José María De Viana: La ausencia de servicios públicos es la peor dimensión de la pobreza

 

 





El ingeniero y profesor universitario, expresidente de Hidrocapital, José María De Viana, analizó la crisis en el suministro de agua potable y la recolección de aguas servidas en todo el territorio nacional. En su opinión, las empresas hidrológicas regionales son incompetentes debido a la sustitución del talento calificado por una estructura de obediencia política, junto a la falta de probidad administrativa. De acuerdo a su diagnóstico, la mala calidad del agua en el servicio doméstico y en los hospitales, se debe al suministro inadecuado de reactivos en las plantas de tratamiento.

Por Marianna Gómez / La Patilla

 

 

– Centrándonos en la información más reciente aportada por nuestros corresponsales en Zulia, Aragua, Guárico, Mérida, Nueva Esparta, Carabobo, Táchira y Bolívar, podríamos decir que hay una crisis en el suministro de agua potable en todos estos estados. De acuerdo a su experiencia y conocimiento, ¿cuál es la causa principal de esta situación?

Siempre que vemos estos problemas, tendemos a ver el problema físico: tubos dañados, bombas dañadas, alguna obstrucción o fuga de aguas servidas o blancas. Pero tenemos que entender que el problema no está en las cosas, sino en las organizaciones que las manejan. El servicio de agua potable y de disposición de aguas servidas del país es manejado por empresas regionales, cuya responsabilidad es entregar agua potable a las personas y recoger las aguas servidas y, después, tratarlas adecuadamente.

El problema es que en Venezuela tenemos un modelo político autoritario que tomó el control de las empresas de servicio como instrumento de la revolución. Ello significó un proceso de colonización e invasión de esas organizaciones que eran profesionales, llenas de talento, conocimiento y experiencia para manejar el servicio de manera adecuada, y esos cuadros fueron sustituidos progresivamente por otros cuadros obedientes y, en casos, muy bien intencionados, pero inexpertos.

Esas organizaciones se destruyeron, porque perdieron el talento, los profesionales e ingenieros competentes, se fueron. Las empresas perdieron el equilibrio económico, no les permitieron cobrar las tarifas a precios reales, perdieron su capacidad para comprar equipos, herramientas, repuestos, camiones adecuados y finalmente llegamos a la situación actual.

Las empresas que manejan el servicio de agua son absolutamente incompetentes porque no tienen el talento, los materiales, los equipos, ni los recursos económicos. Las averías que usted señala no pueden ser reparadas ni en el tiempo ni en la forma adecuada. Y hasta que ello no cambie, la situación va a empeorar. Estamos sufriendo un deterioro en la calidad de vida, que es una forma terrible de pobreza. La ausencia de servicios públicos es algo que el ciudadano, por sí mismo, no puede resolver. Es la peor dimensión de la pobreza.

– En varias zonas del país se recibe agua no apta para el consumo humano. Hemos visto fotos, por ejemplo, de Margarita, donde se ve agua marrón que sale directo de la tubería. ¿Qué ocurre en el proceso de tratamiento, para que los habitantes reciban agua no potable, en esas condiciones?

Como mencionas, hay dos problemas. Uno de cantidad: las ciudades estaban recibiendo la mitad de lo que recibían hace 20 años, principalmente porque los sistemas de transporte, porque los embalses y los ríos desde donde el agua natural es embalsada, y esos sistemas son grandes tuberías que están dañadas y no han sido reparadas. Por ejemplo, ciudades como Maracaibo, que está unida a dos embalses enormes, uno al norte y otro en el oeste y, sin embargo, en la ciudad no hay agua.

El segundo problema es el tema de calidad. El agua en su condición natural no es potable, tiene que pasar por procesos físicos: clarificación que es un proceso por el cual sedimentamos todos los materiales en suspensión; el filtrado a través del medio poroso y después de que está limpia, la desinfectamos. Esto ocurre en las plantas de tratamiento. Allí hay dos problemas: algunas están dañadas y también los químicos fundamentales que utilizamos para potabilizar el agua -el sulfato de aluminio y el cloro gas- son de producción petroquímica y tienen que ver con la producción de bauxita.

Entonces, el segundo problema es que la producción local de estos químicos necesarios para tratar el agua, es insuficiente. Y por ello, las cien plantas de tratamiento que existen en Venezuela, en su mayoría, están funcionando muy mal, mecánica y físicamente, además, con suministro inadecuado de reactivos.

