¿De dónde viene el odio y cómo erradicarlo?

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Foto via doctologia.es

 

El odio es una de las emociones negativas más comunes y seguramente hay muchas formas de odio y muchas causas, por lo cual no se puede encontrar una receta única para entenderlo y erradicarlo, Sin embargo, esto no significa que no existan patrones comunes y que la investigación del odio en general y, sobre todo, del odio particular que el individuo vive, no sean terrenos fructíferos.

Por PijamaSurf





El filósofo Alfred North Whitehead, una de las grandes mentes del siglo XX, escribió: “El odio emerge cuando la inteligencia limitada percibe antagonismo sin reconocimiento de sus propias limitantes”. La frase de Whitehead es dura, pues habla de que el odio es de entrada una forma de ignorancia e incluso de estupidez (quizá sería mejor decir “confusión”). Este estado surge cuando se percibe algo antagónico, es decir, algo que se opone a nosotros y no somos capaces de percibir nuestras propias limitaciones, ya sean de nuestra propia inteligencia o por el solo hecho de ser humanos y por lo tanto ser seres limitados, finitos y no omnipotentes. En suma, el odio surge, según Whitehead, de una falta de autoconocimiento y una ausencia de introspección, de no reconocer algo que está dentro de nosotros (la limitación de nuestra inteligencia).

Aunque Whitehead no dice esto, podemos elaborar sobre su idea y decir que, de alguna manera, lo que vemos en el otro que odiamos está en nosotros. Odiamos algo porque tenemos un concepto equivocado de lo que somos nosotros mismos. El odio en muchos casos es una mezcla de ignorancia con arrogancia. Quizá sólo inflame más nuestro odio escuchar que lo que odiamos es resultado de nuestra ignorancia, pero después de reflexionar un poco es fácil ver que el odio es resultado de una percepción errónea de lo que somos. Por ejemplo, una persona que cree que es parte de una raza o una denominación superior: si en realidad fuera “superior” no tendría razón alguna para odiar a otra persona “inferior” pues difícilmente estaría amenazado por una persona “inferior”, y si fuera el caso (aunque esto ya pone en entredicho la noción de “superior”), si la persona es “superior” tendría que saber que el odio no conduce a una solución y sólo afecta su propia mente y cuerpo. Y, si tenemos una percepción equivocada de lo que somos, entonces, aquello que creemos que nos amenaza no nos amenaza a nosotros realmente, sólo a esa falsa construcción de lo que somos.