DW: Perú, entrampado entre los extremos de izquierda y derecha

 

 





La sorpresa de las elecciones generales del domingo en Perú ha sido el maestro sindicalista de izquierda radical, Pedro Castillo, quien ha logrado ser el candidato más votado con 18,20%, según el último cómputo de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), al tener casi el 80% de los votos escrutados.

Por DW.com

Durante la tarde del lunes, la lucha por el segundo lugar seguía siendo librada entre el economista de derecha Hernando de Soto, la populista de derecha Keiko Fujimori y el ultraconservador Rafael López Aliaga. Sin embargo, la candidata Fujimori sería quien acompañe a Castillo en la segunda vuelta, pues pasó al segundo lugar en las últimas horas y obtendría un 13,17%, tal y como reveló el domingo un conteo rápido de la encuestadora Ipsos Perú y otros sondeos a boca de urna.

Hasta hace unas semanas, Castillo no figuraba en el mapa o en los pronósticos de los expertos. En enero no aparecía en las encuestas, y a comienzos de marzo empezó a figurar en los sondeos con alrededor de 3% de intención de voto. Desde entonces, su vertiginoso ascenso no paró. El resultado de los comicios ha demostrado, una vez más, la gran brecha entre la capital Lima, donde vive un tercio de los peruanos y donde los conservadores obtuvieron más apoyo, y el resto del país, donde Castillo claramente se posicionó en primer lugar, principalmente en el centro y sur del país.

¿Quién es Pedro Castillo?

Sin embargo, Castillo, nacido en Cajamarca y de 51 años, no es precisamente un outsider. En 2005 inició su carrera política como miembro del Comité de Cajamarca del partido Perú Posible. En 2017 se hizo conocido a nivel nacional después de liderar la huelga de maestros por mejores salarios que duró meses, poniendo contra las cuerdas al Gobierno de Pedro Pablo Kucznynski. Desde entonces, Castillo ha recorrido el país haciendo campaña política.

Pedro Castillo en Cajamarca, su ciudad de origen.

 

Entre sus propuestas, el dirigente sindicalista ha declarado abiertamente querer redactar una nueva Constitución para debilitar a la élite empresarial y dar al Estado un rol más dominante en la economía del país. Además ha propuesto disolver el Tribunal Constitucional y dejar a los gremios decidir quiénes sean ministros. También se ha manifestado en contra del aborto, el matrimonio homosexual y el enfoque de género. Por otro lado, no oculta su afinidad con el régimen chavista de Venezuela, al que califica de “democrático”.

“No es la primera vez que pasa. Es un fenómeno que hemos visto desde los años 90, que es la pérdida profunda de capacidad representativa de los partidos políticos. En ciertas zonas del país se ha elegido a candidatos ‘diferentes’, que han expresado cierta distancia de algunas posiciones que han visto encarnadas en Lima, en un sector de la clase política peruana que alguna vez se llamó tradicional, con una élite dominante económica. Inclusive desde el punto de vista étnico”, explica a DW Iván Lanegra, profesor de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Perú y Secretario General de la Asociación Civil Transparencia.

“Entre la peste y el cólera”

Si los resultados oficiales reafirman que Keiko Fujimori es quien será la rival de Castillo en la segunda vuelta, tampoco la tendrá fácil. En los sondeos, Fujimori era la que tenía el más alto porcentaje de rechazo, de alrededor del 60% que nunca votaría por ella. Una mochila pesada debido a sus desaciertos políticos en el último quinquenio y las investigaciones por corrupción. La Fiscalía pide por ejemplo 30 años de cárcel para ella por lavado de activos.

Keiko Fujimori es actualmente investigada por corrupción.

 

Para la politóloga Bettina Schorr, del Instituto de Estudios Latinoamericanos de Berlín (LAI), el resultado de las elecciones es “realmente un desastre” para el país: “Esto es como tener que elegir entre la peste y el cólera. Me parece casi increíble que Keiko Fujimori pase a segunda vuelta, después de las acusaciones de corrupción en su contra y después de entorpecer el trabajo del Congreso los últimos años”. En el caso de Castillo, también ve problemas, sobre todo por su conservadurismo social y económico, que es el mismo que los otros candidatos de la derecha. “En cualquier caso, se ve difícil que lleguen mejores días a Perú”, advierte la politóloga alemana.

Sin embargo, el experto Lanegra recuerda que en otras ocasiones los candidatos han planteado cuestiones controvertidas, pero que en la segunda vuelta han tenido que variar, porque ya no les alcanza el porcentaje para llegar a otros sectores, como ocurrió en 2011 con Ollanta Humala, quien terminó firmando una Hoja de ruta para no hacer mayores cambios en el sistema. “Inclusive cuando llegan al gobierno tienen que hacer ajustes, porque no es posible llevar a cabo alguna de estas cuestiones planteadas o porque ellos mismos, por necesidad de ajustar su propuesta a nuevos aliados, tienen que también hacer ajustes en sus planteamientos”, señala Lanegra.

El Congreso más disperso de la historia

Mientras tanto, lo que sí quedará definido en esta primera vuelta es la composición del nuevo Congreso compuesto por 230 congresistas, que asumirán a partir del 28 de julio con, al menos, 11 bancadas. “Eso es todo un récord y no uno realmente positivo. Este va a ser posiblemente el Congreso más disperso de nuestra historia. Ese es nuevamente otro indicador que expresa esta dispersión y división de los resultados”, anota el politólogo peruano.

Según Lanegra, si se quiere cierto orden en el manejo tanto del Parlamento como la relación Parlamento- Gobierno, esta realidad obliga a hacer coaliciones y acuerdos parlamentarios formales, en los que las bancadas decidan trabajar juntas en determinados temas de agenda: “Debido a que las bancadas son pequeñas minorías, el Gobierno necesita una coalición parlamentaria mínima que le garantice cierta capacidad de acción, por ejemplo, para tener una mayoría que evite que el presidente sea destituido. Esa es la única salida, porque si no vamos a tener una repetición de lo que tenemos ahora”.

Por otro lado, los resultados en Perú no harían otra cosa que confirmar la tendencia polarizante que vive la región: “Es bastante congruente con lo que pasa en América Latina, donde tenemos estos dos polos opuestos en distintos países. Lo vimos también con las elecciones del domingo en Ecuador o hace poco en Bolivia y Brasil. Todo eso permite visibilizar muy bien la polarización y también la falta de alternativas para mucha gente en la región”, concluye la politóloga Schorr.