El naufragio de la pesca en Venezuela, marcada por falta de gasolina, hampa y derrames de crudo

El naufragio de la pesca en Venezuela, marcada por falta de gasolina, hampa y derrames de crudo

El naufragio de la pesca en Venezuela, marcada por la crisis de gasolina, el hampa y los derrames de crudo

 

 

Las restricciones en la venta de gasolina y diésel no solo han afectado a los conductores de transporte particular y público, sino también han impactado significativamente en la faena diaria de los pescadores de los estados Anzoátegui, Falcón, Sucre y Nueva Esparta.

Dexcy Guédez, Víctor Federico González & Javier A. Guaipo // Corresponsalía lapatilla.com

Aunque este problema viene arrastrándose desde hace más de 2 años, fue en el pasado mes de diciembre que se intensificó. Así que al inicio de este año, los pescadores lanzaron sus redes, pero esta vez en las calles para protestar por la eliminación del subsidio y la reducción en la cantidad de combustible a la que pueden acceder.

El impacto social de las medidas restrictivas adoptadas por el régimen chavista es incalculable, mas no intangible para el estómago de muchos trabajadores del mar. Se calcula que en los estados Nueva Esparta, Sucre, Anzoátegui y Falcón, más de 27 mil pescadores están afectados por la falta de gasolina y diésel, lo cual se ve reflejado en el resultado de su trabajo: la pesca se ha reducido entre un 50% y 70%.

En un sondeo realizado por los corresponsales de La Patilla, se precisó que diariamente necesitan entre 50 litros y 480 litros de gasolina por embarcación, pero con suerte pueden obtener 120 litros o menos al mes. La cantidad de gasolina que requieren para la faena diaria depende del tamaño de la embarcación y la distancia a recorrer.

Estas vicisitudes que enfrentan los pescadores explica, en parte, los altos precios en algunas especies marinas como el mero (8 dólares el kilo) o el pulpo y otros mariscos (10 dólares el kilo). Sin embargo, también se pueden conseguir por 2 dólares o menos pescados como machuelo, sardina, cachorreta, lamparosa y corocoro.

Pescar a remo

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Pedro Pereda es un pescador nativo de Cumaná, capital del estado Sucre en el oriente de Venezuela. Él junto a su gremio ha enfrentado las restricciones impuestas por el régimen de Nicolás Maduro en cuanto a la distribución de gasolina. “He llegado pasar hasta más de dos meses sin pescar. Con la gasolina existen muchos problemas, nos quieren dar solamente 60 litros y eso no es nada”, expresó.

Contó que durante el tiempo que estuvo sin faenar por la falta de combustible, pudo sobrevivir gracias a que su compañera estaba en Ecuador con su hija. “Me mandaba ocasionalmente entre 10 y 20 dólares para medio comer”. Le ha tocado comer solo un plato de comida al día.

Pese a esto y a su avanzada edad, sigue con muchas ganas de trabajar. “Nosotros tenemos que luchar y seguir adelante”, dijo Pereda, al mismo tiempo que denunció que para conseguir el carburante debe pagar 20 dólares por huella (compra del cupo de gasolina de otra persona en las estaciones de servicio), sin dejar de lado los altos costos de los repuestos de los motores y demás insumos que requieren para poder laborar.

En un año, los pescadores sucrenses pueden llegar a faenar solo tres meses por las irregularidades en la distribución de gasolina que, incluso, los ha obligado a salir a remo, una decisión muy peligrosa, pero que es tomada por necesidad. “Si uno no pesca, no come”, aseveran.

El mar negro

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Aunque el principal problema de los pescadores de Falcón es la falta de gasolina, también les afecta muchísimo el derrame petrolero de las refinerías Amuay y Cardón que contamina toda la costa de Falcón. Esta situación los ha obligado a cambiar las zonas de pescas por otras más alejadas de la ribera.

También les inquieta la falta de apoyo gubernamental, especialmente en lo relacionado a la reparación de sus lanchas. Arreglar un motor fuera de borda es muy costoso y más aún adquirir uno nuevo. Cuando el petróleo mancha algún chinchorro, necesitan unos 500 dólares para reemplazarlo.

Según Pablo Gómez, sin gasolina es imposible trabajar. “Ahora tampoco podemos llevar la huella de un familiar para poder obtener la gasolina a través del Sistema Patria. Nos quieren dar 120 litros semanales y eso alcanza escasamente para dos días”.

Lamentó que el pescador sea uno de los trabajadores más olvidado, nadie los toma en cuenta. “Si se nos manchan las lanchas de petróleo, las redes se pierden manchadas y nadie hace nada. Nos sentimos abandonados completamente. Pdvsa se hace la ciega cuando pasan los grandes derrames”.

