Ramón Peña: Soberanía, de Carabobo a hoy

Esta semana las facciones de bandoleros colombianos que ocupan el Estado Apure amenazan de nuevo a la desguarnecida población civil con una escalada del conflicto que allí escenifican. Un menoscabo deplorable de nuestra soberanía que, por contraste, trae a la memoria dos episodios honrosos en defensa de la misma.

En 1952, pretendiendo demostrar autoridad sobre los islotes de Los Monjes en jurisdicción venezolana, la corbeta colombiana Almirante Padilla, cañoneó dichos islotes. La respuesta de la aviación venezolana, pertrechada con aviones de combate Vampiros, fue inmediata y contundente. Con nuestros cazas ya sobrevolando la frontera, un ultimátum disuadió al gobierno colombiano de tal pretensión. El 29 de noviembre de ese mismo año, el Presidente encargado, Roberto Urdaneta Arbeláez, reconoció nuestra soberanía sobre los islotes y la plataforma submarina que los mismos determinan.

En 1987, el Presidente colombiano Virgilio Barco sostenía posiciones agresivas y de potencial belicismo sobre el diferendo limítrofe debatido entre nuestros dos países. Ante tal postura, el Comando Unificado de nuestras Fuerzas Armadas organizó un ejercicio de guerra, con cien mil efectivos, como acción preventiva y oportuna. El 9 de agosto de ese año, la corbeta colombiana Caldas penetró sin autorización aguas del Golfo de Venezuela. Con la eficacia del plan de guerra ya ejercitado y bajo el mando firme del Presidente Jaime Lusinchi, la movilización inmediata de soldados, aviones F-16 y submarinos, hicieron entender al Presidente Barco y a la flota colombiana desplegada en el lugar, que su única opción era respetar nuestra superioridad de apresto y capacidad estratégica. Admitieron el grave error de desafiar a una fuerza armada de alta moral y competencia.





Hoy, tristemente, territorios soberanos de varios estados de la República son mancillados y están a merced de forajidos colombianos… Situación embarazosa para rendir tributo, este 24 de junio en su bicentenario, al ejército patriota, auténtico Forjador de Libertades, por la gloria de su triunfo en Carabobo.