En el borde de la selva del Darién en Panamá el viernes, los venezolanos constituían la mayoría de los migrantes que esperaban autobuses que los llevaran a toda velocidad a través del país hacia Costa Rica, donde planeaban seguir avanzando hacia el norte.
Por Juan Zamorano y Gisela Salomón | The Associated Press
Annie Carrillo, una migrante venezolana de 38 años que viajaba con su esposo colombiano y otro amigo, dijo que habían cruzado la densa selva sin ley desde Colombia en tres días después de pagar 350 dólares cada uno a un guía. Cuando se enteró del plan del gobierno de Estados Unidos de reiniciar los vuelos de deportación a Venezuela en los próximos días, Carrillo dijo que era desalentador.
“Nadie emigra de su país porque quiere. Uno migra porque tiene necesidades básicas y no hay apoyo en su país de origen”, dijo, comenzando a llorar.
El gobierno de Estados Unidos espera que la amenaza de deportación sea suficiente para que los venezolanos reconsideren intentar ingresar ilegalmente a Estados Unidos y opten por el sistema de citas en línea para presentar solicitudes de asilo u otras vías legales. Pero algunos migrantes dijeron el viernes que eso no les impediría continuar su viaje.
Venezuela ha sufrido crisis políticas, económicas y humanitarias en la última década, empujando al menos a 7,3 millones de personas a migrar y haciendo que los alimentos y otras necesidades sean inasequibles para los que se quedan. La gran mayoría de los que huyeron se asentaron en países vecinos de América Latina, pero muchos comenzaron a llegar a Estados Unidos en los últimos tres años.
Los observadores han señalado que a principios de esta semana la administración Biden justificó la expansión del estatus de protección temporal para los venezolanos anunciada el mes pasado señalando los graves desafíos humanitarios en el país. Pero ahora el gobierno ha decidido que Venezuela no es lo suficientemente mala como para evitar que deporten a los migrantes de regreso allí.
El subsecretario de Política Fronteriza e Migratoria del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos dijo el viernes que ya está repatriando personas a países con situaciones humanitarias similares a las de Venezuela.
“Estas repatriaciones directas obviamente se hacen ahora a Venezuela, pero también a otros países que tienen situaciones complicadas como Haití, Cuba y otros países del mundo”, dijo Blas Núñez-Neto a periodistas. “Lo que estamos anunciando está de acuerdo con nuestras leyes, con nuestras obligaciones internacionales”.
La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos se encontró con venezolanos 22.000 veces a lo largo de la frontera suroeste en agosto, casi el doble que en julio, pero aún ligeramente por debajo de los 25.000 encuentros de agosto de 2022. Aunque los venezolanos representan alrededor del 60% de los migrantes que cruzan el Tapón del Darién este año, siguen el número de migrantes de países como México, Honduras y Guatemala en la frontera con Estados Unidos. Al menos 18 migrantes murieron y más resultaron heridos el viernes cuando un autobús que los transportaba se estrelló en el estado de Oaxaca, en el sur de México.
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