Graciano Palomo: “Ustedes no gobernarán nunca…”

El personal (el mediático y el otro) anda tan despistado que ha tenido que ser la cuarta vez que el teórico vicepresidente afirme tajante en sede parlamentaria que la actual oposición “no gobernará nunca” para que se enciendan algunas alarmas. Insisto, es la cuarta vez que Iglesias —en dos ocasiones a Pablo Casado y en otras dos a García Egea— dice al principal partido de la oposición que pierda toda esperanza como Dante ante la entrada del V Infierno.

Resulta que esa formación desahuciada por el podemita tiene casi el doble de votos que UP; apliquemos la lógica democrática, si es que ello interesa a don Pablo, claro. El PP ha gobernado España durante quince años —ocho con mayoría absoluta— bajo esas siglas y otros seis bajo UCD, cuyos dirigentes se cobijaron después en las mismas, incluido Adolfo Suárez.

No existe un caso parecido al del señor Iglesias en toda la Europa democrática. La misma afirmación hizo Hugo Chávez en su Venezuela bolivariana. Cierto es que el fondo y la forma de la estulta afirmación del caudillo podemita es menos grave que la pronunciada en el mismo hemiciclo hace casi un siglo por otra dirigente comunista respecto a un dirigente de la derecha… Ya sabemos cómo acabó aquello. En esas cuatro ocasiones que mis oídos, que se comerán la tierra, han escuchado tamaña bravata la oposición preguntaba acerca de las andanzas de corrupción ‘ad hominem’ del señor Iglesias y sus cuates, algo que parece sacar de quicio al compañero de la señora Montero.





Pablo Iglesias, cuyo catálogo de insensateces encuadernadas no caben en su espaciosa biblioteca de Galapagar, ¿qué ha querido decir? ¿Que sus tres millones de apoyos electorales son superiores a los más de cinco millones de sus adversarios políticos? ¿Que aspira con sus promesas incumplidas hacia los pobres a mantenerse en el poder ‘in eternum’? ¿Que la ronda por el caletre? Todo ello con la mirada complacida del máximo responsable de que ocupe un ‘bokassiano’ despacho a cuenta del contribuyente y dedique la mayor parte de su tiempo a producir tuits casi nunca preñados de bonhomía.

¿Se puede oír algo semejante por parte de un responsable político subido en coche oficial en algún otro parlamento del mundo libre? Definitivamente, no.