La guerra en Ucrania, el renacer de la Otan y la amenaza rusa a la seguridad euroatlántica

La guerra en Ucrania, el renacer de la Otan y la amenaza rusa a la seguridad euroatlántica

Durante la Cumbre de Madrid, la OTAN definió a Rusia como “la amenaza más significativa y directa a la seguridad, la paz y la estabilidad del área euro-atlántica” (Archivo DEF)

 

 

 





Poco antes de la pandemia, importantes líderes europeos, como el presidente francés Emmanuel Macron, hablaban de la “muerte cerebral” de la Alianza Atlántica. En EE.?UU., por su parte, Donald Trump se quejaba de tener que pagar la factura de los gastos militares de Europa. Su sucesor, Joe Biden, trató de moderar el discurso y recomponer los vínculos entre Washington y sus socios europeos. Sin embargo, el clima de desconfianza ya estaba instalado, así lo reseñó INFOBAE.

Todo cambió el 24 de febrero de 2022, con el inicio de la guerra en Ucrania. Por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial, una gran potencia lanzaba una operación militar a gran escala contra un país vecino, violando todas las normas del Derecho internacional. La guerra volvía a tocar las puertas de Europa y la OTAN se enfrentaba a una encrucijada: ¿dejar caer al gobierno de Kiev y que el país volviera a la órbita de Moscú; o brindar su apoyo militar al país invadido?

Finlandia y Suecia, dos nuevos socios escandinavos

Las sanciones económicas contra el gobierno de Putin no se hicieron esperar y lo que parecía impensado se hizo realidad. Los socios de la Alianza Atlántica comenzaron a entregar armamento pesado, sistemas modernos de defensa y municiones a las FF.AA. de Ucrania.

Frente al avance de Moscú sobre el flanco oriental del continente, la OTAN activó todas las alarmas. Polonia y los países del Báltico revivieron los fantasmas de la Guerra Fría, cuando sus territorios estaban bajo el yugo soviético o integrados al Pacto de Varsovia, dentro de la órbita de Moscú.

Más al norte, dos países escandinavos que históricamente se habían mantenido neutrales, solicitaron su integración a la OTAN. Finlandia rompió así la posición de cautela asumida tras el final de la Segunda Guerra Mundial, para evitar cualquier escalada frente a un vecino incómodo: la Unión Soviética. Suecia, por su parte, decidió poner fin a más de dos siglos de neutralidad, una política iniciada tras el final de las Guerras Napoleónicas en 1815.

Más detalles en INFOBAE