Luis Alberto Buttó: La moneda con un solo lado

Luis Alberto Buttó: La moneda con un solo lado

Luis Alberto Buttó @luisbutto3

Toda moneda tiene dos lados. Como se les llame, cara o cruz, cara o sello, se sobreentiende que al darle vuelta en la mano al objeto en cuestión se obtendrá una visión diferente. Aplicando este razonamiento al estudio de determinado contexto social, como mínimo, se esperaría obtener dos lecturas distintas de una realidad concreta. En consecuencia, la evaluación de la misma, para ser completa, y/o en algo satisfactoria, debería contemplar el análisis de ambas.

Empero, no siempre es así. A veces, la moneda está tan deteriorada que las diferencias esperadas se desdibujan por completo. Nada, o muy poco, importa tener frente a nosotros la cara o el sello. Independientemente de las vueltas que se le den, cada lado de la moneda evidencia equivalencia con el otro. Ninguna disrupción aparece entre los contornos de la realidad. Uniformidad aplastante. Similar tragedia por donde se le mire. Apenas, ciertos matices en las magnitudes del desastre.

Eso es Venezuela en la actualidad. Lo viene siendo desde unos años para acá. Al final del día, cada visual que se pretenda, cada paneo que se intente del país, termina arrojando la certeza de que la desgracia se extendió sin diferenciaciones sobre el grueso del tejido social. Se esté en la acera de la vida donde se esté, para inmensos sectores del país el desaliento es idéntico. Sean las condiciones bajo las cuales se actúe, de una u otra forma, se camina al abismo. Pareciera haberse desatado la furia de un agujero negro insaciable.

Así las cosas, para muchísimos de nosotros, en la espantosa película que protagonizamos, es prácticamente lo mismo, por ejemplo, poder comprar comida para que se pudra en la nevera por los cortes de luz que no contar con el dinero suficiente para poder adquirirla. Obviamente, en cada caso, es diferente el grado de desesperación sentido, pero la tristeza y la impotencia doblegan por igual. Ritornelo repetido hasta el cansancio, es incontable el número de aquellos cercados por la pandemia tanto como lo es el de los atrapados por la necesidad de arañar el sustento cotidiano. Para muchos, demasiados, no hay diferencias en las sombras que los aterrorizan y optan por exponerse a una de ellas, con la esperanza de que la más inmediata, por los momentos, no los abata.   

Seguramente, no es correctamente político plantearlo, pero los contornos se difuminan al contemplar, verbigracia, un gobierno indolente, incapaz, malintencionado y perverso que hace lo indecible por destruir la educación universitaria y a quienes solo tienen la mira puesta en la apostilla del título para optar a dar el salto a otras latitudes. Ciertamente, en términos existenciales, los últimos están en pleno derecho de soñar con perspectivas mejores que dignifiquen su esfuerzo al recibir un sustento que les permita andar con decoro. Pero, lo cierto del caso, es que cada lado de esta moneda deja en claro la creciente dificultad de construir futuro a lo interno de esta tierra.

Sin dudas, la guinda de la torta la constituye el cuadro donde resaltan el comportamiento de un gobierno que, sin prurito que lo incomode, hambrea y reprime en todo momento y circunstancia y una oposición que se desespera, con incomprensible torpeza, por encontrar el momento del día para evidenciar la ausencia de claridad estratégica que expresa la falta de unión que concluye siendo su mayor debilidad o, por decirlo con cierta elegancia, su principal pérdida de fortaleza.  Así las cosas, se alarga en el tiempo el cambio anhelado por los que más padecen, mientras los que ya no pudieron resistir se van quedando en el camino. No en balde, crece la cantidad de los convencidos de aquí no hay nada que hacer. La calle grita sálvese quien pueda.  

La moneda devaluada no es la única tragedia. También lo es la moneda que no muestra opciones cuando se le tantea en búsqueda de diferencias. 

@luisbutto3

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