Humillados en colas de una semana por gasolina en Lara

Humillados en colas de una semana por gasolina en Lara

La espera para surtir de gasolina su carro se le ha hecho más llevadera a Javier Osorio gracias a una colchoneta y una almohada.

Por: Ana Uzcátegui / laprensalara.com





Este hombre salió de su casa el viernes 7 de agosto a las 8 de la mañana con el único propósito de llenar el tanque de gasolina de su vehículo van para poder laborar en la denominada semana de “flexibilización pareja” decretada por el gobierno.

Quedó estacionado en uno de los laterales del Parque del Este, a 20 cuadras de distancia de la gasolinera ubicada en la avenida Venezuela con Bracamonte. En todo ese tiempo no había avanzado ni 30 metros. Su cara de cansancio evidenciaban que había pasado las peores horas de su vida, y que la odisea para conseguir gasolina aún siendo dolarizada apenas comenzaba, porque ni trabajadores de la bomba ni militares le daban información sobre cuándo llegaba una cisterna de Pdvsa al lugar.

“A esta bomba se le acabó la gasolina el sábado a la una de la tarde. Ese día descargaron 23.700 litros, pero de la cola sólo tuvieron acceso al servicio 30 personas, los demás quedamos sin poder surtir y aunque reclamamos los guardias solo pidieron paciencia y que le prestáramos el apoyo para que tuvieran prioridad vehículos del Estado”, dijo con indignación.

Sobre el parabrisas de su automóvil estaba marcado el número 356. “De llegar otra cisterna de Pdvsa estaría entre las personas que deberían ser atendidas. Con 23.700 litros de combustible se pueden atender 474 carros si el promedio de combustible que paguen cada uno sea 50 litros”, es la cuenta que sacó Osorio esperanzado. Para pasar el tiempo, conversa con los otros conductores y relee un libro en medio de las tardes de intenso calor y las noches de fuerte brisa y cortes eléctricos.

Mónica Mejías, abogada, estaba unos 100 carros más adelante. Llegó a esa misma fila a las siete de la noche del jueves 6 de agosto y se ha dado a la tarea de poner orden entre los conductores que se alteran cada vez que privilegian a un alto funcionario o a un “colectivo” en la estación de servicio, antes que a una persona que lleva varios días arriesgando su vida amaneciendo en la calle.

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