La única opción, por Gustavo Tovar-Arroyo @tovarr

La única opción, por Gustavo Tovar-Arroyo @tovarr

¿Lucharíamos por Colombia?

Hagamos un ejercicio. Imaginemos que no es Venezuela sino Colombia el país en el que el narcotráfico, las FARC y el ELN, la criminalidad y el despotismo (es decir, el chavismo) han llegado al poder y desde él han arruinado a la nación. Imaginemos que es Colombia la que padece la crisis humanitaria, el hambre, la enfermedad, la criminalidad y el éxodo.

¿Nosotros enviaríamos a nuestro ejército a “salvar” a los colombianos de su propia ruina? ¿Emplearíamos nuestros escasos recursos económicos y sacrificaríamos la vida de nuestros soldados por razones estrictamente humanitarias o sociales de un país que no es el nuestro, sin pedir nada a cambio?





No sé, pero lo dudo.

Un grito de auxilio desde twitter

Cada país tiene sus propios problemas sociales, políticos y económicos. No hay uno que se salve, ni Asia ni Europa ni los Estados Unidos. Una acción militar es muy costosa, también lo es una operación policial. Pensar que uno lanza un grito de auxilio desde Venezuela en twitter o Facebook y vendrán las fuerzas militares extranjeras a rescatarnos de la ruina que nosotros mismos nos hemos ocasionado es ingenuo. 

No tengo la más remota duda de que en Venezuela es necesaria una colaboración militar y policial extranjera sea para salir del chavismo o sea para conservar la seguridad una vez que salgamos de ellos. No hay opción.

Sin embargo, no es algo que nosotros podamos decidir.

Metástasis de inmundicia, el chavismo

El chavismo instaló un régimen cancerígenamente criminal. No será sencillo deshacernos de ellos, su inmundicia está por todas partes. La comunidad internacional lo sabe por eso apuesta a una salida negociada en nuestro país. Intentan que haya elecciones –así nos las roben por enésima vez–, descuidan las adversas, fraudulentas y delincuenciales condiciones con que votamos en este país.

Por eso su solución es Noruega, una suerte de martirió de inutilidad, castigo e insensibilidad a nuestro drama. Es triste nuestro papel en esa mesa de negociación, mientras nos arrasan como nación, mientras a nuestro pueblo lo esclavizan, ahí nos tienen ridículamente sometidos.

¿Negociamos otro tipo de tortura?

Ni gritos por twitter ni votos sadomasoquistas

A menos que usemos el día de una supuesta y perversa elección como día clave para iniciar la batalla campal por la libertad, votar en estas condiciones peor que ridículo es sadomasoquista. No hay manera que los criminales chavistas acepten una derrota –como seguro ocurriría– por las buenas. No la hay, dejémonos de falsas ilusiones. Si aceptaran entregar el poder benévolamente no serían la tiranía que son.

No me mal entiendan, obviamente para nosotros sería ideal una salida negociada o democrática para erradicar a los guerrilleros, narcos y secuestradores que se instalaron en el poder en Venezuela, pero no es posible, ya no.

Ni gritos por twitter ni votos, la manera de salir del chavismo es otra.

Una bíblica toma del poder

Sólo hay una posibilidad real para salir de la tiranía, sólo una y ella es una masiva, descomunal y total rebelión popular. Sí, una bíblica ocupación de todos los poderes públicos, usando todo tipo de métodos, fuerzas e herramientas hasta lograrlo. El pueblo está dispuesto a hacerlo, está harto.

Se necesita madurez política para tomar esa decisión, pero hay que tomarla. Millones de personas enfocadas en tomar los poderes públicos, perseguir a los culpables de nuestro colapso, hacerles juicios populares, encarcelarlos y permanecer luchando sin parar hasta el cese de la usurpación.

¿Necesitaremos apoyo militar y policial extranjero? Sí lo necesitaremos.

De vida o muerte

Somos gobierno, tenemos un presidente encargado, pronto tendremos gabinete ejecutivo, estamos legitimados por la Constitución y por la moral republicana, se acabaron las opciones, hay que luchar, sólo así…, luchando, los aliados extranjeros cooperarán militar y policialmente con nosotros. Es un tema de vida o muerte para la región.

Que sufriremos, que sangraremos, que lloraremos, sí, pero cuál país del mundo no lo ha hecho para lograr su independencia y libertad. Preparémonos, será ineludible. ¿Crees que venceremos? Estoy absolutamente seguro que sí.

¿Quién lo duda? Yo no.