Bad Vegan: la serie sobre la reina de la cocina vegana estafada por su marido, que acabó presa por una pizza

Bad Vegan: la serie sobre la reina de la cocina vegana estafada por su marido, que acabó presa por una pizza

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Un mes y medio después del furor por El estafador de Tinder, este 16 de marzo llega a Netflix una serie documental que alimentará la voracidad de los fanáticos del género true crime: Bad Vegan: Fama. Fraudes. Fugitivos. La historia de Sarma Melngailis, la creadora en 2004 en Nueva York del “mejor restaurante crudivegano del mundo”.

Por: Clarín





Sarma Melngailis fue estafada por su marido, la acusaron de robar cerca de dos millones de dólares de su propio negocio, la llamaron “la fugitiva vegana” y fue apresada en 2016, cuando pagó un delivery con su tarjeta de crédito: terminó en la cárcel por pedirse una pizza.

Los condimentos de esta historia bizarra y atrapante podrían sintetizarse en los titulares más estrambóticos sobre el caso, que recupera Bad Vegan: Fama. Fraudes. Fugitivos.

“Tras casarse con un misterioso hombre que le juró que haría que su perro fuera inmortal, una famosa restaurantera vegana pierde el rumbo en su vida”, sintetiza la promoción de Netflix sobre esta serie documental de cuatro episodios al comando de Chris Smith, uno de los productores de la serie Rey Tigre y director del documental FYRE: La fiesta más exclusiva que nunca sucedió (ambas en Netflix).

Una serie extravagante

Bad Vegan no tiene nada que envidiarles en niveles de extravagancia. Esta serie combina lo delictivo, lo gastronómico y lo empresarial alrededor de un exhaustivo material de archivo, de imágenes reveladoras y de recurrentes testimonios en primer plano. Entre ellos (la perla del producto) estará la propia Sarma Melngailis: la pujante emprendedora crudivegana que cayó en desgracia.

¿Fue ella una delincuente o una víctima de un marido narcisista y psicópata? El placer adictivo actual por las series true crime (crimen verdadero) juega a favor del éxito que se espera para Bad Vegan: Fama. Fraudes. Fugitivos.

También el goce morboso de quienes están a la orden del día para denostar a la filosofía de los veganos, sin captar su complejidad. Pero habrá que esquivar miradas simplistas y cínicas. Bad Vegan: Fama, fraudes, fugitivos ayudará a entender qué sucede cuando la gloria y la exposición mediática desmedida pueden ser un cóctel muy agrio en un país ultra competitivo como los Estados Unidos.

El restaurant vegano de Sarma Melngailis se llamó Pure Food and Wine y se inauguró en 2004 en el subsuelo de un edificio en el distrito de Gramercy, a una cuadra al este de Union Square. Enseguida se volvió el furor de los bloggers gastronómicos, al enfocarse exclusivamente en la comida cruda (raw food).

Así llegó a cautivar a celebrities de toda índole. Por ejemplo, se sabe que Boy George dio en Pure Food and Wine una nota para The New York Times, o que, en febrero de 2011, allí Alec Baldwin conoció a su actual esposa Hilaria.

Empleados doblemente renunciantes

Once años después de que Pure Food and Wine abriera, sus empleados llegaron a renunciar dos veces con sendas demandas por salarios impagos y millonarios desfalcos. ¿Qué había ocurrido?

En noviembre de 2011 (cinco años antes de caer presa), Melngailis había conocido por Twitter a Anthony Strangis y se dejó convencer por las promesas más raras e ilógicas que aquél le hizo. Entre ellas, la de que sabía la forma de que su perro Leon, de raza pitbull, se volviera inmortal.

Esto que parece un disparate hallará su rara lógica en Bad Vegan, que cuenta con varios productores ejecutivos: Ryann Fraser, Mark Emms y el propio Chris Smith. De hecho, se cree que en 2012 ya estaban casados, y que Strangis comenzó a drenar la fortuna del restaurant para su propio beneficio.

¿Melngailis estaba realmente engañada? ¿Qué había detrás del exponencial crecimiento de Pure Food and Wine en Nueva York?

Repasar los cientos de miles de dólares en juego sería agotador. Sólo hasta enero de 2015, según cálculos estimativos, Strangis movió fondos cercanos a los tres millones de dólares hacia su propia cuenta bancaria, a ciertos casinos y a gastos de lujo. También se llevó otros miles en efectivo.

Lo raro es que Melngailis no tenía el perfil de alguien manipulable con frases delirantes como las de Strangis. Nacida en Massachusetts, se graduó en economía en Pennsylvania y se mudó a Nueva York queriendo trabajar en firmas de inversión.

Pero ella se animó a otro menú para su vida: se inscribió en el French Culinary Institute y se graduó en 1999. Con su exnovio Matthew Kenney (hoy un chef famosísimo) abrió el restaurante Commissary en 2001, sin el éxito esperado. Lo lograron recién 2004 con Pure Food and Wine: la revolución crudivegana estaba en marcha.

Aunque Bad Vegan: Fama. Fraudes. Fugitivos revelará que el negocio acarreaba severos problemas comerciales. Es más: según Vanity Fair, ya en 2007 Melngailis deslizaba que tenía una deuda de cientos de miles de dólares, y que se sentía “agotada, hastiada e incluso al borde de un ataque de nervios”. Justo cuatro años antes de conocer vía Twitter a Anthony Strangis.

Coincidencias con El estafador de Tinder

Quienes hayan visto El estafador de Tinder (que se estrenó el 2 de febrero en Netflix) hallarán no pocas coincidencias entre el oscuro Simon Leviev y el marido de Melngailis.

Por ejemplo, se cree que aquél le dijo a la creadora de Pure Food and Vine que necesitaba sus claves personales para ayudarla a solucionar un hackeo de su computadora. Incluso la habría desconfiar de su staff y hasta de su familia.

Supuestamente influida por Strangis, en 2014 Melngailis dejó de aparecer en Pure Food and Wine. Aunque ella les había dicho a sus empleados que trabajaba para expandir el negocio, en enero de 2015 rebotaron los cheques de cerca de 100 personas. Se negaron a trabajar gratis y entonces Pure Food and Wine dejó de funcionar.

Hubo nuevas promesas, pero también recurrentes fraudes y drenajes de más miles de dólares a favor del marido de Melngailis. Y, en julio de 2015, el “mejor restaurante crudivegano del mundo”, tal como le decía parte de la prensa culinaria en Nueva York, terminó cerrando para siempre.

Al tiempo Melngailis y Strangis abandonaron Manhattan. Fueron rastreados por distintos estados y los localizaron recién el 10 de mayo de 2016: estaban en un hotel a 32 kilómetros de Knoxville, Tennessee.

Habían estado escondidos durante cuarenta días, hasta que los delató un pedido de delivery con la tarjeta de crédito de Melngailis en la cadena de pizzas Domino’s: un símbolo de comidas rápidas, muy lejos de la cocina vegana de alto nivel. ¿Qué habrá sentido la pionera en Nueva York de la raw diet al ser arrestada por culpa de una pizza?

¿Cómo terminó esta secuencia para ambos? Enfrentaron distintos cargos, desde hurto mayor hasta fraude fiscal y defraudación, y las condenas llegaron en 2017.

Los pormenores de las condenas llegarán al final de Bad Vegan: Fama, fraudes, fugitivos. También se sabrá cómo se reinventó Melngailis escribiendo libros, o ampliando sus experiencias por las redes sociales. Habrá que ver por cuánto tiempo permanece en boca de los fanáticos de las series documentales más crudas, bizarras y fascinantes.