Las dos razones, una de ellas durísima, por las que la presunta víctima de Dani Alves reclama ahora la indemnización

Las dos razones, una de ellas durísima, por las que la presunta víctima de Dani Alves reclama ahora la indemnización

Dani Alves. (AP Foto/Andre Penner)

 

El “caso Alves” daba ayer un giro inesperado. La presunta víctima de violación en la discoteca Sutton de Barcelona hace casi un año cambia de opinión. Tras dejar claro en su primera declaración que renunciaba a cualquier tipo de indemnización económica, ahora está dispuesta a recibir la cantidad exigida por la Fiscalía de 150.000 euros y así lo ha solicitado su abogada en un escrito a la jueza. En sus declaraciones realizadas el 20 de enero, la joven de 23 años negó hasta en tres ocasiones cualquier voluntad de recibir una indemnización.

Por larazon.es





En un documento al que ha tenido acceso ‘La Vanguardia’, la abogada de la presunta víctima explica cómo en un primer momento la víctima había rechazado la compensación por daños y perjuicios creyendo que así reforzaría sus argumentos, sin ser consciente de “las consecuencias plenas del delito ni de las circunstancias sobrevenidas que le impedirían, como así se reseñó en el informe médico forense, el desarrollo de una sintomatología ansioso-depresiva de intensidad globalmente moderada y, por tanto, un deterioro importante en diversas áreas del funcionamiento diario”. Según la abogada, la supuesta víctima sigue manifestado síntomas de depresión que la mantienen en una situación de baja laboral y en tratamiento psicológico.

La Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual (ley del solo sí es sí) contempla que las víctimas de este tipo de delitos pueden cambiar de parecer en este sentido a lo largo del proceso judicial si las secuelas acaban siendo más graves de las que se preveían inicialmente, por lo que la jueza instructora ha aceptado la petición de indemnización por parte de la acusación.

Pero ¿Cuáles con las razones que han provocado este cambio de opinión?. La primera de ellas se basa precisamente en el motivo por el que inicialmente renunció. No es la primera vez que se lograr salir indemne de casos similares previo pago de una importante suma de dinero y eso es lo que la víctima quiso evitar.

Su credibilidad en juego

Pese a que la magistrada le recordó que tiene derecho, en caso de condena, a ser resarcida económicamente por las lesiones y los daños morales sufridos, la mujer renunció explícitamente a ejercer ese derecho porque su objetivo, según explicitó, es que se haga justicia y que el exjugador del Barça pagase con la cárcel por lo ocurrido. La declaración de la joven fue desgarradora pero sobre todo “contundente y sin contradicciones” por o que su intención al renunciar al dinero no era otra que lograr que su versión fuera “más válida, más creíble”. El hecho de que el acusado sea famoso y rico acrecentó el miedo de la mujer a no ser creída y su única baza residía entonces en demostrar que su objetivo no era económico. Y es que el estereotipo del interés de la víctima suele ser el relato habitual utilizado por las defensas de los acusados por violencia sexual para desacreditar a la víctima.

Así se vio, por ejemplo, en el caso de Santi Mina, cuando su defensa presentó un recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) contra la condena a cuatro años de prisión para Mina asegurando que la víctima “exigió en un primer momento cuatro millones de euros” y “en un segundo momento, 400.000 euros, para retirar” la denuncia por abuso sexual. Durante la vista oral, la estrategia de la defensa de Mina fue dirigida a desacreditar el testimonio de la víctima y a cuestionar la ausencia del consentimiento en la relación y en el recurso fueron más allá subrayando un chantaje de la víctima para conseguir dinero.

La propia mujer de Dani Alves dejaba entrever algo similar. “Yo he visto muchas veces como mujeres se acercan al reservado, atrevidas, a intentar algo con mi marido en mi cara. Si lo hacen en mi presencia no me quiero imaginar cuando yo no estoy. Ya sabemos lo que buscan”, aseguró Joana Sanz tratando así de quitar veracidad a lo que dice la mujer demandante.

Ahora, una vez que se ha denegado la libertad de Alves en numerosas ocasiones y que los magistrados han acreditado que los indicios y pruebas forense respaldan la declaración de la víctima, su defensa ya no necesita reforzar esa credibilidad.

Graves secuelas

El segundo motivo es mucho más duro: las graves secuelas que sufre la víctima que sufre la víctima. La joven está todavía de baja laboral. Han pasado meses y todavía no ha podido superar el trauma que le supuso la acción de Dani Alves. La fiscalía detalla en su escrito de acusación que, según el informa psiquiátrico forense, la mujer presenta sintomatología de tipo ansiosa depresiva con somatizaciones, compatible con un trastorno secundario a “un hecho estresante o traumático”. Los facultativos concretan que su intensidad “globalmente es elevada”, con “repercusión funcional a nivel laboral y social”. El estrés “ambiental” posterior, indicen, actuó como potenciador de esta situación. La afectación psíquica se extiende a “las áreas personal, socio familiar y de salud física y mental”. Los informes periciales recalcan que la joven sufre en la actualidad un “trastorno de estrés postraumático” importante.

