Cambio Colombia: Gustavo Petro rompe el silencio sobre los escándalos de su hijo y su hermano

Cambio Colombia: Gustavo Petro rompe el silencio sobre los escándalos de su hijo y su hermano

Gustavo Petro, presidente de la República. – Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

 

 

La revista Cambio Colombia le hizo una entrevista al polémico presidente de Colombia, Gustavo Petro en la que se destaparon varios de los temas que han causado conmoción en la política latinoamericana.





Por lapatilla.com / Con información de Cambio Colombia

El mandatario se refiere al escándalo de su hijo Nicolás, a su hermano Juan Fernando Petro, a la influencia de la primera dama y su distancia de Roy Barreras.

Video: Cambio Colombia

 

La revista le hizo una serie de preguntas a Petro que no le dejaron otra opción sino revelar detalles sobre varias aristas de su vida, sobre todo aquellas que han causado revuelo.

Acá dejamos las preguntas realizadas al mandatario y cada inesperada respuesta:

CAMBIO: Presidente, en su libro usted escribió: “fue muy extraño conocer a mi primer hijo en la cárcel, sabiendo que no lo volvería a ver en mucho tiempo”. ¿Qué clase de padre ha sido usted para Nicolás? ¿Tuvo la oportunidad de enseñarle valores?

Gustavo Petro: No, porque fue la época de la clandestinidad. Una vez salí de la cárcel me perdí, digamos, desde el punto de vista legal. Lo recuerdo como el episodio de mayor libertad, porque no tenía ni mi cédula ni me llamaba así. Yo alcancé a estar un año con Katia y con Nicolás en Bucaramanga en la clandestinidad. Me conseguí un colchón y me conseguí un corral, precisamente un corralito de esos de niño, para que pudiera estar en el colchón. Dormíamos en el piso. Para poder leer, porque siempre me ha gustado leer, me tocaba robarme los libros de las librerías. Era el jefe del M-19 en toda esa región. Hasta que vi en un artículo de Vanguardia, que es el periódico más conocido en el nororiente, una operación que hizo el Ejército de ese entonces contra una pareja del ELN y mataron el bebé. Y entonces, por esa y otras razones, yo me separé de mi hijo y de Katia. Empecé a caminar en soledad los caminos de la clandestinidad. Hasta que vino la desmovilización del M-19 en el 90. En ese año, él todavía era un niño. Pero yo ya había hecho una vida sentimental aparte. Y no nos volvimos a encontrar realmente. Él se crio en Córdoba. Estudió allá. Hizo su universidad. Realmente nunca tuvimos la oportunidad de convivir. No lo crie, esa es la realidad.

CAMBIO: ¿En algún momento se vuelven a encontrar y usted puede asumir el rol de padre presente? ¿O ese espacio simplemente nunca se da?

G.P.: Es una sensación extraña. Digamos que es un reencuentro que tiene una especificidad, yo tenía ya una vida política. Relativamente brillante, llamémosla así, fulgurante, en medios, etcétera. Iba creciendo paulatinamente y él entonces encuentra a su padre así, digamos, como una figura fulgurante que sube y empieza a acercarse más a mí. Le noto inquietudes políticas, más desde el punto de vista electoral, que ninguno de mis otros hijos ha tenido.

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