– ¿Esta situación de las plantas de tratamiento es reversible? Se trata de un asunto de suma gravedad.

Venezuela tiene la infraestructura sanitaria más importante y maravillosa de toda América Latina. Difícilmente haya ciudades (en Latinoamérica) con las instalaciones que fueron construidas con la infraestructura que nosotros tenemos. Contamos con más de 100 embalses para abastecer a centros poblados y 100 plantas de tratamiento. Tenemos sistemas de transporte maravillosos, que son capaces de llevar suficiente agua a cualquiera de esas ciudades.

En Venezuela, para tener un buen servicio, bastaría con reparar todo lo que tenemos. Nuestro problema es la rehabilitación. Hay sistemas que reemplazar por obsolescencia, porque la tecnología de hace 20 años, cambió, y existe una mejor tecnología, incluso a mejores precios. Pero lo importante es que ese proceso de reconstrucción de la parte física, debe incluir la parte institucional. Se tiene que volver a entrenar a las personas, a los trabajadores, rehabilitar la infraestructura. El día en que comiencen a hacerse las cosas como se tienen que hacer, en tres años podemos contar con un servicio de agua de excelente calidad.

– Al menos 800 familias en Cabudare, estado Lara, permanecen afectadas por la fractura de una tubería de aguas negras; 300 familias en Caña de Azúcar, estado Aragua, están en riesgo por el desbordamiento de las cloacas, una situación similar se registra en el sector Oropeza Castillo de Puerto La Cruz. Esto nos deja una clara idea de cómo la gente sobrevive a estos focos de infección. ¿Qué ha agravado esta crisis derivada de la recolección de las aguas servidas?

El servicio de recolección de aguas servidas es tan grande como el de agua limpia. Ese sistema funciona por gravedad, normalmente no utiliza bomba. Si se fractura, hay que repararlo; si se tapa, hay que destaparlo. En un acueducto normal, tenemos cuadrillas y camiones dedicados a ello. Pero ¿qué es lo que ocurre? Tenemos colectores que están absolutamente obstruidos con basura que fue cayendo a través del tiempo, tapó los conductos y los hizo rebosar. Tenemos colectores que están fracturados. Y el agua servida tiene el atributo de que es patógena. No es solo un tema de confort, sino también de salud.

El problema es que averías que deben ser reparadas en 24 horas, a veces tardan años y lo que ocurre es que, a veces, no hay cómo trasladar a los trabajadores y, cuando llegan, tienen las manos vacías porque no cuentan con herramientas. En estas labores se emplean camiones que, en el caso de placas, tienen un robot con una cámara que ingresa a las tuberías de tramos subterráneos. Y, al final, tenemos muchas averías, porque no contamos con los equipos de reparación y están en su peor momento porque ni las hidrológicas regionales ni las alcaldías cuentan con recursos y ello evidencia la gravedad del problema.

– Entre las áreas más afectadas, están los hospitales. ¿Por qué un hospital, construido durante los mejores años de la prosperidad arquitectónica en la historia del país, se queda sin agua? En San Cristóbal, más de 70 pacientes renales están en riesgo de muerte ante suspensión de las diálisis por falta de agua.

Lo que ocurre hoy en los hospitales se puede describir así: bajo de las camas de los pacientes, el espacio está lleno de botellas de agua. Hemos tenido noticias de contaminación interna porque, muchas veces, esa agua no es potable. Restablecer las condiciones de agua en un hospital, requiere de la construcción de un pozo y de operarlo correctamente y de que el sistema hidroneumático funcione. En el Hospital Universitario de Caracas podían observarse excrementos humanos en las escaleras, porque los baños no estaban funcionando. Esto es inaceptable, pero las inversiones necesarias para el debido funcionamiento, son bien pocas. El problema no es tanto el dinero. Reitero, el problema es la formación del talento humano y la rectitud económica.

A muchos de estos hospitales les han dado fortunas para remodelaciones arquitectónicas, muchas veces mal hechas. En los hospitales hay áreas que requieren el uso de agua, aún más pura, como el caso de los quirófanos y las áreas de diálisis. Un hospital sin agua, no cumple con sus servicios fundamentales. Si hubiera probidad administrativa en los hospitales, se habría invertido en un sistema de suministro alterno de emergencia que sería apto para que el hospital funcione en cualquier situación.