“Tuve mucho miedo. La cara, el tatuaje… y hasta día de hoy son escenas que me vienen mucho”, relató la joven a los psicólogos de los recuerdos que no puede evitar.

Unas imágenes que suelen ser recurrentes en este tipo de abusos. Y es que la joven vive un calvario desde la misma moche que se produjeron los hechos. “Su sintomatología ya no es de una mujer que ha sufrido una agresión sexual sino que aquí se suma una presión mediática, es decir, es un plus en esta sintomatología traumática” alertó su abogada ante los continuos intentos del brasileño por desmontar su relato y minar su credibilidad -el mayor temor de la joven-.

La joven de 23 años, está bajo tratamiento psiquiátrico desde el episodio y evita seguir las noticias. “Está recibiendo apoyo psicológico a través de una entidad pública especializada en el tratamiento de víctimas de violencia”, desvelaba en su día la letrada.

En un informe presentado en el Juzgado de Instrucción 15 de Barcelona, se relatan las serias secuelas que sufre la joven desde que pasaron los hechos como miedo, asco o “angustia”.

“Llanto, asco y ataques de pánico”

La joven que denunció al futbolista acude varias veces al mes a una asociación especializada en atender a víctimas de de violencias sexuales y machistas. En su visita al médico forense, a la que acudió con su madre, aseguró sentir “rabia”, “tristeza” y “asco” al recordar lo que ocurrió. Además, mencionó la angustia que siente porque a menudo se cuestionan sus palabras y su miedo a salir a la calle por si algún detective contratado por Alves o su equipo legal la estuviera siguiendo, lo que podría terminar dando a conocer su identidad. Asimismo, según el citado informe, rememorar los hechos le provoca un “llanto incontrolable” y ataques de pánico.

Toda una sintomatología traumática que los expertos definen como el síndrome de trauma por violación o RTS.

¿Pero que es el RTS?

Se trata de trauma psicológico experimentado por una víctima de violación que incluye interrupciones en el comportamiento físico, emocional, cognitivo e interpersonal normal. La teoría fue descrita por primera vez por la enfermera Ann Wolbert Burgess y la socióloga Lynda Lytle Holmstrom en 1974.

El RTS es un conjunto de signos, síntomas y reacciones psicológicos y físicos comunes a la mayoría de las víctimas de violación inmediatamente después de una violación, pero que pueden prolongarse durante meses o años después con altos niveles de angustia..

La Red Nacional de Incesto y Abuso de Violación de Estados Unidos afirma que, en la mayoría de los casos, la etapa aguda de una víctima de violación puede clasificarse en una de estas tres respuestas: expresada (“Puede parecer agitado o histérico, y] puede sufrir episodios de llanto o ataques de ansiedad “); controlado (“el sobreviviente parece no tener emociones y actúa como si ‘no hubiera pasado nada’ y ‘todo está bien'”); o conmoción / incredulidad (“el superviviente reacciona con una fuerte sensación de desorientación. Puede tener dificultades para concentrarse, tomar decisiones o realizar tareas cotidianas).

El síndrome de trauma por violación puede causar angustia severa a las víctimas. Pueden tener sueños recurrentes sobre el incidente y tener flashbacks (como ha admitido la víctima en sus propias declaraciones ante los mossos y ante la juez). Puede que no dejen de recordar el incidente, y quedará grabado en su memoria para siempre. Los episodios frecuentes provocan una incapacidad para concentrarse y recordar otras cosas. Las víctimas también pueden enfrentarse al retiro y al aislamiento.

 

Entre los síntomas más comunes se encuentran:

Entumecimiento.

Funciones sensoriales, afectivas y de memoria atenuadas.

Contenido de pensamiento desorganizado.

Vómitos

Náuseas.

Ansiedad paralizante

Temblor interno pronunciado.

Obsesión por lavarse o limpiarse.

Histeria , confusión y llanto.

Desconcierto.

Sensibilidad aguda a la reacción de otras personas.

El cambio de opinión de la víctima, que acepta ahora una indemnización económica podría abrir la puerta a un acuerdo previo de conformidad que evitaría un juicio -previsto para el próximo mes de febrero- que nadie quiere. La propuesta de la defensa de Alves, según Carlos Quílez en “Y ahora Sónsoles” sería unos 4 años de pena y una “jugosa” indemnización a la víctima.