Trata de personas se confirma en Falcón tras desaparición de 17 balseros que buscaban llegar a Aruba

Trata de personas se confirma en Falcón tras desaparición de 17 balseros que buscaban llegar a Aruba

REFERENCIA

 

 

 





 

Se acerca el nacimiento del Niño Jesús y con él otra Navidad que los familiares de 17 personas repiten el deseo de volver a ver a sus dolientes, que el 17 de marzo de 2019 se montaron en una lancha desde Tiraya en la Península de Paraguaná con destino a Aruba, en aras de buscar un mejor futuro.

Corresponsalía La Patilla

Desesperados por la grave crisis que atraviesa el país, pagaron el viaje para que una lancha los llevara a la isla de Aruba, ubicada a escasos 38 kilómetros; esto para ingresar de forma ilegal a la isla ya que recientemente se había cerrado la frontera entre Venezuela y los Países Bajos, lo que mermó el intercambio cotidiano comercial y turístico entre ambas naciones.

Las familias tienen pruebas de que sus dolientes son víctimas de trata de personas, pues una vez que se subieron a la embarcación, no hubo más comunicación; hasta dos días después que varios de los números asociados a WhatsApp tenían conexión y estaban en línea, incluso fueron eliminados; una operación que solo se logra hacer si se tiene el teléfono en las manos. Los familiares, también notaron varias situaciones extrañas que han ido denunciado en estos dos largos años y nueve meses de lucha y de buscar respuestas ante la Fiscalía 13 y no reciben avances de la investigación, aunque hay seis detenidos por trata de personas, no hay condena para ninguno.

Madres y esposas se volvieron investigadoras

En el grupo hay tres mejores de edad.

 

 

 

 

 

En dos años y nueve meses, las familias han ido a audiencias porque ha habido 8 detenidos, de los cuales dos, salieron en libertad y un ex funcionario del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas tiene un beneficio de casa por cárcel. Otros seis están presos en diferentes organismos de seguridad, lo que representa un plus para atrasar el debido proceso.

“Nosotros no pedimos ayuda a los organismos de seguridad, tenemos miedo porque ellos no ayudan. Hay muchos que están involucrados en la trata de personas y las autoridades no hacen nada. Hemos hecho investigaciones por nuestros propios medios y sabemos que nuestros hijos y esposos están vivos”, dijo Carmen Sánchez, madre de uno de los desaparecidos.

El año pasado, se corrió una noticia de que en el estado Bolívar, las autoridades habían rescatado 600 personas que estaban secuestradas para trabajar en las minas. En las redes sociales salió una foto que se viralizó y varios familiares reconocieron a los suyos, incluso llevaban la misma ropa con la que salieron desde Paraguaná.

Un grupo de mujeres no dudó en ir a Bolívar y buscar información. Las mujeres recibieron ayuda de los mineros y no de las autoridades; desde entonces están tras la pista de sus familiares porque de allá llegaron a Falcón con la esperanza de que están vivos y en un lugar en contra de su voluntad.

Aseguran que llevan una investigación paralela y están muy seguras que van a hallar a sus familiares vivos. Por lo que les piden que si leen está información, sepan que están buscando, que siguen en la lucha de encontrarlos para que regresen con sus familias.

Un sistema viciado y controlado

Ender Manzano Sánchez tiene 25 años.

 

 

 

Damaris Arias, es la esposa de Henry Jesús Chirinos Cobis, un hombre de 24 años que subió a la lancha sin dinero, pero dejó su carro en garantía del pago para buscar una calidad de vida para su familia, ya que tenía una bebé recién nacida. La idea era trabajar en la isla y enviar dinero para que posteriormente se fuera su esposa con la bebé.

La joven madre asegura que han sentido como los organismos de seguridad les dan la espalda, no hay respuestas y tampoco acciones pese a que han pasado casi tres años y aunque se comprobó que hay un delito de trata de personas.

Lamenta que aunque las órdenes de captura para otras personas que están libres, llegan a los organismos policiales se pierden sin ninguna explicación y el proceso se reinicia y vuelve a empezar.

“Les pedimos a las autoridades nacionales que pongan el ojo en Falcón, no es normal que este juicio se haya retrasado tanto, que se sepa que hay trata de personas y aún no nos den respuestas. Pedimos a la fiscalía trece que avancen las investigaciones y se haga justicia”, dijo.

Otra Navidad esperando el regreso

Henry Jesús Chirinos Cobis es padre de una niña que dejó recién nacida.

 

 

 

 

Para Carmen Sánchez, una mujer que trabaja en la empresa pública y que su sueldo no le alcanza para los gastos; le ha tocado pedir dinero, prestar y hacer dulces típicos para reunir dinero y acudir a las audiencias en Punto Fijo; también para hacer los viajes y las investigaciones que llevan a cabo.

“Hablar de ese día, el último que vi a mi hijo no es fácil y menos en estas fechas. Mi mayor anhelo es que regrese sano y salvo, volver a abrazarlo. Nadie sabe la incertidumbre que vivimos a diario por no saber nada de ellos; sin una llamada, sin un mensaje. Hemos hecho de todo para lograr que la investigación avance, pero lamentablemente en este país es así: dime cuánto tienes y te diré cuánto vales, todo se mueve con dinero y nosotros somos familias de escasos recursos que se nos ha hecho imposible luchar contra ese monstruo que es la trata de personas”.

Su hijo ya vivía en Aruba, se desempeñaba como ayudante de albañilería, pero fue deportado por no tener los documentos en regla. Luego, el joven decide irse en lancha de forma ilegal, pero antes de ello, tramitó el pasaporte de su madre en Falcón porque la idea era que ella se fuera a la isla una vez que abrieran la frontera.

Ender Manzano Sánchez tiene 25 años, es de Coro, capital del estado Falcón. Su viaje estaba programado desde principios de año, pero el lanchero conocido como “el Catire”, siempre le informaba que debía esperar porque no podían viajar con pocas personas.

Fue hasta el 17 marzo que se concretó el viaje en horas de la tarde. Ender logró avisar vía WhatsApp a su madre que la lancha ya había cargado todo y que estaban listos para partir, además que se volvía a comunicar al llegar a la isla, esto último nunca pasó.

Carmen aún tenía en su teléfono el número del lanchero con el que logró comunicarse varias veces, hasta que el hombre no respondió más a sus preguntas. La madre del joven está segura que su hijo está vivo, porque además del sentimiento de madre también ha tenido pruebas; a eso se aferra para no perder la esperanza de volver a encontrarse con el amor de su vida.