Con machetes en mano, habitantes de El Rosario, Nariño, expulsaron a miembros del Ejército colombiano

Con machetes en mano, habitantes de El Rosario, Nariño, expulsaron a miembros del Ejército colombiano

Tensión en El Rosario, Nariño: habitantes retiraron a uniformados del Ejército en el municipio. Fotos: capturas de pantalla

 

 

 





 

 

 

 

Lo uniformados se encontraban realizando patrullajes cuando fueron abordados por la comunidad, que los obligó a retirarse de la zona.

Por infobae.com

Una difícil situación de orden público se vivió en el municipio de El Rosario, en el norte de Nariño, cuando un grupo de pobladores obligaron a integrantes de Infantería número 9 Batalla de Boyacá, del Ejército Nacional, a retirarse de la zona. Los uniformados se encontraban realizando patrullajes cuando fueron intimidades por la comunidad.

Según precisó la institución a través de un comunicado, estos hechos ocurrieron los días 5 y 6 de enero, más precisamente en el corregimiento La Esmeralda, a una hora del casco urbano del municipio. Al parecer, las labores de los integrantes de la Fuerza Pública buscaban contrarrestar el accionar de un Grupo Armado Organizado Residual (GAO-r) que opera en esa región.

A través de un video, que fue divulgado por Noticias Caracol, se observa el momento en el que un numeroso grupo de personas se le acercan a las autoridades para exigirles que se retiraran: “¡No vuelvan más!, ¡que se vayan…!”, fueron algunos de los gritos que se alcanzaron a escuchar en ese momento. Ante los repetidos llamados de atención, un soldado que estaba en cámara da algunos pasos hacia atrás.

La versión de la institución apunta a que algunos pobladores tenían objetos cortopunzantes, con los cuales los amenazaron. “Fueron rodeados por quienes serían habitantes del sector, los cuales se presentaron ante los uniformados portando machetes y pretendiendo provocar a la tropa. A su vez, se dirigieron a ellos con palabras soeces, exigiéndoles abandonar el sector y expresándoles que no eran bienvenidos allí”, apuntó la comunicación.

El pasado 7 de enero también ocurrió una situación similar, pero esta vez en la vereda El Filo. Allí, otra de las unidades del Batallón Boyacá habrían sido rodeadas por unas 200 personas, las cuales les exigieron que se fueran de inmediato. Sin embargo, y por fortuna tanto para los soldados como para la comunidad, no se reportaron personas lesionadas.

“El Comando de la Vigésima Tercera Brigada hace un llamado a las autoridades municipales y departamentales, para que desde sus roles y funciones adelanten las acciones legales frente a estos sucesos de hechos violentos por parte de la población civil, en cumplimiento del principio constitucional de colaboración armónica entre las instituciones”, manifestó el Ejército en su comunicación oficial.

Amilcar Pantoja, secretario de Gobierno de Nariño, manifestó que se están buscando espacios para encontrar soluciones de manera pacífica: “Planteamos unas mesas de diálogo, de trabajo, entre todos los sectores para generar confianza y evitar a toda costa cualquier tipo de circunstancias que vayan en contra de las mismas comunidades. Seguimos trabajando desde la Gobernación de Nariño precisamente para garantizar la estabilidad de estas zonas que han sufrido, y siguen sufriendo, la presencia de grupos armados”.

Recordemos que el pasado 23 de diciembre fue secuestrado el patrullero de la Policía Tomás Andrés Blanco Rolón en El Rosario. Posteriormente, apareció una prueba de supervivencia en la que el hombre asegura que está en poder de la columna Franco Benavides, de las disidencias de las Farc, y que su integridad corre peligro.

 

 

 

 

En la tarde del 26 de diciembre, Blanco Rolón fue liberado y entregado a personal del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). El aumento del pie de fuerza está relacionado con el secuestro del patrullero y demás actos delictivos que vienen cometiendo las organizaciones armadas en el departamento.

“En esta oportunidad, contamos con el valioso esfuerzo de la comunidad local para que esta finalidad humanitaria pudiera ser alcanzada. Por nuestro principio de imparcialidad, en el CICR trabajamos para ayudar a quienes sufren por los conflictos armados y la violencia, sin ningún tipo de distinción”, manifestó entonces el jefe de la oficina del CICR en Cali, Kian Abbassian.