Degenerado obligó a su hija a masturbarlo durante cinco años: fue condenado a más de una década de cárcel en España

Degenerado obligó a su hija a masturbarlo durante cinco años: fue condenado a más de una década de cárcel en España

Foto: Archivo

 

 

 

La Audiencia de Valladolid ha impuesto una condena de once años de cárcel a un hombre por un delito continuado de abusos sexuales sobre su hija, menor de edad, a la que entre los siete y los trece años obligó a que le masturbara, tanto con las manos como mediante la práctica de felaciones.

Por ABC

La sentencia de la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia de Valladolid considera al citado individuo autor de un delito continuado de abusos sexuales en la persona de su hija y le condena a la pena de once años y un día de prisión, junto con la prohibición durante diecisiete años de aproximarse a menos de 500 metros a la víctima, su domicilio y centro de estudios o trabajo, así como de comunicarse con ella por cualquier medio.

Además, para su ejecución con posterioridad a la pena privativa de libertad acordada, el tribunal le impone libertad vigilada durante siete años y la obligación de indemnizar a la menor con 8.000 euros por daños morales, según la información del Gabinete de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León recogida por Europa Press.

El fallo incluye también la condena por un delito de amenazas consistente en veinte días de localización permanente.

Los hechos se remontan al periodo entre los años 2008 y 2014, en el que el ahora condenado pidió en numerosas ocasiones a su hija que le masturbara con las manos, pidiéndole también varias veces que le hiciera felaciones, a lo que ella se plegó por tratarse de su padre.

La situación se repitió hasta que, tras cumplir 13 años, ella rechazó continuar con tales prácticas, aunque en el año 2019, estando padre e hija de vacaciones, aquel le solicitó a ella ducharse juntos, a lo que la menor se negó.

Tales hechos se producían en el domicilio familiar y solían acaecer a primera hora de la mañana, cuando el condenado y su hija se hallaban en el sofá del salón y la madre aún dormía.

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