La nave espacial PERSEVERANCE: Tras las huellas de Ray Bradbury, por Gustavo Coronel

La nave espacial PERSEVERANCE: Tras las huellas de Ray Bradbury, por Gustavo Coronel

Gustavo Coronel

 

Ray Bradbury, escritor estadounidense fallecido en 2012, a los 92 años, escribió cuentos y novelas de fantasía, de horror Y ciencia ficción, con una prosa frecuentemente poética como en “El Vino del Estío” (Dandelion Wine) y Las Crónicas Marcianas (The Martian Chronicles). Dio muchas entrevistas, incluyendo una en 1962 a PLAYBOY, la revista de Hugh Heffner. En esa entrevista dijo algo que nunca se me ha olvidado. Cuando le preguntaron por el astrofísico Carl Sagan y dijo: “Mi problema con Carl Sagan es que ya tiene algún tiempo tratando de ser Carl Sagan. Y Norman Mailer también cree que es Norman Mailer. Uno no debe andar por allí diciendo quien es. Uno es lo que uno hace. Es nuestro trabajo lo que nos identifica”.

También recuerdo uno de sus cuentos cortos donde un hombre camina por la playa y ve a otro hombre fornido, calvo, ya entrado en años, haciendo trazos sobre la arena,: Caballos, mujeres, cosas maravillosas. Regresa al hotel y va a cenar con la esposa. De repente, se le humedecen los ojos y la esposa le pregunta: ¿“Que te pasa”? Y responde: “Es que la marea está subiendo”.

Un bello homenaje a Picasso.

Tantas cosas dijo Bradbury: “La vida es como un par de interiores. Hay que cambiarla cada día”. O, “La alegría es el agradecimiento que le damos a Dios por vivir ”. O, “Si te resistes a llorar nunca podrás vivir plenamente”.

Se definió a sí mismo como un escritor de fantasías, no ciencia ficción. Decía: “la ciencia ficción te lleva al borde del abismo pero es la fantasía la que te da el empujón”.

Su libro más cautivante, Las Crónicas Marcianas, es fantasía. Es una colección de cuentos, viñetas, episodios, que no pretenden crear un planeta o una raza realmente exótica. El viajero llega y encuentra el entorno familiar, demasiado familiar. En La Tercera expedición (escribo de memoria) el Capitán John Black y su grupo de expedicionarios desembarcan en un sitio que les recuerda el pueblo de su infancia. Y quienes los reciben son sus abuelos, padres, hermanos, queridos amigos ya fallecidos. Bradbury hace de esta expedición a Marte un ejercicio de la más dulce nostalgia. Hasta que llega la noche y los Marcianos, quienes se han transformado en los familiares y amigos de los visitantes , recobran su identidad original y los eliminan.

En “El picnic del millón de años” los hijos del terrícola le piden insistentemente que los lleve a conocer a los marcianos. Un día los lleva al cuerpo de agua cercano y les pide acercarse. Cuando los niños se acercan se ven reflejados en el espejo de agua y el padre les dice: “Conozcan a los marcianos”.

Este cuento me sirvió para mis charlas anti-corrupción, en las cuales frecuentemente me preguntaban quienes serían los líderes de la lucha. Yo les echaba ese cuento. Ustedes – les decía – serán los líderes, no hay otros.

En su escrito sobre el Sentido de la Vida Carlos Alberto Montaner, ver: http://www.elblogdemontaner.com/el-sentido-de-la-vida/ nos dice que el sentido de la vida bien pusiera ser el de llevar la vida hacia los confines del universo. Este si es el campo de la ciencia ficción, en el cual Arthur C. Clarke, Isaac Asimov, Jack Vance (también en Fantasía) y otros grandes maestros, han marcado un hermoso camino.

No tengo dudas de que el hombre viajará algún día a las estrellas. Y el día que llegue la primera expedición a Marte no me extrañaría que esos primeros viajeros encontraran, en lo que pudo haber sido la plaza principal de la ciudad, una estatua de Ray Bradbury.

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