Gómez afirmó que hay tanta necesidad en la región, que adolescentes de 15 y 16 años abandonan la escuela para trabajar en la mar. En ocasiones, prefieren cambiar la pesca del día por alimentos sin preparar como pastas, arroz, harinas, azúcar, entre otros. El trueque es una opción que les permite sustentar sus hogares.

Chatarreros en acción

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A los pescadores del estado Anzoátegui cada día se les hace más cuesta arriba desempeñarse en su actividad productiva debido a los múltiples obstáculos que han ido surgiendo en los últimos tiempos.

Ahora no solo se trata de un problema económico por el bajo poder adquisitivo de la población, sino que debemos sumarle las dificultades para conseguir gasolina suficiente para trabajar y a un precio accesible.

No obstante, para los pescadores que hacen vida en Playa Los Cocos, en Puerto La Cruz, la “cereza del pastel” ha sido la ola de robo de embarcaciones que se ha desatado desde finales del año pasado.

Julián Brito, quien lleva dos años viviendo de la pesca, contó que hace un par de meses fue víctima de unos criminales que hurtaron el peñero que solía utilizar para su faena. “Estuve varias semanas paralizado, porque esa era mi única fuente de ingresos. Me tocó empezar a trabajar con algunos compañeros, porque mi herramienta fue robada”.

Según detalló, en lo que va de año les han robado alrededor de 15 lanchas. Y a pesar de haber puesto la denuncia ante los cuerpos de seguridad, estos no han aplicado ningún tipo de despliegue en la zona.

Otros afectados contaron que, al parecer, los botes son utilizados por los malhechores para movilizarse hasta las adyacencias del Puerto de Guanta y robar chatarra para luego revenderla.

Se deterioran las embarcaciones

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Para el margariteño Edismer Gómez desde que el régimen cambió el sistema para surtir gasolina, su rutina de sueño se transformó, porque pasa la noche rezando a la Virgen del Valle y al Cristo del Buen Viaje para que le vaya bien en la pesca con la gasolina a la cual haya tenido acceso. Si la suerte no le acompaña, pesca solamente para comer él, su mujer y sus tres hijos.

En algunas ocasiones la suerte le sonríe y extrae pescado para el sustento de su hogar y también para vender y poder comprar harina de maíz, arroz, yuca y hasta plátano. Lo que más le duele es no poder complacer algunos antojos de sus hijos cuando quieren variar el menú.

Para este pescador margariteño es doloroso ver cómo algunas embarcaciones ya comienzan a abrirse y dañarse al igual que sus motores, porque los patrones llevan varios meses sin poder comprar gasolina. si no tienen buena pesca, las lanchas están condenadas al deterioro por falta de mantenimiento.

Cansado de tanto lidiar en Carúpano para comprar gasolina para las faenas de pesca con las cuales mantenía a su familia, Miguel Vizcaíno decidió levar las anclas de su vida y mudarse para Margarita, donde hace más de un año no existían tantas limitaciones para surtir gasolina a su embarcación “Los cuatro hermanos”.

Así llegó a las costas de playa Bella Vista, donde la comunidad pesquera lo adoptó literalmente como uno más de la familia. A más de doce meses de haber experimentado un profundo cambio de rutina, todavía siente que tiene sus ventajas, porque logra tener acceso al combustible así sea “bachaqueada” en dólares.

De esa manera todavía tiene la oportunidad de salir a faenar y poder enviarle dinero a su familia para que cubran sus necesidades básicas. Vizcaíno siente que en torno de la situación que viven con el combustible, existen personas que se benefician con las necesidades de ellos como trabajadores que buscan el sustento en medio de los riesgos que la mar encierra.

Desde Sucre hasta Falcón, siguen los pescadores protestando, incluso, exigiendo la renuncia del ministro de Pesca por su incompetencia para resolver el problema de la gasolina. Han realizado propuestas, como que sean reconocidos en el Sistema Patria y puedan comprar el carburante con los privilegios del sector de transporte público, pero no han obtenido respuestas.

También se han reunido con alcaldes y gobernadores, pero todo queda en palabras. Algunos guardan la esperanza de que los Consejos de Pescadores puedan intervenir con mayor efectividad y de esta manera dialogar con los funcionarios del régimen chavista. Sin embargo, las acciones de calle se mantendrán hasta que se resuelva el acceso al combustible y el apoyo de las autoridades para que los pescadores retomen con “normalidad” sus faenas.

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