercicio de una especie de periodismo contralor, que le da fortaleza a las democracias en todo el mundo.

En Venezuela siempre hubo extraordinarios periodistas que se adentraron en diversos temas y lograron crear piezas icónicas de este género informativo analíticos y profundos. Los secretos del caso Niehous, el Sierra Nevada, las colitas de PDVSA, los Panamá Papers, los pranes tipo Wilmito, Jeffrey: el depredador de carne joven, el caso Lorena, la noche de los generales, Yumare, El asesinato de los hermanos Faddul, Banorte, sur, este y oeste, la conexión Rusia – Venezuela; son algunos de los trabajos emblemáticos de periodismo investigativos en Venezuela.

Este tipo de periodismo, hoy y siempre, le causa urticaria a aquellos que ostentan el poder, la diferencia estriba es que los demócratas se quejan, acusan, pero todo queda allí, no obstante en épocas de totalitarismo el periodismo de profundidad es vetado, condenado y satanizado.

En nuestro país desde la llegada del socialismo, el periodismo de investigación ha sido un enemigo a vencer por parte de aquellos que persisten ocupando el poder.

Desde los trabajos alrededor de aquellos operativos llamados: Plan Bolívar 2000, donde se empezaron a ver las costuras de la corrupción en el actual modelo, el ejercicio del periodismo empezó a ser incómodo para los “revolucionarios”

A tal punto, que tenemos una larga lista de periodistas en el exilio, otros encarcelados, y muchísimos agredidos por el simple hecho de ejercer su profesión y hacerlo apegados a los principios de ética y deontología.

Este clima hostil, que ha perdurado por dos décadas, pareciera que lastimosamente ha hecho mella en el ánimo en algunos venezolanos identificados con la lucha por la democracia y la libertad en nuestro país, ya que han reaccionado de manera similar al régimen, incluyendo algunos colegas profesionales de la información. Un claro ejemplo de esto se observa en ciertas reacciones frente al reportaje de Orlando Avendaño sobre los presuntos manejos irregulares de dineros de la operación del 23 de febrero en Cúcuta, Colombia. Sobre este trabajo de periodismo investigativo han llovido las mas disparatadas y lacerantes agresiones contra el autor y su trabajo.

Como periodista, que fui y seré hasta mis últimos días, como reportero que pateó calle, no podré entender jamás a nadie y mucho menos a colegas que critican que otros periodistas se atrevan a realizar trabajos de investigación para develar lo que ellos sospechan que está mal.
El periodismo no es solo el cubrir una buena noticia, sino el investigar, analizar, profundizar, indagar más sobre diversos temas, es develar la verdad donde quiera que ésta esté.

Ojalá existirán muchos más colegas que logren romper el cerco de la censura y que se avoquen a investigar. Y vean que no solo este régimen usurpador tiene tela que le corten.

Estoy convencido que al lograr el cese de la usurpación y que a través de la instauración de un gobierno de transición nacional logaremos que la democracia retorne por completo y con ella las condiciones mínimas para que el periodismo vuelva a ser libre y abierto, como nunca debió dejar de serlo.

Creo que todos los colegas, periodistas de radio, prensa y televisión, e incluso aquellos que hacen periodismo desde las redes sociales, deberian seguir adelante en ese esfuerzo, con valor, ya que su trabajo es necesario para sacar a nuestro país sumido en la oscuridad de la censura, la mentira y los silencios cómplices. Recordar a a Gabriel Garcia Marquez, el periodista, cuando afirmó que “El periodismo es una pasión insaciable que solo puede digerirse y humanizar por su confrontación descarnada con la realidad”.