“El otro Guaidó” por Gustavo Tovar-Arroyo @tovarr

Haciendo historia

Cristóbal Mendoza, Francisco de Miranda, Simón Bolívar, José Antonio Páez, José María Vargas, José Tadeo Monagas, Antonio Guzmán Blanco, Joaquín Crespo, Cipriano Castro, José Vicente Gómez, Eleazar López Contreras, Isaías Medina, Rómulo Gallegos, Marcos Pérez Jiménez, Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins, Hugo Chávez.

Juan Gerardo Guaidó Márquez.





La evolución de un ideal

Porque lo conozco desde hace tanto tiempo puedo dar fe del crecimiento espiritual y político del presidente Juan Guaidó. No sé si en otros casos de nuestra historia o de la historia universal alguien haya tenido la oportunidad de observar la evolución de un líder desde el activismo original de todo gran espíritu, es decir, el de su imaginación, el sueño y el ideal hasta alcanzar el de la realidad de la política.

Yo lo tuve.

De idealista a presidente

Vi al estudiante idealista Juan Guaidó luchar contra la tiranía; lo vi inscribirse en un partido regional (Vargas de Primera) y participar de la manera más llana y servicial en él; lo vi fundar un partido nacional (Voluntad Popular) y dedicar su vida a su organización y crecimiento; lo vi participar –“porque hay que hacer política”– en las elecciones legislativas primero como diputado suplente y luego como diputado principal. Lo vi ganar con humildad. También lo vi perder.

Nunca dejó de soñar. 

La política 

Quien hace política sueña ser, hacer y tener una gran nación. Sí, un político es ante todo un soñador, un Idealista (en mayúscula) que convence a otros de su sueño o ideal, se organiza con ellos y alcanza el poder para hacer su sueño realidad. El soñador –político– triunfa si es también un hacedor. En Venezuela quien hace política –quien sueña distinto al chavismo– es perseguido, encarcelado, torturado o asesinado. En ese marco fatal, Juan Guaidó llegó a la presidencia.

Nada doblega su sueño de libertad. 

Un hombre de Estado

Conversar largamente con él en Washington me permitió constatar que el joven idealista ya no sólo sueña, también hace realidad su sueño de libertad. Ha crecido, acaso porque su espíritu como el de tantos otros está repleto de heridas. Ya no es un activista, es un hombre de Estado, piensa, se comporta y actúa como tal. Tiene entre ceja y ceja un objetivo inmediato: liberar a Venezuela de la tiranía, incluso poniendo su vida al servicio de esa libertad. Piensa en grande, actúa en grande.

¿Lo logrará? 

Sin ápice de duda

Me dijo en privado y luego lo repitió en público que si a su regreso a Venezuela era encarcelado o asesinado, semejante acto criminal aceleraría la caída de la tiranía. Lo expresó con tal seguridad, convicción y coraje, sin ápice de duda, que comprendí porque su nombre forma parte del grupo selecto de los que han llegado a la presidencia de nuestro país. Si el presidente Guaidó es capaz de ofrecer su vida por la libertad, me pregunto: ¿lo dejaremos solo?

¡No!

El sueño de Venezuela

Juan Guaidó forma parte de una generación que no ha dejado de soñar, por eso ha sido perseguida, encarcelada, torturada o asesinada. Su principal ideal es la libertad, luego de ello tienen otro ideal: hacer de Venezuela el mejor país del mundo. Para lograrlo, el presidente Guaidó no sólo nos pide cooperación, también participación. La única manera de salir de la peste chavista es derrocando a la tiranía. Tenemos un líder absolutamente dispuesto a hacerlo, no podemos dejarlo solo, simplemente no podemos. El sueño es común y el sueño es la libertad, pero hay que luchar.

Venezuela se tiene que levantar…, esa Venezuela eres tú.