Yulimar Rojas, una historia de éxito que comenzó en internet

Yulimar Rojas, una historia de éxito que comenzó en internet

(Photo by ANDREJ ISAKOVIC / AFP)

 

 

Un día, Facebook le propuso como “amigo” a Iván Pedroso, el multicampeón cubano del salto largo y ahora su entrenador. Ella le mandó un mensaje. Así empezó a gestarse el gran éxito de Yulimar Rojas, que este sábado revalidó su título mundial del triple salto.





Fue en el año 2015 y ya en 2016 estaban viviendo juntos una temporada histórica, con el título mundial bajo techo en Portland y la plata olímpica de Rio de Janeiro.

“Me gustan mucho las redes sociales. Cuando Facebook me lo sugirió de amigo decidí escribirle, le dije que era una joven atleta de Venezuela, que él era mi ídolo y que quería entrenar con él”, cuenta Rojas sobre cómo consiguió ser entrenada por el hombre que se colgó el oro olímpico en Sídney-2000, cuatro oros mundiales consecutivos al aire libre, de Gotemburgo-1995 a Edmonton-2001, y cinco bajo techo, de Toronto-1993 a Lisboa-2001.

Yulimar pensó al principio que ese mensaje era como tirar una botella al mar. Pero no tardó en tener la notificación de que Iván Pedroso había respondido, el mismísimo Iván Pedroso, diciéndole además que hacía tiempo que la venía siguiendo y que había quedado impresionado.

Pronto le ofreció la oportunidad de que acudiera a España a entrenar con él. La vida y la carrera deportiva de la joven cambió.

Avanzado el año 2015 fue a Guadalajara, no lejos de Madrid, a entrenar con Pedroso, y en unos tres meses ya había mejorado su marca medio metro.

La máquina estaba ya en pleno rendimiento y en marzo de 2016, en el Mundial de atletismo en pista cubierta de Portland, Yulimar Rojas logró dar la gran sorpresa llevándose la medalla de oro.

En junio de ese año elevó su plusmarca personal a 15,02 metros, en Madrid. Había terminado el año 2015 con 14,20 como mejor marca, con lo cual la progresión de la mano de Pedroso estaba siendo espectacular.

Fichó por la sección de atletismo del FC Barcelona y luce su escudo en distintas competiciones, como si fuera Lionel Messi o Luis Suárez. Y en 2017 logró destronar a Caterine Ibargüen del trono mundial.

Su carrera sigue una progresión fulgurante desde entonces.

Un nuevo título mundial bajo techo en Birmingham-2018, una progresión de marca hasta 15,41 metros que le deja como la segunda mejor de la historia y otro oro mundial al aire libre, ahora en Doha-2019.

Todo ello con 23 años, casi 24, que cumplirá el 21 de octubre. Pero antes de aquel mensaje de Facebook a Iván Pedroso había tenido también que trabajar duro.

– Deporte en la sangre –

Nació hace 23 años en un hogar humilde de Caracas pero que respiraba deporte.

Su padre biológico fue boxeador de peso pluma, llegando a representar a Venezuela internacionalmente. Y también fue boxeador el hombre al que ella dice considerar como un padre, el marido de su madre.

En el atletismo empezó a destacar en el salto alto y el salto largo, pero pronto fue dirigiendo sus pasos al triple salto con su altura de 1,92 metros, que le hacen parecer casi una jugadora de voleibol con su físico atlético y espigado.

Los entrenamientos forman parte de su día a día desde la adolescencia, pero también tiene un punto divertido y alocado cuando sale de la pista, aunque insiste en que lo ha rebajado en los últimos tiempos.

En el Mundial de Londres-2017 compitió con el pelo teñido de verde. En Doha-2019 lo ha hecho con el pelo muy corto y teñido de rubio.

“La de ahora es una Yulimar más fuerte, más renovada, un poco más madura, más profesional”, estimó Rojas el jueves, después de sellar su pase a esta final mundial.

En el horizonte, dos objetivos: el oro de Tokio-2020 y batir el viejo récord mundial de Inessa Kravets (15,50 metros, vigente desde 1995).

La propia Kravets es consciente de que la plusmarca está en serio riesgo por la joven venezolana.

“Es un honor ser considerada por Inessa Kravets como la persona que romperá su récord del mundo. Fue una atleta enorme”, se enorgullece Rojas, cuatro años después de aquel mensaje por internet que le cambió la vida por completo.

AFP